Capítulo 4 "Un paseo... ¿de relajación?

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11 de Junio de 2013.

– Aline, por favor... No le cuentes nada de esto a Mich, solo necesito que guardes silencio, si pregunta dile que no sabías que yo estaría allí, Chase la invitará y solo le dirá que van ustedes. En serio quiero arreglar las cosas con ella, no soporto verla todos los días cuando sale a correr y no poder hacerlo junto a ella, no soporto que no me mire ni me hable, ella lo es todo para mí, me niego...

Y aquí estaba yo, nuevamente escuchando el sermón de Matt, uno muy cursi por cierto, donde él trataba de apelar a mi corazón de abuelita para que yo no le dijera a Mich que el supuesto fin de semana en el bosque era una técnica de su ex para hacer que volvieran a estar juntos. No es que yo no los quisiera juntos -porque vamos, ellos hacen una pareja perfecta según yo- es solo que no me atrevía a mentirle a mi mejor amiga, solo una vez lo había hecho y ella no lo tomó a bien ¡termino prácticamente empujándome en el barro! Y aunque eso hubiese pasado cuando teníamos 10, jamás lo olvidaría, la muy maldita se encargó de dejarme muy claro que no volviera a hacerlo.

Por otro lado, me debatía entre si eso era lo correcto o no, porque si bien Matt estaba tratando de reivindicar el desastre que había ocasionado, Mich debía tener sus razones para actuar de la forma en que lo hacía, por lo tanto, eso me dejaba justo en el comienzo. En definitiva, parte de mi quería hacerlo por un sentido de lealtad hacia Matt -quién me pedía consejos y me los daba cuando yo los necesitaba- y la otra parte, la rencorosa y perversa, quería hacerlo sufrir como él lo había hecho con mi mejor amiga.

– ¿Aline? ¿Ali? ¿Dónde te fuiste? –preguntaba Matt pasando su mano frente a mi rostro.

– Sabes Matt, una parte de mi desea mandarte al demonio... –comenté cruzándome de brazos y adquiriendo una postura rígida, queriendo parecer un poco intimidante, cosa que fallé al darme cuenta que junto a Matt jamás lo haría, él era todo musculo y facciones duras y yo, era pequeña y escuálida–. Pero la otra, que para tú fortuna -gran idiota- es mayor, quiere hacerlo por el hecho de que hacías feliz a mi amiga y ella a ti. Juntos eran un todo, separados... Bueno separados son un asco ¿Acaso te has mirado en un espejo? ¿Has visto las horribles ojeras que tienes? Tu piel esta hasta un poco pálida y dime por favor que te has bañado.

– Oh muchas gracias "amiga" –contestó con sarcasmo–. Muy alentadora tu observación pequeña Sherlock –me miró con el ceño fruncido, el que luego se transformó poco a poco en una sonrisa socarrona–. ¿Quieres averiguar si me he bañado? –preguntó a la vez que se acercaba lentamente a mí, invadiendo mi espacio personal y acercando peligrosamente su axila a mi rostro, el que para mí desgracia quedaba un poco por debajo de su hombro.

– ¡No, no, no! No te atreverías Matthew Alexander "apestoso" Campbell –grité.

– Sabes que si, Aline Elizabeth "enanita" Kate –contestó riendo, para luego adoptar una expresión más seria y alejarse de mi metro cuadrado–. ¿Me ayudarás?

– Sí grandulón, aunque si ella pregunta todo será tu culpa –le advertí.

Luego todo comenzó a dar vueltas, en un momento estaba de pie, al otro giraba y me encontraba presionada en el fuerte pecho de mi amigo–. ¡Muchas gracias Ali!

– Sí, como digas, ¡pero bájame! Me estoy empezando a marear y créeme, ahora estoy un 100% segura de que al menos en las últimas 72 horas no te has aseado correctamente, de hecho, no creo que lo hayas hecho.

Me bajó y me miró haciendo un puchero.

– ¡No me puedes culpar! Para que lo haría si la chica que quiero me ignora, solo es una pérdida de tiempo.

– Eso es en parte lindo, en parte asqueroso –repliqué con una mueca–. Sabes, deberías ir a bañarte, dudo que Mich te quiera cerca si hueles así.

