Parte 10

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En cuanto abrió los ojos sintió una pesadez en sus parpados, un ardor terrible en sus globos oculares, sin necesidad de mirarse en un espejo sabía de antemano que estarían sumamente rojos (y no por una razón que fuera de su agrado), así como la molesta sensación de tener la nariz irritada y el cuerpo cortado, como si fuese un broche de oro para cerrar el día de mierda que tuvo ayer, se había resfriado; sin poder remediarlo y con los músculos de los hombros dolorosamente engarrotados a causa de la tensión que acumuló el día anterior, Óscar se levantó y se encaminó a la ducha, sin dignarse a observar la hora y su celular, tampoco prendió la luz, por la escasa luz que se colaba por entre las cortinas supuso que no tardaría mucho en amanecer. Había pasado una noche fatal, en la cual estuvo dando vueltas en la cama, sin lograr conciliar el sueño durante más de media hora.

Una vez que el agua caliente cayó con fuerza sobre sus hombros, logró relajarse un poco, haciéndolo suspirar de gusto en parte por contrarrestar lo frío de la mañana, sin embargo, aquella calma le duró poco, las imágenes del día anterior se arremolinaron en su cabeza, causándole una dolorosa opresión en el pecho, tan intensa que no le permitía respirar con facilidad, ¿qué se suponía que debía hacer en una situación así? uno de los principales problemas era que el motivo por el cual había pasado una noche de mierda, comiéndose la cabeza en puras weás que cada vez carecían más y más de sentido, no eran meros cahuines, se trataba de cosas que él vio con sus propios ojos, cosas que presenció y que, siendo sincero, le dolieron como la mierda.

Más frustrado que antes cerró de golpe la corriente de agua, entre más pensaba las cosas, menos sabía qué pensar sobre el asunto, su interior era un verdadero desastre, en su cabeza se acumulaban pensamientos inconexos unos con otros y carentes de sentido, en el interior, referente a su estado de ánimo se sentía chato, enojado, confundido y, sobre todo, dolido, por ese motivo actúo sin pensar, con la toalla atada a la cintura se encaminó a su pieza, vistiéndose con las primeras prendas que sacó del closet, en un acto aún más irreflexivo que el anterior, tomó su celular, sintiendo rabia al ver el mensaje de buenas noches con un corazón que el Naiko le había mandado, ignorándolo, tal como hizo la noche anterior, presionó el botón de llamar, marcando al mismo número durante diversas ocasiones hasta que el susodicho le contestó.

- ¿Alóh? –preguntó Naiko con voz pastosa, era evidente que acababa de ser despertado y eso al Bestia le importaba una reverenda mierda- Óscar, weón, son las seis de la mañana ¿estay bien, pasó alguna weá?

Apretó los dientes de tal forma que la mandíbula terminó doliéndole más que la cresta, Naiko y la conchetumadre pensó muy enojado, tomándose su tiempo para putearlo mentalmente, él había tenido una mala noche mientras se torturaba repitiendo una y otra vez lo observado, como si de una película que no deja de repetirse se tratase, sintiéndose como las weás y pensando puras leseras; ahora llegaba ese weón y lo primero que hacía era preguntarle eso, sonando un tanto molesto por la puta hora; por supuesto que no se encontraba bien.

- ¿Óscar, seguís ahí? ¿alóh?

- Voy pá tu casa –contestó tajante.

- ¿Eh? ¿Qué?

- Lo que escuchaste po', voy pa' tu casa, reculiao', espérame en la esquina.

Sin esperar una respuesta colgó, perdiéndose el ¿qué se cree este weón? que dijo Naiko, molesto por ser despertado abruptamente, de mala manera, y recibir aquella orden, porque sí, lo era, Bestia Negra estaba dispuesto a aclarar sí o sí el asunto, no pensaba estar amurrao' en la pega y en su casa como el día anterior, de ser necesario sacaría al mayor de su casa a base de patadas en la raja. Metiendo su celular, pañuelos de papel, audífonos, cartera y llaves en los bolsillos del pantalón que se colocó, salió de su casa, ávido por terminar con sus dudas de una vez por todas.

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2019 ⏰

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Lluvia - Beiko (Jaidefinichon - Goth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora