Epílogo

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Cuando Julian regresó toda su família lo esparaba abrazandole y besuqueandole.

Julian se enteró de que a Steve le habían amputado un pie porque se le heló en el hundimiento y le pusieron una prótesis. También se enteró de que no habían muerto 500 pasajeros sino 1456. Le contaron que todos los de su clase excepto uno habían fallecido incluyendo la amable profesora y los dos matones. Y por último supo porque el barco rozó con el islote. El capitán quería acercarse para verlo de cerca y calculó mal.

En aquel viaje de fin de curso a Julian le habían pasado muchas cosas: había visto saltar a una ballena, se había hecho un nuevo amigo, se emborrachó en la discoteca, plantó cara a los matones, y, finalmente, había sido pasajero de un enorme barco que ahora residía en el fondo del antártico pero cuyo nombre siempre quedará grabado en el corazón. Colosal.

MS ColosalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora