4. Siempre a tu lado

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Sentí cómo iba poco a poco adentrándome en el profundo mar, como iba perdiendo la conciencia. Ya no sentía nada; ni los pies, ni manos, hasta se me había olvidado el dolor de Héctor, y de Álvaro.

Me iba perdiendo entre las suaves mareas de aquella playa de California. Estaba al borde de no sentir nada, de nada hasta que noté como unos fuertes brazos me agarraban con presión de la cintura, elevándome hacia la superficie. Esto parece un sueño, más bien una pesadilla... Al fin llego a la superficie gracias a aquellos brazos pero sigo viendo borroso y estoy inconsciente aún.

Después de eso no me acuerdo de nada, y mucho menos de cómo acabé aquí.

En una cama ajena a la mía.

Me levanto lentamente me incorporo un poco mareada y puedo observar unas paredes blancas con unos cuadros algo extraños; unos elefantes rojos y verdes.

Aún me sentía algo mareada y confusa, no me acordaba de cómo había llegado ahí.

Miro debajo de las sábanas y me encuentro con una camiseta blanca que me cubre hasta los muslos.

Blanco, todo blanco. Me suena, y mucho.

Antes de que pueda sospechar más, aparece Arthur sin camiseta y luciendo sus perfectos abdominales. Acompañado de una bandeja de plata llena de magdalenas de arándanos, mis favoritas.

Se acerca a mi poco a poco y me la deposita encima de las piernas. Se sienta a mi lado y me acaricia suavemente la mejilla.

Este no es el Arthur que yo conozco, se porta tan... Cariñoso conmigo. Hasta se me hace raro decirlo.

- ¿Qué-ue a pasado? - pregunto tartamudeando.
- Estaba dando un paseo cuando oí a un anciano chillar: - ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Se está ahogando!- yo al principio no le hice caso, pero cuando vi que se trataba de ti fui corriendo y me tiré al mar. Fui por ti porque eras mi cargo, y sino me habrían echado un puro... - hace una pausa y continúa- te vi que estabas al borde de la muerte, pero por suerte te cogi a tiempo y gracias a eso, aquí estás.

- Muchas gracias por salvarme la vida - dije con una sonrisa amarga.
Sin decir más cogió la puerta y se largo.
Yo me quedé ahí, pensando en todo. En él y en el verdadero por qué de mi salvación.
Me terminé el desayuno y volví a mi habitación, ahora más que nunca no quería molestarle. Aunque me cueste reconocerlo... Como ha dicho; gracias a mi aquí estás.
Mi mente está en lagunas, pero creo recordar una frase suya.

Flasback

Sentí cómo iba hundiéndome en el mar, dejando la tierra atrás. Cada vez sentía menos, iba dejando poco a poco este mundo. No podía luchar, no tenía fuerzas. El mar era demasiado fuerte, y yo demasiado débil.
De repente un brazo envolvió mi cintura llevándome con el a la superficie. Me dejó descansando en la arena. Pude notar que era él, Arthur. Olía a su perfume habitual.
Se acercó a mi oreja y pude notar como susurraba en mi oído.
- No estás sola, tranquila el peligro ya ha pasado. No permitiré que tú también mueras. Estoy siempre a tu lado.

Fin flasback

<<no permitiré que tú también mueras>>
¿A quién se le había muerto? ¿Estoy siempre a tu lado? ¿No decía que yo era solo una obligación?

Miles de preguntas sin respuesta aparecen en mi mente dejándome más inquieta de lo que estaba.

Me tumbé en mi cama y entrecerré mis ojos. Oí el pomo de mi puerta abrirse. Era Arthur.
- ¿Por qué te has ido? - dijo con un tono... ¿Apenado? - Quiero decir, podías quedarte si querías - dijo mirándome directamente a los ojos - quiero decir, Summer viene a las 12:00, así que mientras tanto puedes quedarte - y se fue así sin más.

¿Summer? ¿Quién era esa? Imagino que será su novia. Aunque no tendré que esperar mucho para saber quién es, porque dentro de unas horas la tendré aquí. Con Arthur haciendo... Lo que sea que hagan. Tampoco quiero meterme en eso...

Espero hacerme amiga de ella, o por lo menos conocida. Porque de momento no tenía ninguna amiga, siempre se me ha dado mal eso de hacer nuevas amigas. He estado toda mi vida con las mismas amigas, nunca me había preocupado por encontrar unas nuevas. Hasta ahora.
Aunque de verdad las hecho de menos, sus risas... Todo. Por culpa de los malditos chicos nos hemos separado.
Por eso mismo no creo en le amor, y mucho menos en los chicos. Después de jugar con nuestros corazones y luego tirarlos a la basura con el mayor desprecio posible. Por culpa de ellos he perdido a todas mis amigas. Y eso no me va a volver a pasar, ya no soy tan tonta e ingenua como antes.

De momento aquí no tengo amigas, así que espero congeniar con esa tal Summer...

Lo que no se es que dentro de poco más que amiga... Tendrá que ser enemiga...

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