Hola mi amor

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Me duele todo. No puedo abrir los ojos. Siento todo el cuerpo pesado. Porque me cuesta tanto despertarme. Solo he cerrado los ojos por unos minutos. Al menos he logrado recuperarme.

Lo intento nuevamente y mis ojos se abren con lentitud tratando de ubicarse y ver que todo este bien. Me levanto, estiro y en ese momento es cuando dos personas entran hablando y sonriendo deteniendo sus movimientos al verme mi padre y el Abuelo Workayth. Tengo suerte de tenerlo. Con la muerte de mis dos abuelos tanto paterno como materno el es el único que figura como tal y me quiere aunque no lleve su sangre. Creo que me quiere hasta mas que a su propio nieto.

-vaya, vaya pero miren quien decidio unirse al mundo de los vivos- río de las oportunas diatribas del abuelo.

-oye! Tampoco soy una debilucha. Solo estaba cansada no exageres que no estaba en mi lecho de muerte- me lamento por la eleccion de palabras al ver la expresión del abuelo mirando hacia su nieto en la cama.

-No quise decirlo asi. Sabes que nunca permitiria que le sucediera algo a Luke.-

- Lo se, solo quiero que lo sigas cuidando como ahora y trates de arreglar lo que en el pasado se rompió-

-Abuelo hay cosas que tu no sabes...

-Y creo que tu tampoco. Porque no hablamos mejor de esto cuando Luke despierte?- no creo que quiera estar aqui cuando eso suceda. No se como reaccionara al verme.

-No creo que le agrade verme aquí-

Todos me miran pero ninguno dice nada. La verdad es que solo Luke puede decirme como se siente con respecto a mi y pronto podre saberlo. Solo no creo que este lista para su rechazo. Bueno Alexa técnicamente tu lo rechazaste primero asi que ahora te aguantas.

Han pasado cuatro horas y Luke aún no despierta no entiendo porque tarda tanto.

Camino por la habitacion y me paro en la esquina junto a la ventana saco uno de mis cuchillo y comienzo a jugar con el balanceandolo entre mis dedos. Trato de ignorar las miradas de los presentes y la llegada de mi suegro.

Hecho un vistazo a Luke y recuerdo como solia ser todo antes de mi huida.

Mi padre siempre visitaba al rey y la reina. Era su deber mantener una estrecha y llevadera relación con ellos. Cuando tenía dieciocho Cada viernes toda la familia asistía a una cena con el rey para convivir, todos; excepto yo. Me las arreglaba para convencer a mamá y papá de que me dejaran ir a pijamadas, campamentos de fin de semana, cursos extranjeros. Siempre logre evitar esas dichosas cenas de fraternizacion hasta que un dia la curiosidad del abuelo Workayth me privo de mis agradables excusas. El queria conocerme. Y mi padre como buen diplomatico que es buscando siempre complacer a la realeza me obligo a ir.

Siempre fui la chica rebelde que disfrutaba de su propia identidad. Me vestía tipo rockera y adoraba la motocicleta que Bopapa me habia regalado, pero ese día tuve que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad y llevar un estupido vestido. Al menos pude elegirlo yo para gran inconveniente de mamá. Era un hermoso vestido negro de un solo hombro. Lo tome de una selección de moda fashion llena de alquimia y belleza para mujeres jóvenes y sofisticadas pero que buscaban mantener su estilo oscuro, era estilizado se pegaba a mi cuerpo como una segunda piel, era corto muy corto pero lleno de embrujo, espíritu desinhibido, cool y chic para chicas como yo que buscan el cambio constante. Suave al tacto, reflejaba mi manera joven de sentir la moda y de la libertad femenina, para alguien como yo que odiaba llamar la atención esta vez queria hipnotizarlos y realzar mi belleza. Mi madre estaba horrorizada al verme mientras yo sonreia, me sentia fashion y sofisticada pensaba que el diseño era de alto voltaje. Me gusta romper con los convencionalismos, ademas quien sabe cuando iba a usar otro vestido tenía que aprovechar esta única oportunidad para desplegar mis curvas.

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