– Está bien, ya me voy, nos vemos mañana temprano, espero que Annie y Rob te dejen venir –dicho eso, se dio media vuelta y caminó hacia su motocicleta.

– ¡Cuenta con eso!– le grité a su espalda, el solo levanto su pulgar en mi dirección.

12 de Junio de 2013

– Aline cariño –dijeron del otro lado de la puerta de mi habitación, haciendo que abriera mis ojos de sopetón, levantándome apresurada de mi cama y causando que me mareara–. Ali, ya son las 9 de la mañana, no querrás que tus amigos se vayan sin ti ¿cierto?

– ¡Ya voy papá! –grité corriendo hacia la puerta y abriéndola, solo para encontrarme a Simón mirándome sin pestañear de pies a cabeza, deteniéndose unos segundos demás en mis... amigas.

– ¡Mierda Simón! –grité tratando de tapar con mis manos abiertas todo lo que se podía, mientras él solo se me quedaba viendo fijamente sonrojado, un sonrojo que en otras circunstancias me parecería adorable.

Lo mire de una forma tal que, si se pudiera, lo tendría sufriendo en el suelo. Retrocedí y sujeté la puerta de mi habitación delante de mí para ocultar mi lindo pijama de su vista.

– ¿Qué haces aquí? –pregunté con nerviosismo, necesitaba vestirme.

Se limitó a mirarme embobado.

– ¿Simón? –seguía mirándome–. Oye.

Nada, solo seguía ahí parado.

– ¡Simón! –le grité a la vez que chasqueaba mis dedos frente a él–. ¡Por el Amo de la Muerte, respóndeme maldito muggle!

Al fin salió de su estupor y se sonrojo aún más.

– Eeh... yo venía... te quería... esto –se rasco con la mano derecha la nuca–. ¿Puedes apurarte? Mich está convertida en una maniática, se puso a gritar como loca cuando recogimos a Campbell, el pobre está algo asustado, para ser sincero, ninguno la había visto así antes, además Chase esta algo raro y solo me responde con monosílabos –me miró con grandes ojos de perro mojado y luego dio un vistazo hacia el pasillo que dirige a la cocina–. Apresúrate, mientras tanto, estaré escondido de la fierecilla en tu refrigerador... Y por cierto... ¡deja de ver Harry Potter!

– Jamás en la vida sangre sucia.

Solté un bufido al cerrar la puerta. Obviamente que Michelle estaría furiosa, la habían invitado a un viaje para relajarse y no preocuparse de nada, pero resulta que tendría que pasar el fin de semana con su ex novio al que quería hacer sufrir. Yo en su lugar estaría dando por iniciados los juegos del hambre.

Cerré la puerta y me fui directo a una pequeña ducha de 5 minutos, no quería que mi hermosa mejor amiga terminara en la correccional, no quería tener que ir a ver a Chase al hospital o ir al funeral de Matt, pero lo que menos deseaba era que mi refrigerador fuera vaciado por el monstruoso apetito de Simón.

{...}

– ¿Cuánto falta?– pregunté a nadie en particular desde la parte trasera del auto de Chase.

Me había demorado un poco más de lo que debería en salir de casa y al llegar junto al auto me había dado cuenta de que Mich estaba muy tranquila, solo tenía el ceño fruncido y estaba apoyada en la puerta del copiloto, aunque si lo pensaba bien, su tranquilidad estaba más relacionada con Chase y Matt encerrados dentro del auto con el seguro puesto y no con que ella superara la mala pasada. Era una imagen para el recuerdo, porque Matt la miraba desde atrás con una mirada que mesclaba amor y algo de terror, mientras que Chase la miraba claramente asustado y por cada movimiento que ella hacia el súper chico rudo se encogía. Tomé una foto y me reí hasta que llego Simón con un gran sándwich en su mano, lo que había causado que le frunciera el ceño y le arrebatara el delicioso pan para darle una mordida.

– Kate solo llevamos 20 minutos en el auto y ya estas aburrida– se quejó Chase–. Y faltan solo 25 minutos más o menos.

– Estoy taaaaaaaaaan aburrida– comenté empezando a golpear suavemente el brazo de Simón que estaba a mi izquierda.

– ¡¿Y por qué me pegas?!– exclamó él tratando de alejarse.

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