En el barco

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Julian siguió a la fila de su clase desde el bus hasta el barco, allí subió por la rampa de embarque y entró en el barco.

-Madre mia-dijo sorprendido-estos pasillos no se acaban nunca.

Todos sus compañeros parecian igual de excitados que el. Al llegar a su camarote, la profesora le dió la targeta como llave, le recordó que no la perdiese y se fue con los que quedaban de la clase a sus respectivos camarotes.

La mayoria de gente habia cogido habitaciones de 2 personas y las compartian con sus amigos, pero como que Julian no tenia amigos cogió una habitación individual.

-Mejor para mi-dijo para si solo-no voy a tener que compartir la habitación con nadie y puedo ver en la tele el programa que más me apetezca. Primero puso la ropa de la maleta en el armario y lo organizó todo, después, abrió la puerta del minibalcón y se puso a mirar como zarpaban del puerto.

Después de media hora mirando como anochecia en el mar miró el reloj para ver si ya era hora de cenar.

-Que tarde es ya, me estaran esperando todos en el restaurante.

Le costó encontrar el restaurante donde tenía que ir para cenar y escuchar los planes de la profesora de como se organizarian estas dos semanas de vacaciones. Cuando llegó por suerte nadie estaba cenando y la profesora aún no había empezado a hablar.

-¡Que rico está todo!-dijo una chica que se llamaba Holly.

-Es verdad-respondió Julian.

-¡A que si!-contestó Holly con entusiasmo

Julian se sorprendió por unos segundos¡Por una vez en el instituto alguien le había hablado bien!

Después de cenar empezó a hablar la profesora:

-Podeis hacer practicamente lo que que querais en el barco, sois libres, como si una noche os apetece quedaros a dormir en la cubierta-dijo contenta. Unos cuantos de la clase rieron por el comentario-. Ahora, procurad controlaros con la bebida, ya sois mayorcitos para saber lo que haceis.

-¿Profe y podemos subirnos a la chimenea?-preguntó Jim.

-Claro-respondió la profesora con sarcasmo-y si queréis también podéis tiraros por la borda.

Muchos chicos se rieron del comentario.

Después de cenar unos cuantos se fueron al bar a beber un poco, otros se dirigieron al cine a ver que pelis había, muchas chicas se dieron un baño en la piscina, pero como siempre Julian estaba solo. El se entretuvo mirando la televisión, chateando por WhatsApp con su unico amigo que ahora estaba de viaje a Nova York, y después se estuvo en el minibalcón mirando el mar y escuchando su sonido.

-Que bien que se està aquí, que calma-pensó.

A las 12 de la noche se fué a dormir más feliz que nunca, pues estaba en uno de los mayores cruceros de toda la historia.

MS ColosalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora