Capítulo I

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Y al final,

El amor que recibes

Es igual al amor que das.

The Beatles 'The end' (1969)


I PARTE

I

¿Qué día es hoy? ¿Jueves? Debo acordarme de pasar a buscar a Florence por el centro después de aquí. ¿O dijo George que lo haría él? Revisaré el teléfono antes de salir. Oh si...ahora lo recuerdo. Dijo que él lo haría.

Son las...¿4:40? Ese reloj debe funcionar mal. ¿Porqué el tiempo se tarda tanto en apresurarse? No tiene sentido. ¿Cuánto más falta?

Quito la vista del conducto bajo de ventilación y me esfuerzo por observarla, fingiendo un mínimo de atención. Es mi única tarea ahora, ni siquiera está hablando. Vamos James, obsérvala. Concéntrate en lo que va a decirte.

Después de pestañar un par de veces, lo logro. La Doctora Seymour se quita las lentes y levanta la vista del papel. Otro de esos papeles.

-Éste es muy honesto.- Me dice señalándolo con los ojos del otro lado de sus lentes de marco fino y dorado.

La Doctora Seymour es una mujer de edad, la psicóloga de cabecera de Florence y, a mi gusto, demasiado locuaz. Es de esa clase de personas que tienden a querer reparar todo lo que está roto, más allá de su profesión...es extremadamente pulcra, ordenada, organizada y creo que carece de sentido del humor. Bah, nunca la vi sonreír siquiera. Está extremadamente obstinada con ayudarme a superar...todo. No dudo de sus buenas intenciones, pero a veces hay que entender que no todo puede ser reparado. Al menos yo no quiero tener nada que ver con falsas esperanzas, sonrisas forzadas ni extraños ofreciéndome ayuda. Agradecería que me dejaran en paz. Eso sí que lo aceptaría con gusto.

- Dejaste en claro que esto de escribir lo que llevas en tu cabeza no te agrada la primera vez que viniste pero debo decirte James, lo haces de maravilla.

La espío brevemente y vuelvo a concentrarme en el piso. No puedo creer que quiera elogiar algo que ella misma me obliga a hacer.

-Hacemos cosas que no nos agradan por la gente que queremos.- Le digo en tono calmo pensando en Florence y George. Claro que de ser por mí lo último que haría sería estar en otro lugar encerrado que contiene a gente con cartelitos de 'Doctor' en su escritorio. Ya he tenido suficiente con eso y juré no ver más gente así por un largo tiempo. Suena irónico ¿verdad?

-Eso hacemos.- Dice asintiendo. Su cabello es gris y corto, casi como el del profesor Verni. ¿Qué será de él?- ¿Has pensado en Alexandra esta semana?- Dice interrumpiendo mis pensamientos y causando una ola de estremecimiento que me recorre los músculos cansados.

-¿Por qué tienes que nombrarla? Puedes decirle 'ella'- Le digo aún con la mirada perdida. Realmente no quiero encontrarme con la suya en este momento.

-¿Cómo tú haces? James han pasado más de dos meses desde que ella se fue.

¿No se supone que justamente los psicólogos deberían ser un poco más...no sé, 'delicados' con este tipo de temas? Me recuerda al Dr. Murray. Y ahora pienso en su oficina y la asquerosa alfombra. Ella sabía como decirle que no a estas cosas y obligar a los demás obedecer sus decisiones. ¿Cómo es que nunca aprendí el truco?

-'Se fue'...- Repito.- No volverá así que puedes usar la palabra muerte si quieres.

¿Cuándo fue que perdí la capacidad de controlarme a mi mismo?

Una canción para Alex - II libro de Más allá de la realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora