> Capítulo 16 | Final

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–¡No Peter no! ¡Por favor no! – gritaba Wade entre sollozos abrazado el delgado cuerpo de su chico amado –¡Tu no mi amor, tu no! – Su voz se había quebrado y sus ojos eran un mar de lágrimas que al caer mojaban las sábanas que cubrían a Peter –¡Peter por favor!... por favor no me dejes mi amor por favor.

Ironman y el Capitán miraban atónitos desde afuera del cristal de la habitación, veían al mercenario aferrarse al cuerpo inerte del más joven, como si su vida dependiera de ello, como si no quisiera soltarlo nunca, como si le estuvieran arrebatando su mundo de las manos.
La empatía se apoderó de ellos. Sintiendo el pecho comprimido en cuanto escucharon a Wade llamarle "amor", pues comprendieron entonces la realidad de lo que sucedía. Y las cosas comenzaban a tener un poco más de sentido.
Pronto, la pena los invadió, sus rostros lucían apagados.
Steve abrazó a Tony cuando éste dejó caer por fin un par de lágrimas, lo recargó contra su pecho, acarició su espalda y le susurró algunas palabras que solo Tony logró escuchar. Siempre se mantuvo fuerte para él. Sabía cuánto quería Tony al muchacho y lo que esta situación le había afectado. Él también quería a Peter, lo llegó a amar casi como a un hijo. Se sentía sumamente mal, pero debía estar bien, debía mantenerse firme, por Tony.

Varios minutos después, ambos vengadores ingresaron a la habitación. Wade seguía abrazado al cuerpo más joven, su rostro estaba oculto en las sábanas y sus sollozos apenas alcanzaban a ser audibles.

Steve posó una mano sobre el hombro del mercenario, y lo presionó levemente en señal de apoyo.

Se quedaron en silencio unos minutos más, sin interrumpir a Wade, para que siguiera expresando su dolor por la pérdida del joven.

–Wade... hijo, tienes que levantarte– le habló Steve con voz suave.

No recibió respuesta.

–Van a... llevarse a Peter ya. – siguió el rubio.

–No... por favor no. Tiene que haber una manera, tiene que... ustedes pueden hacer algo– levantó su mirada con súplica hacia Tony .

–No se puede hacer nada contra esto Wade– respondió el castaño.

–Pero... no– volvió de nuevo su vista a Peter sintiendo como la esperanza se desvanecía por completo –Peter, mi amor... por favor, despierta– tomó su rostro entre sus manos y besó su frente –Por favor, no me dejes, por favor mi amor por favor.

–Wade, levántate– Steve lo miró con pena y lo tomó del brazo para ayudarle.

Wade se opuso cientos de veces, pero finalmente no le quedó más remedio que hacerlo. Entonces los médicos cubrieron el cuerpo de Peter completamente para llevárselo.

Wade salió del hospital.

¿A dónde fue?

Posiblemente a llorar a solas, a desquitar su rabia, su frustración, su enojo, su culpabilidad, su sentimiento de miseria.

Y no apareció hasta el día siguiente... en el entierro de Peter.

Toda la gente que quería al chico, -sin saber su identidad, claro está- estaba ahí, sus amigos, algunos compañeros de clase, profesores, vecinos y los vengadores.

Wade llegó caminando con lentitud, sin llamar la atención. Los vengadores lo observaron, supieron que se trataba de él enseguida. El mercenario vestía una chaqueta negra, cubriendo con la capucha de esta gran parte de su rostro, un pantalón de mezclilla desgastado y una gorra negra.

Se posó cerca de un árbol, un poco apartado de la gente. Se recargó ligeramente en el tronco y metió sus manos dentro de los bolsillos de la chaqueta, ahí, llevaba metida una rosa blanca ligeramente marchita.

"Mi super héroe favorito"| SpideypoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora