En algún Lugar del Aeropuerto.
11:46 am.
Me gustaría poder dejar de intentar leer lo que pone en cada cartel publicitario del aeropuerto. Por más que veo letras, llego a la misma conclusión una y otra vez: «Noel, no sabes neerlandés». Necesito que abran ya esa puta puerta y embarcar. Sentarme en mi asiento, cerrar los ojos y dormir. Esta mañana me he dado cuenta de que mi habitación ha quedado como un puto vertedero. Espero que no lloren las camareras de la limpieza del hotel.
Siento que mi mano tirita. Le he preguntado a Alan si a él le pasa. Dice que no. ¡Joder, su puta madre! Liam, que se tiene que meter en todo, dice que a él le pasa cuando bebe mucho y duerme poco.
—O sea, todos los días —le digo.
Él me sonríe falsamente sin enseñarme un jodido diente. Tengo ganas de romperle la cabeza con mis nudillos, pero me tiembla demasiado la mano. Es mejor que haga caso omiso de él. Sí, es mejor. Además, por fin abren la puerta. ¡Salvados! Me levanto con una bolsa en la mano y me dirijo con el pasaporte en la mano hasta la azafata. Sonríe mucho. No sé si sonríe porque todos en los Países Bajos sonríen o porque es azafata y tiene que hacerlo. Me ha guiñado un ojo, deduzco que está loca por mí. Lo siento, nena, paso, me tiembla mucho la mano y quiero dormir.
Mientras estoy dejando la bolsa en el compartimento de encima de los asientos, noto como alguien pasa veloz por mi lado para sentarse al lado de la ventanilla. Me repatea en los huevos. Le miro mal.
—¿En serio, Liam?
—Haberte dado prisa en sentarte, puta tortuga carcamal.
—Búscate otro puto asiento lejos del mío.
—No, búscate tú otro puto asiento lejos del mío. Yo ya estoy sentado y... —se abrocha el cinturón de seguridad— atrapado.
—Por favor, señor, ¿puede tomar asiento? Vamos a despegar en breves.
—Sí, claro.
Miro a Liam y luego a mi alrededor. Todo el mundo está sentado y yo soy el único gilipollas que está de pie manteniendo una conversación de guardería con su hermano pequeño. Resoplo y me siento en el asiento del pasillo. Hay un asiento vacío entre Liam y yo. Me da igual tenerle cerca, sólo que no moleste, por favor. Cierro los ojos tras mis gafas de sol. Me molestan las patillas, pero estoy demasiado derrotado como para separar mis brazos del cuerpo. Además tengo frío.
—Oye, Noel...
No. Joder. El avión acaba de ponerse en vuelo y ya tiene que hablarme. Voy a hacerme el dormido, así seguro que me deja en paz.
—Oye, Noel...
No, claro que no me va a dejar en paz. Por el amor de Dios, es Liam, ¿cómo va a parar de molestar? Lo lleva en la sangre. Será mejor que le haga caso antes de que se ponga a saltar en el asiento para llamar mi atención. Giro la cabeza hacia él pero no hablo.
—Oye, Noel, ¿quién era la pajarita con la que estuve anoche?
—¿Y yo qué coño sé, Liam?
—Te vi entrar a mi habitación.
—No entré, sólo fui a avisarte y vi que estabas...
—Follando.
—Sí, follando. Y me fui.
—¿Y no te fijaste en quién era?
—No, Liam, no me fijé. Era pelirroja, sólo eso.
—O sea que te fijaste.
—No, no me fijé.
—Pues el próximo día fíjate mejor.
—Claro, Liam, me fijaré... —Tengo que hablarle así porque así me deja en paz y tengo puto sueño.
—Es que Bonehead dice que era famosa.
—¡Pues pregúntale a Bonehead!
—Vale, vale.
Se ha puesto a mirar por la ventana. Sigue siendo un adolescente idiota.
Claro que me fijé. Era pelirroja y tenía las tetas enormes. Si es famosa o no, no lo sé, pero que se movía encima de mi hermano como una puta diosa, sí. Sí, joder, me quedé varios minutos mirándoles, pero no voy a admitir eso a Liam. Sobre todo porque no sé por qué no me fui en seguida. Tanta droga...
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Oh, my Brotherly Love
FanfictionSi vas a jugar con las drogas, juega. Si estás dispuesto a divertirte, diviértete hasta el final. Si se te va la cabeza, deja que las cosas sean como parece que tienen que ser. Si vas a repetir constantemente que estás loco por ellas, disfrútalas. ¿...