Capitulo 1

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Las gotas de lluvia caían sobre el pasto recién cortado del cementerio, las lápidas eran tan frías y estéril  como el clima.  Sus padres mantenían una expresión fría y alejada, muchas personas daban su condolencia a sus padres y a ella, el tío Mark estaba ahí, no se sorprendía, mark era militar y su carácter era muy déspota y frío.

Agarro más fuerte la sombrilla y escucha al sacerdote decir las oraciones, el silencio bajo la lluvia era ensordecedor hasta el dolor. Su vista se pegó al ataúd donde estaba el cuerpo de su hermano, le dolía, Billy era su único hermano no había nadie más... Estaba sola.

Pero su muerte fue repentina, Billy había sido asesinado, ¿porqué? Si era por dinero lo hubieran hecho sus padres habían dado lo que hubieran pedido con tal de que no afectara a su estatus social, había algo detrás de todo esto.

Cuando el sacerdote dijo las últimas palabras se cercó con pasos firmes, las piernas le temblaban, quería lanzarse a la caja y gritarle a Billy que abriera los ojos, que no la dejara sola aquí con unos padres vacíos.

Con cuidado dejo la rosa blanca, se inclino y beso la parte superior del ataúd. Regresó donde estaba y dejaba que los más cercano de la familia dejarán su rosas. Lo peor fue cuando vio que bajaban a Billy al interior del hoyo y después comenzaban a lanzar la tierra. Su tío la agarro mientras el dolor se esparcía dentro de ella, se aferró al brazo de Mark mientras lloraba sin hacer ruido.

Un auto negro paso por el camino que estaba enfrente del entierro, extraño. Pero lo ignoro.

Poco a poco la gente se fue, los primeros en irse fueron sus padres, Maya dejo que su tio la llevara a una cafetería y pedía algo por ella.

Sentada miraba por la ventana, observo como un joven de su misma edad bajaba de un Ferrari negro, vestía de negro, no se sorprendía esto era una cementerio. Era muy guapo pero no le interesaba. Iba a dejar de mirar cuando la puerta del copiloto se abrió, su corazón latió, el hombre más guapo que jamás había visto salió de aquel lujoso carro.

Un pantalón negro de mezclilla, una camisa negra que dejaba ver que tenía un cuerpo bien trabajado, una chaqueta de cuero negra, un rostro perfilado y viril, unos ojos grises, escasa barba, miro sus manos y las tenía tatuadas, apenada volvió a mirarlo a la cara, su compañero la miro y ella desvió la mirada hacia su tío.

— toma —miro la taza de café.

— gracias —agarro la taza y la dejo en la mesa.

— Billy era un buen chico...

Apretó la taza y contuvo el llanto. Agito el café con la cuchara mientras miraba la mesa.

— no entiendo... Si Billy estaba mejorando ¿porqué se fue de tu lado? –pregunto.

— tu hermano tenía secretos como cualquiera, ya era mayor cuando se fue y no soy nadie para retenerlo.

— ¡lo hubieras hecho! –grito.– lo siento, Billy no merecía morir así.... Yo...lo extraño.

— lo se, princesa... —su tio le agarro las manos— estoy aquí para lo que sea sobrina.

Asintió, tomo un sorbo de su café americano. Sé despidió de mark y se quedo ahí en la pequeña cafetería. Se limpió las lágrimas, si llegaba así su madre la regañaría.

— ¿señorita Balfour?

Levanto la vista y vio a un hombre de edad avanzada.

— ¿si? ¿Quién es usted?

El hombre se sentó enfrente de ella, incómoda se ajusto el vestido por debajo y esperaba a que el hombre hablara.

— soy Adam Smith, el abogado de su hermano Billy Balfour.

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