Llega un momento en el que te cansas. De todo y todos. Hasta de ti mismo. No te queda paciencia. Has llegado al límite. ¿Y qué sientes? Impotencia. El simple hecho de no poder ayudar y de no querer que te ayuden. Frustración. Porque no sabes encontrar la salida aunque aquí el problema no es ese. El problema es que no sabes si la quieres encontrar. Por eso estás confundido. No sabes si permanecer donde estás es mejor que salir y acabar ya con la situación. Porque si te quedas, seguirás confundido por no salir. Y si sales, te arrepentirás de no haberte quedado.
Porque a veces es mejor quedarse con la duda sin resolver, porque a lo mejor no te gusta la respuesta.
Sólo busca no arrepentirte de lo que no hiciste.