Once.

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Lily,

muchas gracias amiga. Me reconforta un montón leer que me comprendes y siempre estarás ahí. Pero te pido, te ordeno, que dejes de odiarte por lo que pasó ese año. Nunca te odié, ni nunca sentí rencor hacia ti, así que tú nunca debes sentirlo por ti misma. No perdono, porque no hay nada que perdonar, querida, Lilianne.

Lily, dije anteriormente que todo sucedió muy rápido. Y así fue.

Yo era una total ignorante, hasta que supe que no era la única bajo ese techo. Charlie también lo era. Para cuando ya habían pasado ocho días desde lo ocurrido con él, yo pensaba que sus padres venían en camino para acompañarlo. Sin embargo, no era así.

Mi padre, al ver que mi primo no despertaba y no mejoraba de lo que le aquejaba, escribió a mi tío para que viniera pronto a verlo. Eso era lo que estaba en mi conocimiento y hubiera seguido estando sino hubiera pasado una tarde por fuera del estudio de mi padre. Ahí se encontraban mis padres hablando sobre mi primo y su situación actual. Mi madre caminaba de un lado a otro tratando de calmarse, mientras que mi padre apoyado en su librero con los ojos cerrados y apretando los puños trataba de no gritar. Los vi por la puerta entreabierta y dijeron lo que yo ignoraba por completo durante todo ese tiempo. Mi tía Elizabeth, madre de Charlie, se encontraba enferma de gravedad hace semanas, puesto que es una aventurera y bacterióloga que había ido a un país del oriente como voluntaria en busca de alguna cura para una epidemia que comenzaba a expandirse; y esa había sido la razón de la visita de mi primo. Mi tío no quería que la viera así, por lo que decidió mandarlo a la ciudad, por lo que inventó que estaban en viaje lejos de casa y no querían que Charlie estuviera solo luego de una larga soledad sin familia. Además mi primo mayor cuando se enteró y vio el estado de agonía de su madre casi no pudo soportarlo. Tampoco sabían cómo se contagiaba la enfermedad, así que no querían correr el riesgo con su hijo menor.

Así puedes ver que hay familias con un gran valor por la familia. Yo veía a mi padre como un hombre indiferente, serio y muchas veces desagradable, pero cuando supe todo eso me di cuenta que él un hombre dispuesto a hacer lo que fuera por su hermano, como cuidar a mi primo y mover el mundo completo para que este despertara y finalmente pudiera conocer la verdad de su madre.

Estaba completamente equivocada. Amalia Gainsbourg, una completa ignorante y estúpida.

Lloré tanto al enterarme de aquello. Recé mucho para que mi primo despertara y pudiera acompañar a su madre, porque Charlie podía ser insufrible muchas veces, pero quería mucho a sus padres y a su hermano mayor. Nunca querría hacerles daño.

Esa noche lloré mucho. Sentí como si mis propias lágrimas estuvieran ahogándome por dentro. Y me hubiera desbordado sobre el cuerpo durmiente de Charlie si no fuera porque Ben apareció durante la madrugada... me hubiera desvanecido. Suena como una locura, pero realmente me sentía mal. Sentía pena por toda esa familia que estaba en el borde de un precipicio en espera de lo peor. Sentía rabia por Charlie que ignoraba lo que sucedía a unos kilómetros y bajo el hechizo del sueño estaba obligado a permanecer en la completa omisión. El miedo corría por mi cuerpo al pensar que él podía partir en algún momento. Y confusión por todos los sentimientos que se enredaban en un nudo aprisionando mi corazón.

Mis padres nunca supieron que yo me había enterado en ese momento. Sino que creyeron que fue a la mañana siguiente cuando le llegó una carta a mi padre de mi tío comunicando la muerte de mi tía Elizabeth. Murió en el sueño, fue lleno de angustia e intranquilo, eso fue lo peor para ellos. Aunque días antes pudo dar sus últimas palabras a mi primo diciendo lo orgullosa que estaba de sus hijos y cuidara siempre a su hermano menor. Escuchar eso volvió a gatillar el manto de llanto en mí. ¿Y si no despertaba nunca?

Por razones obvias no fuimos al funeral, pero mi tío dijo que se haría en el cementerio cerca de su casa.

Esa tarde fue una de las más tristes para la familia Gainsbourg. Todos rezábamos para que Charlie abriera los ojos y volviera a iluminarnos con su alegría.

                                                                                                                                                   Amalia.


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