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HABITACIÓN DE LIAM, hotel de turno.

2:35 am.


El gilipollas de Noel se ha quedado paralizado al lado de la puerta. La morena me está desabrochando la camisa y empiezo a despreocuparme de mi hermano. Que haga lo que quiera, la verdad. Si no, que se vaya, me la suda. Pero la rubia se levanta y va hacia él, le agarra la mano con delicadeza y le trae hasta los pies de la cama donde le sienta con la misma calma. Es inevitable sonreír, parece una puta marioneta. Me mira y sonríe. Vaya pedo lleva.

Me siento al borde de la cama, como él, y la morena me abraza por detrás, besándome el cuello. Daría lo que fuera por algo de priva, así que me levanto y saco las dos únicas latas de cerveza del minibar y una botella diminuta de Moët & Chandon. Seguro que vamos a pagar una pasta por 30 cl de puto champán francés. Me la suda. Abro la botella y le doy un trago. Voy hasta mi chica y le ofrezco, claro que bebe. Seguro que no ha bebido esta mierda en la vida. Luego miro a Noel y le ofrezco también. Me la quita de la mano como un desesperado. Se moja los labios y luego besa a la chica. Me quedo mirando la escena como si estuviese viendo una película romántica y algo se me mueve por el estómago, creo que emoción. La rubia se ríe al separarse del beso y se relame, como si el champán le hubiese dejado un regustillo en los labios. Noel sigue bebiendo y tengo que darle un capón para que me devuelva la botella. Doy un trago y la dejo en la mesilla.

Mi chica está sentada de lado en mis piernas y sus tetas me quedan a la altura de la barbilla. Le muerdo sobre la ropa y se contrae contra mí, abrazándome el cuello. Empiezo a sacarle la camiseta y en seguida la tengo delante en sujetador. No tiene las tetas muy grandes, pero está buena. Me alegro de que haya sido la morena la que esté encima de mí porque la otra es guapa, pero ésta más. Con una mano muy larga, que he ido entrenando desde mi adolescencia, le quito el sujetador en un abrir y cerrar de ojos. Oh, sí. Escucho como Noel y la rubia se están besuqueando a nuestro lado. Diría que me molesta, pero la verdad es que no. En menos de lo que me da tiempo a pensar, agarro las tetas a la chica y llevo mi cara entre medias. Creo que nunca me cansaría de tener unas tetas en la cara. En seguida mi lengua se desliza en su canalillo, de abajo a arriba. La miro y me sonríe. Mi lengua se desliza en su boca y me atrapa con sus labios otra vez. Con una mano le masajeo el pecho y con la otra le doy un tirón en el pelo para tener su cuello libre para lamérselo. Sabe a colonia, qué putada, pero no me detengo y llego hasta su pecho que comienzo a besar despacio. Ayudado por la mano, lo meto en mi boca y me entretengo con su pezón y mi lengua. Creo que esta sensación me gusta demasiado y ella gime.

A mi lado Noel también gime y, sin sacarme el caramelo de la boca, mis ojos se posan en él. La rubia está de rodillas en el suelo, frente a él, y él se está desabrochando los pantalones con prisa. No sé cuándo se ha sacado la camisa. Ella le ayuda con el cinturón y él, rendido, se deja caer hacia atrás contra el colchón. Ella se ríe. Yo sigo entretenido con el otro pecho en mi boca, y mi chica sigue gimiendo, la miro y sonrío. Lamo de abajo a arriba su teta. Noto que a mi lado, Noel está sentado otra vez. Miro y veo como la rubia le quita la ropa interior. No puedo despegar los ojos de la polla de mi hermano, que está enorme y tiesa. Entonces ella se la agarra con la mano y comienza a lamerle despacito. Noel deja caer su peso un poco hacia atrás y se sujeta con los brazos mientras gime, con la cabeza hacia el techo y los ojos cerrados. Joder. Me están poniendo muy cachondo. ¡Me estoy poniendo como una moto! Miro a mi chica y me llevo las manos a la entrepierna. Ella tiene que levantarse. Sólo quiero tocármela, porque debo de tenerla dura como una piedra. Me desabrocho el pantalón con urgencia y me lo bajo con ayuda de la morena. Efectivamente, cuando me meto la mano en los calzoncillos, tengo la cosa como para partir nueces. Ella tiene prisa también por vérmela y tira de mis bóxer que, se enganchan en mi polla como si fuesen una bandera al mástil, y, cuando al fin los saca, mi polla rebota como la goma de un tirachinas. A ella le brillan los ojos y yo me la agarro y comienzo a subir y bajar la mano porque empiezo a tener una urgencia acojonante. Noto sus manos sobre la mía y suelto, sí, mucho mejor que lo hagas tú, nena. Inconscientemente, me he tumbado un poco sobre mis hombros y también miro hacia el techo con los ojos cerrados. Mi chica está de rodillas frente a mí. Yo le agarro la cara con las manos y la beso mientras ella sigue tocando la zambomba, pero la aparto un poco y le sonrío ante su gesto de que no entiende nada. La coloco bien frente a mí y meto mi polla entre sus tetas mientras se las agarro. Oh, sí, joder. Ella pone sus manos sobre las mías. Su pecho es pequeño para esto, pero me gusta de todos modos. Miro un milisegundo a Noel y nota mi mirada y me devuelve la suya. Un segundo después está mirando lo que la chica me hace y entreabre los labios y gime, poniéndole a su chica una mano en la cabeza. Volvemos a mirarnos a los ojos y los dos subimos las cejas. Creo que ninguno de los dos está creyéndose lo que está pasando, pero estamos ya tan en faena que sólo nos sonreímos y volvemos la atención a nuestras chicas.

