Advertencia: Este capítulo contiene Lemmon
Un fugaz roce de labios, aquel beso no fue más que eso, un fugaz y suave roce de labios; apenas se separaron unos escasos centímetros se miraron fijamente, intentando transmitir tantas cosas que callaban desde hace algún tiempo: dudas, sentimientos, deseos... una mezcla de tantas cosas que los abrumaba de sobre manera. Había tantas cosas que querían decir pero que ninguno se atrevía a expresar.
Óscar giró levemente en dirección a la ventana, el olor a tierra mojada inundó su nariz; el gélido viento y las pequeñas gotas que chocaron contra su cara lo hicieron volver en si ¿en qué estaba pensando al haber actuado de esa manera? Él no era así, por lo general solía ser reservado en cuanto a sus sentimientos y calmado respecto a sus acciones; en ese preciso instante deseo ser una gota y deslizarse lejos de ahí.
Si, le gustaba en Naiko más que la cresta, estaban solos, aquella era una oportunidad perfecta para muchas cosas. Miró de reojo a su acompañante, Nicolás cubría su boca con ambas manos, mirándolo con los ojos bien abiertos, le dio una nueva calada a su pito y suspiro mientras botaba el aire, suponía que le debía una explicación.
-B-Bestia ¿qué weá?
-Puta, perdón. Creo que la cague.
- ¿Por qué...? Tú... -El mayor no era capaz de articular una oración con coherencia, sentía una sensación tibia en sus labios y un mareo repentino, no entendía absolutamente nada.
-Me gustai -comenzó a hablar lenta y fuertemente, intentando que su voz no se perdiera entre el sonido de la lluvia- ya, lo dije, me gustai. Por eso te besé -trató por todos los medios de apaciguar los latidos de su corazón, sin tener ni la menor idea de que el corazón de aquel joven que se encontraba a su lado estaba en las mismas condiciones.
Ninguno dijo nada más, el sonido de la lluvia invadió de nueva cuenta aquella pieza, terminaron su té y su pito respectivamente y Bestia cerró la ventana.
-Weón, te vai a enfermar, tení que quitarte esa ropa -pensó que quizás fue una mala elección de palabras cuando vio como Naiko se estremecía de pies a cabeza, sonrojándose. Puta la weá- ya sabí donde está la ropa, voy a dormir al sofá, usa mi cama nomás -acto seguido tomó la taza, una cobija y se dirigió escaleras abajo.
Apenas cerró la puerta Naiko se dejó caer en su cama, boca arriba con los brazos extendidos, finalmente pudo respirar con tranquilidad, notando que la cama tenía impregnado el aroma de su dueño y olor a todo aquello que solía fumar el susodicho ¿De verdad lo había besado y le dijo que le gustaba? Su corazón latía con fuerza, feliz; le parecía un golpe de suerte tan increíble el ser correspondido por la persona que te gusta. Siempre creyó que era el Peshoh quién le gustaba, es decir, ambos se comportaban bastante fletos cuando estaban juntos.
De pronto un pensamiento irrumpió su mente de forma estruendosa, el Bestia se había confesado y él, quién también sentía esa atracción, no dijo absolutamente nada ¿cómo tan aweonao? Se paró y corrió tras Óscar, esperando no estuviera dormido, se sintió aliviado al ver al Bestia acostado en aquel incómodo sillón, mirando desinteresadamente quién sabe qué cosa en su celular.
- ¡Óscar! –tan pronto como habló se arrepintió, actuó sin pensar, sabía qué quería decirle más no el cómo decírselo.
- ¿Si? -insistió, extrañado por la actitud del otro, pensaba que se encerraría en su pieza el resto de la noche. Se levantó, con bastante paja, y se encaminó, tanteando los muebles por la falta de luz, a donde estaba el menor, al poner su mano en su hombro se percató del algo- Puta que erí weón, si seguí con esa ropa te vai a...
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Lluvia - Beiko (Jaidefinichon - Goth)
RomanceAl final de aquella noche lluviosa de finales de Agosto, dos jóvenes que no esperaban nada el uno del otro, se darán cuenta, de una manera que jamás hubieran imaginado, que algo floreció entre ellos. La pregunta no sólo es ¿desde cuándo existía ese...