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Capítulo 12

Al despertar pudimos ver que el auto de Becca se veía aparcado frente a su casa desde la ventana de su habitación. Al parecer Josh se había encargado de traerlo hasta su casa para no causar problemas. 

-¿No crees que Josh es un gran chico?-pregunté a Becca mientras tendía la cama. 

-Sí, lo creo-dijo tras un suspiro.-¿Por qué lo dices?

-Bueno porque no cualquier chico se toma el trabajo de traer el auto de una chica a su casa a la madrugada, solo para que ella no tenga problemas-me encogí de hombros.

-Pues tienes razón-dijo mirando a la nada, pensativa.-Pero a decir verdad, no tengo cabeza para pensar en chicos ahora. 

-No pensabas lo mismo anoche-le dediqué una sonrisa pícara. 

-Anoche estaba ebria, Casey-replicó.

-Ya, está bien-solté una risita.-¿Cómo te sientes?

-Nada bien-bufó.-Tengo un profundo dolor de cabeza.

-Son las consecuencias-la regañé y ella rodó los ojos.-Es mejor que descanses.

Tomé mis pertenencias que reposaban sobre la mesa de luz y las coloqué dentro de mi bolso.

-¿Te irás ya?-frunció el ceño y yo asentí.-¿No desayunarás?

-Becca, estaré bien-sonreí.-Tu necesitas descansar,es mejor que me valla. Mañana hablamos ¿Sí?

-De acuerdo-suspiró no muy convencida.-Adiós Casey, y gracias por todo. 

-No hay de que-sonreí y me acerqué para envolverla en un cariñoso abrazo de despedida.-Adiós Becca, procura que tus padres no noten que bebiste. 

-Claro-asintió con una pequeña sonrisa.-Cuídate. 

Y salí de su habitación para dirigirme escaleras abajo. Una vez en la sala noté que la madre de Becca se encontraba en la cocina, al parecer, preparando la comida. 

-Adiós señora Grace-saludé entrando en la cocina.-Gracias por todo.

-Adiós Casey-dijo Angelina con una sonrisa mientras se acercaba para darme un cálido abrazo.-Ve con cuidado. 

-Por supuesto-sonreí.-Nos vemos pronto. 

Y diciendo eso salí de la cocina en dirección a la puerta principal. Decidí caminar hasta casa ya que era un hermoso día y además no quedaba tan lejos. 

Mientras caminaba pensaba que mi primer fiesta en Londres no había sido tan mágica como lo imaginaba, tampoco es que estuvo mal porque la pase genial. Pero no llenó mis expectativas. Quizás es porque solo era una fiesta de cumpleaños, tal vez las fiestas verdaderas tendrían algo que te hicieran vibrar. 

Por otro lado estaba Harry, el apareció a mitad de la noche y me dejó con aún mas dudas de las que ya tenía. La curiosidad ocupaba un gran lugar en mi interior, ya que el no se mostró del todo grosero conmigo como siempre lo ha sido desde que lo vi por primera vez. 

Sino que su mirada contenía un atisbo de dulzura y esperanza. Y dejó que entrara aun que sea un poco en su interior para conocer algo mas sobre el. Me gustó, me gustó que casi se abriera conmigo, que se quedara conmigo en lugar de irse adentro a vigilar a su hermana o a beber. 

Sin que me diera cuenta, ya me encontraba a apenas una cuadra de casa. Mentalmente me fui preparando para encontrarme con mi padre al abrir la puerta, o con cualquier cosa que desatara un conflicto. 

Pero al entrar, me llevé una gran sorpresa. La casa estaba completamente sola, solo se escuchaban mis pasos. Era extraño en verdad, ya que mi madre no trabajaba los domingos y generalmente a esta hora se encontraba preparando el almuerzo.