Contuvo la respiración un par de segundos, contando en su mente, lentamente, del uno al diez en un intento infructuoso de relajarse.
- Hola Naiko –saludó mientras sonreía tímidamente la persona que se encontraba fuera de su casa, mirándolo fijamente de una forma que no supo descifrar, haciéndolo sentir sumamente incómodo- ¿cómo estay?
- Por la cresta–pensó Nicolás- ¿qué hace este weón aquí?
Le parecía sumamente extraño que él estuviese ante puerta, algo no le cuadraba. Antes de siquiera hablar examinó detenidamente al hombre ligeramente más bajo que él que yacía frente a sus ojos, pequeñas gotas de lluvia se mantenían inertes en su ropa evidentemente húmeda, especialmente en la zona de los hombros y pantorrillas, otras más descendían parsimoniosamente desde su cabello hasta sus hombros, su nariz roja, así como la palidez en su rostro y el vapor que emanaba cadenciosamente de sus fosas nasales y de su boca al hablar le indicaban que había estado una cantidad considerable de tiempo en el frío, probablemente esperándolo.
- Hola –dijo extrañado, un silencio los cubrió a ambos, sabía que se arrepentiría por lo que diría, pero él era una persona que siempre se preocupaba por lo demás, sin importar si le caían bien o no, si los había tratado relativamente poco o si en el pasado hayan tenido riñas con él; antes de que el otro pudiese pronunciar palabra alguna continuó hablando- Está haciendo más frío que la chucha ¿querís pasar?
- Me encantaría, llevo más de una hora sentado en la banqueta, no sé si aún tengo poto.
- Ya... –una sonrisa forzada apareció en su rostro mientras se hizo a un lado para que el joven pudiese pasar.
En cuanto ambos ingresaron a la casa, Nicolás miró con cautela el exterior, conteniéndose para no cerrar la puerta con llave, repentinamente se sentía al borde del pánico, algo que no sabía identificar con exactitud comenzaba a nacer en su pecho, extendiéndose lentamente por cada rincón de su cuerpo, sin saber si aquella presión que se apoderó de su caja torácica era debida a un presentimiento de que algo no iba bien o una lógica inconsciente; se giró para observar a su invitado, el malestar en su pecho aumentó en cuanto sus ojos se volvieron a encontrar con los de aquel hombre.
- Mi pieza está en el piso de arriba, tiene unas weás pegadas en la puerta –le dijo aún incómodo- Espérame ahí mientras hago café para ambos.
- No sé weón, ¿puedo ayudarte en algo?
- Na po', espérame ahí nomás, en seguida subo –soltó de golpe.
- Al tiro –respondió ligeramente cohibido.
Permaneció con una sonrisa parado en medio de la sala, en cuanto perdió de vista el cuerpo de su visitante se adentró en la cocina, sin importarle que su pieza estuviera echa un desastre, pensando, mientras esperaba a que el agua que acaba de colocar en la estufa hirviera, en la mejor forma de echar a ese hombre de su casa. Una vez que terminó de preparar ambas bebidas, subió con lentitud las escaleras, postergando el llegar a su habitación todo lo que le fue posible, apenas ingresó a su pieza se encontró con su inoportuno visitante sentado en la silla de su computador, escribiendo con nerviosismo y rapidez algo en su celular, al cerrar la puerta saltó ligeramente en su lugar.
- Weón ¿estay bien? –preguntó divertido.
- S-si, es solo que... mi polola –giró su celular en sus manos- se enteró de algo que no debía saber.
-Chucha...
-Sí...
-Toma –le extendió la humeante taza de café- esta un poco caliente.
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Lluvia - Beiko (Jaidefinichon - Goth)
RomanceAl final de aquella noche lluviosa de finales de Agosto, dos jóvenes que no esperaban nada el uno del otro, se darán cuenta, de una manera que jamás hubieran imaginado, que algo floreció entre ellos. La pregunta no sólo es ¿desde cuándo existía ese...