Ojos negros, despiertos, como una luz intensa de vida,
Arisco a veces, pero alma grande, valiente, y agradecido,
Amigo, compañero, cómplice de mis alegrías y mis penas,
Te alejaste, en silencio, sin quejarte, y me dejaste vacío,Tu ausencia me atormenta, y tu recuerdo me sosiega,
Independiente y solitario a veces, fiel y cercano siempre,
Noto tu presencia, como una brisa invisible, que no cesa,
Te doy las gracias, amigo, por haber podido conocerte.