Mi chica se sienta sobre mí y tengo la polla tan dura que creo que si embisto bien puedo traspasarle la tela de las bragas, pero no. Se mueve contra mí como si la tuviera dentro y me vuelvo loco. Loco de prisa. La agarro por la cintura y me levanto con ella para darle la vuelta y tumbarla en la cama.

—Tengo... tengo... —hablo en alto, pero sólo estoy pensando—. Tengo condones en la maleta —termino de decir. Sí, los compré hace un par de días en ese sex shop al que entramos en Ámsterdam.

Me levantó y rebusco en la maleta, sacando todo lo que hay por medio hasta que doy con la caja. La tiro a la cama y ella saca uno. Sigo mirando como la rubia se la come a mi hermano y me da envidia o algo por el puto cuerpo. Me acerco a la morena, que ahora está sentada en la cama y yo de pie. Me agarra del culo y noto su aliento en mis cojones. Su lengua recorre toda la largura de mi miembro y entonces nos miramos y reímos. Abre el preservativo y me lo coloca despacio, en una caricia delicada con los dedos lo va bajando. Pero de pronto mi cerebro quiere jugar más y me pongo de rodillas y le abro las piernas. Le quito la ropa interior a tirones y llevo mi nariz a su pelvis, acaricio sus húmedos labios inferiores con los dedos y me doy un festín entre su pelo púbico. Noto un roce en mi mano, cuando miro, es Noel que se ha apoyado sin querer. Cuando se da cuenta y nos miramos, noto que su piel me arde y la aparto. Él abre la boca como si estuviera sorprendido de lo que hago, entonces agarra la mano de la chica y la hace levantarse. Le sube el vestido con prisa, la agarra por la cintura y le besa en los esqueléticos huesos de su cadera. Mi chica se retuerce tumbada en la cama con el contacto de mi lengua. Entonces Noel le baja las bragas a la rubia y le besa, atrayéndola con las manos en sus nalgas. Los dos hacemos lo mismo y me gusta. Mi hermano vuelve a mirarme y me sonríe de manera muy lasciva. Me pone. Cierro los ojos y sacudo la cabeza como un perro entre las piernas de mi morena. Por un momento pienso en cómo sería comer una polla. En si acaso se parecería en algo a esto. El siguiente pensamiento que tengo es la polla de Noel en mi boca. Abro los ojos de repente. Me separo de mi chica y la miro bien. No, definitivamente lo que a mí me gustan son las chicas. Sí, sí, sí. Esta piba me vuelve loco. Miro a Noel, porque un ruidito metálico me pone nervioso. No puede abrir el preservativo. Me está dando pena a la vez que me toca los huevos, así que se lo quito de las manos y lo abro. Cuando se lo doy, el roce de nuestros dedos vuelve a quemarme. Me agradece con una mirada y decido que es mejor que pase de él. Me tumbo sobre la morena y sin pedir permiso se la meto hasta el fondo. Viviría ahí dentro para siempre. Gimo mientras me deslizo y salgo de ella. Escucho la garganta agarrotada de Noel, en un gruñido, cuando la rubia se le sienta encima. Cada movimiento mío se acompaña por tres gemidos más. Me da la impresión de que estoy follándome a un montón de gente.

Me encanta.

Oh, my Brotherly LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora