5. Los ladrones

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Decidí quedarme en mi habitación, puesto a que aunque quisiera conocer a Summer, tenía que respetar la intimidad entre ellos.

Me dispuse a dormir cuando oí un grito, uno tras otro. Venía de la habitación de al lado. Oh no... ¿Le estará pasando algo? Aunque es un imbécil, él me salvó la vida.
Se la debo.

Con toda la valentía que tenía, me dispuse a bajar las escaleras o por otro de mis famosos cuchillos jamoneros, pero visto que los gritos no cesaban me asusté y cojí lo primero que visualicé.

Una escoba.

Armada con ella salí al pasillo y me planté delante de la puerta de Arthur. Con una patada abrí la puerta y empecé a dar golpes con la escoba.

Lo que vieron mis ojos a continuación no tenía nombre.

No eran ladrones, no. Eran Arthur y una chica... Imagino que la tal Summer. Pero no estaban jugando al parchís, no precisamente.

Estaban... ¿Cómo lo digo? Mojando el churro, dando merengue, mojando la galleta, haciendo una tortilla... Es todo con comida, lo sé, lo siento me pasa siempre cuando me pongo nerviosa.

Me quedé completamente en shock, con los ojos como platos y con la mandíbula tocándome el suelo.
- Fuck! - fue lo único que escuché decir a esa tal Summer, tras decir esto se separó de Arthur y se cubrió con la sábana, dejándolo al descubierto. No sabía que era peor; si encontrármelos haciendo travesuras (ya sabéis a lo que me refiero) o ver a Arthur completamente desnudo, y cuando digo completamente, es completamente.

- ¿Piensas quedarte ahí toda la tarde? - dijo él con un tono más que molesto.

Entonces yo reaccioné y con un lo siento y un portazo me fui a mi habitación.

Pero no aguantaba, todas esas imágenes repitiéndose en mi cabeza. Ya sé de que venían los gritos... Menos mal que no cogi un cuchillo... Arthur pensaría que soy la loca de los cuchillos o algo parecido.

Estaba saturada, necesitaba un baño. Pensé en la playa pero después de lo de ayer la descarté por completo. Así que decidí meterme en la ducha. Puse el agua al máximo de caliente y me empecé a relajar por una vez en el día.

Estaba tan a gusto que perdí la noción del tiempo. Oí que alguien golpeaba (más bien aporreaba) la puerta del baño. Yo me limité a gritar un: "ocupado". Pero los golpes no cesaban, así que me envolví en una toalla y fui a abrir. Para mi sorpresa, allí estaba él. Arthur en frene mío con el ceño fruncido y cara de pocos amigos. Me miraba con asco... Hasta con odio. Le mire directamente a los ojos, pero en seguida tuve que desviar la mirada puesto a que me estaba intimidando.

- ¿Por qué coño has hecho esto? - gritó enfadado. Este chico sí que va al grano.
- Yo... Yo.. - oh no dios, estaba tartamudeando, esto solo pasaba en casos de extrema presión - lo siento.- fue lo único que articulé decir, y a continuación agaché la cabeza avergonzada. Como si para mí hubiera sido agradable verlos en pleno tiki tiki...
- ¿Solo vas a decir eso? - cada vez notaba más su odio y su furia en sus ojos. Parecía que iba a echar humo por la boca.
- Sí... - en seguida me corregí- quiero decir, no. Yo oí chillidos y pensé en que habían ladrones que te estaban torturando y nunca me imaginé que fuera a pasar eso.
- Pues que no vuelva a ocurrir. Si pasa otra vez no tendré dudas en hacerte la vida imposible y echarte de mi casa. Puesto que estás en mi casa - hizo énfasis en "mi".

Antes de que dijera nada le cerré la puerta en las narices y empecé a vestirme y a secarme el pelo.

En menos de lo que pensaba ya estaba lista. Equipada con mi pijama de Hello Kitty y mis zapatillas de minions. Sé que es una combinación rara, pero es que no tenía otra.

Entré a mi habitación aún agradeciendo no haberme encontrado a nadie por el pasillo. Me tumbé en la cama y miré al techo. Blanco, como no. Esta casa era el paraíso de la claridad. Todo blanco, todo en perfecta armonía. Cerré lentamente los ojos. Pero un portazo me volvió a interrumpir.

Esa tal Summer apareció hecha una furia y abalanzándose sobre mi.
- Hey! Tú bitch, entérate, he is mío. Okay? Aparta de my way. He only loves mi.

Intentó hacerse entender mezclando inglés y castellano

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Intentó hacerse entender mezclando inglés y castellano. A muy duras penas contuve una gran carcajada. Yo entendía perfectamente el inglés ya que lo había dado desde los tres años.

Y con eso se fue cerrando la puerta tras de sí. No pude evitar pensar que todas mis expectativas de hacerme amiga de esa chica se habían acabado para siempre. Yo fui con toda la mejor intención, más bien ¡a salvarle la vida! Y de momento solo me había ganado el cabreo de Arthur y la enemistad de Summer.

Muy bien Carla, muy bien. Buen comienzo del verano, así se hace.

Me reproché a mí misma, y cerré los ojos rápidamente para no sufrir ninguna interrupción más.

Espero que ha Arthur se le pase... Y que Summer reconsidere nuestra... ¿Amistad?

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