Agosto 27. Domingo, 06: 09 am.
Despertó gracias al incesante y estruendoso sonido del viento, mientras dormía la tormenta había empeorado: las copas de los árboles y los cristales de las ventanas se movían violentamente debido a la fuerza del aire, no había ni un alma transitando por las calles, en las cuales se formaron riachuelos de tamaño considerable.
No quería levantarse, quería permanecer en la comodidad de su cama aunque fuera por cinco minutos más, palpó lentamente al lado izquierdo de su cama: se encontraba vacía. Con pereza abrió un ojo, si no fuera porque se encontraba completamente desnudo, habría creído que todo lo que pasó la noche anterior se trató de un sueño. Se sentó con lentitud, el frío le había engarrotado los músculos.
Recorrió con la mirada su habitación, topándose con el joven que buscaba parado frente a la ventana, Nicolás se encontraba con la mano recargada en el cristal, vestido con únicamente unos bóxers, sus bóxers. Su ensimismamiento se notaba a leguas.
-Es de mala educación salir de la cama cuándo tení un cuerpo tan sensual como el mío acá -sus palabras hicieron saltar por el susto al mayor, estaba tan sumido en sus pensamientos que lo pilló volando bajo, desprevenido.
Giró con lentitud, su cuerpo semidesnudo mostraba una tonalidad gris por la cercanía a la ventana, haciéndole notar que anoche había olvidado correr la cortina; se acercó sin mucho ánimo y sentó a los pies de la cama, Óscar notó de inmediato las ojeras bajo aquellos ojos cafés, señal de que no había dormido ni un poco, despertando en él un mal presentimiento.
-Hagamos como que esta weá nunca pasó -dijo Nicolás, serio, su mirada demostraba que sus palabras no eran webeo- no sé en qué estaba pensando. Esto nunca debió haber pasado. Mantengámoslo como un secreto.
El más robusto alzo una ceja ¿Naiko era así de weón o se hacía?
- ¿Qué teniai que pensar? Me gustai, te gusto, es normal que...
-No lo digas -pidió con ojos suplicantes.
-Dame una buena razón para no decirlo -mencionó mientras fruncía el entrecejo.
-Somos hombres.
- Si sé ¿y?
- ¿Vo' creí que esto es normal?
-Si -contestó con un tono de voz pajero.
-No es normal, Óscar...
-Weón... -los comentarios del mayor comenzaban a sacarlo de quicio.
-No debió haber pasado, yo...
-Naiko, ¿sabí qué? Pasó: culiamos, lo disfruté, vo' lo disfrutaste y no me digas que no porque anoche gemiste más que perra en celo -interrumpió al más bajo, sonrojándolo furiosamente.
-Pero...
-Ven -dijo mientras daba unos suaves golpes en la cama, invitándolo a sentarse a su lado.
Naiko gateó hasta llegar a la altura del Bestia, quien lo atrapó en un fuerte abrazo, Nicolás se sintió ligeramente mareado cuando sus fosas nasales se inundaron del olor natural del chico, mezclado con un toque de sudor emanado por la actividad nocturna que ocurrió en esa cama.
-Puta, Bestia... Estai pasao' a sudor – aunque fuera cierto, lo decía en un intento desesperado de que el menor lo soltara.
-Eso no te importo anoche...
- ¡Weón! ¿querí parar con eso de una puta vez? -sus mejillas le dolían por el sonrojo tan furioso que se adueñó de él, giro su cabeza en dirección al más alto, mirándolo desafiante. Bestia ni siquiera se inmutó.
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Lluvia - Beiko (Jaidefinichon - Goth)
RomanceAl final de aquella noche lluviosa de finales de Agosto, dos jóvenes que no esperaban nada el uno del otro, se darán cuenta, de una manera que jamás hubieran imaginado, que algo floreció entre ellos. La pregunta no sólo es ¿desde cuándo existía ese...