David se acercó a su grupo y fue presentando a sus compañeros uno a uno, Mateo, atlético, de pelo castaño oscuro, ojos verdes, y unas pocas pecas en las mejillas. Gabi, bajito y regordete, pelo rizado y oscuro, Pedro, el único del grupo con el pelo rubio, ojos azules, y tapados por unas gafas de pasta. Juan, alto, con pelo castaño y en forma de tupé, ojos marrones y con una peca debajo del ojo izquierdo. Y por último Álvaro, un hombre de unos 25 años, que ayudaba al grupo en sus misiones, pelirrojo, con ojos verdes, y piel pálida.
-Cada uno de nosotros tenemos una Kinesis, yo tengo Dimensiokinesis, control de las dimensiones. Mateo, Mathekinesis, control de las matemáticas. Gabi tiene Benzinakinesis, el control de los gases. Pedro puede controlar las puertas, Pórtakinesis y por último, Juan, tiene el control de la edad, Gerontokinesis.
El grupo que acababa de enterarse de sus poderes no podía entender lo que estaba sucediendo, pero después de las resurrecciones que habían visto, ya podían creer en cualquier cosa.
-Vosotros también tenéis Kinesis, pero no las recordáis, el único que la ha usado ha sido Víctor, él tiene Zoíkinesis, el control de la vida, por eso ha podido revivirte, Saúl. Tú -dijo dirigiéndose a Saúl- puedes controlar los sentidos, Opinokinesis, pensarás que es un poco inútil, pero puedes hacer cosas increíbles. Tomás, tú tienes el control del tiempo, Chronokinesis y necesito que tú y Saúl acompañéis a Pedro, creo que fusionando vuestros poderes podréis ver vuestros recuerdos de nuevo, ¡rápido!
Pedro se dirigió a la planta alta de la biblioteca, seguido por Tomás y Saúl. Mientras tanto, David seguía explicando a los demás sus poderes.
-Iván, tu poder es Cryptokinesis, es decir que te puedes hacer invisible, al igual que hacer invisible otros objetos. Carlos, tú tienes Cyberkinesis, y controlas la electricidad, bueno... la red en sí misma. Y por último Mario, puedes leer las mentes, tienes hypnokinesis, a la vez que leerlas, puedes transmitir mensajes sin que otras personas los puedan escuchar. Creo que eso es todo, el maleficio os borró los recuerdos, pero vuestras Kinesis siguen activas, por eso podéis usarlas ahora. Gracias al maleficio Álvaro se ha liberado de su prisión en el inframundo, pero lo malo es que seguimos sin saber quién nos dio estos poderes.
-Yo quedé apresado en el inframundo con magia negra, y como para crear el maleficio debisteis utilizar también magia negra, pues he podido liberarme después de tantos años, 30 exactamente. -Explicó Álvaro.
-Pero si tendrás alrededor de veinte y algo, ¿no? -Preguntó Mario.
-Juan me atrasó mi vejez con su poder, en realidad ¡tengo casi 60!
Se quedaron asombrados al descubrir ese dato, pero Pedro bajó las escaleras gritando y cortó su conversación.
-David, tenías razón, ha funcionado, ¡tenéis que venir a verlo!
Todos subieron rápidamente por las escaleras hasta llegar a una puerta de metal que les cortaba el paso.
-Aquí está -dijo Pedro, dirigiéndose a David-. Abre tú la puerta.
-De acuerdo, chicos es hora, de que recordéis lo que pasó antes del maleficio.
David abrió la puerta y no llevaba a ningún lugar, sino a un recuerdo. Un poco borrosos se podían ver los recuerdos del grupo y lo que hicieron durante ese tiempo: El experimento fallido, el encuentro con D.Fidel por primera vez, la primera batalla, su aventura en el laberinto del minotauro, la última batalla contra los rebeldes, y por último, el beso entre Víctor y Violeta.
-Violeta, ¿la besé? -dijo Víctor incrédulo.
-Al parecer sí, ¿sois novios? -preguntó David.
-No, casi ni nos conocemos.
-Pues algo debió de pasar, que os hizo más que amigos.
Víctor se quedó mirando la puerta, y comenzó a recordar.
-Recuerdo, es verdad, me fijé en ella cuando le vi usar por primera vez su poder, me...
-Yo también comienzo a recordar -dijo Carlos mientras se dirigía hacia Víctor-. Tú me reviviste como a Saúl.
-Y a mí también -dijo Tomás.
-Al principio tenía problemas con mi Kinesis, y tú me ayudaste Carlos, al darme tus cascos -dijo Mario.
-Es verdad, tú fuiste el que sabía sobre todo esto -respondió Iván-, pero, ¿cómo?
-Si no recuerdo mal, hace una semana estuve viendo un documental sobre estos poderes, y me interesó tanto, que me puse a investigar por internet -respondió Carlos- pero no tenía ni idea de que iba a ocurrir todo esto.
-Parece que mi invento ha tenido resultados -dijo David mientras cerraba la puerta-. Al fusionar el poder de Pedro, Tomás y Saúl, se ha podido crear una puerta en la que se pueden ver las visiones de vosotros antes del maleficio, vosotros seguíais teniendo los recuerdos en vuestras cabezas, pero no los podíais recordar, gracias a esta puerta habéis podido verlos y recordar todo lo que ocurrió.
Volvieron a bajar a la planta baja de la biblioteca mientras comentaban todo lo que había ocurrido antes del maleficio.
-Debemos encontrar al creador de las kinesis, ¿qué debió pasar para que adquiriéramos estas cualidades? -Preguntó Carlos.
-Según lo que dijeron D.Fidel y D.Ignacio, no había sido ninguno de ellos -respondió Víctor.
-Entonces habrá que ir a buscarles -propuso Carlos.
-Id vosotros -respondió David-, nosotros nos quedaremos aquí arriba, o sino, estaremos en el inframundo, ¿os acordáis de cómo se llaga?
-Sí, es la puerta al lado de las escaleras -respondió Carlos mientras abría la puerta de la biblioteca.
El grupo salió de la biblioteca y llegó hasta el hall, pero antes de llegar al edificio de aulas, Carlos se chocó contra D.Miguel. Todas las hojas que llevaba se esparcieron por el suelo, y rápidamente, Carlos se agachó para ayudarle. En el suelo había varias cartas que llevaban escrito: "Miguel Méndez", exámenes corregidos, y otros muchos sin corregir, hojas de práctica de sintaxis, y otras actividades.
-¿Qué hacéis corriendo por aquí un sábado por la mañana?
-Estábamos buscando a D.Fidel, para una duda sobre un trabajo que tenemos que entregar la semana que viene -respondió Carlos rápidamente.
D.Miguel se quedó pensativo por un momento y después respondió: -De acuerdo, D.Miguel debe de estar en su despacho, está al fondo de este pasillo, hacia la derecha, al lado del baño.
-Muchas gracias, siento haberme chocado -se disculpó Carlos-, hoy estoy un poco distraído.
Corrieron hacia el despacho de D.Fidel y allí lo encontraron.
-Carlos, ¿qué haces aquí? -preguntó D.Fidel.
-Necesitamos su ayuda -respondió mientras los demás entraban al espacho.
En cuanto entró Saúl, a D.Fidel se le cambió la cara, se puso pálido, y solamente dijo: -¿Saúl?, ¡Estás vivo! -y finalmente, se desmayó.
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Kinesis: El Origen
Science FictionDespués del maleficio nadie recuerda lo que había pasado anteriormente, excepto un grupo especial. Ese grupo les ayudará a recordar a los demás sus aventuras pasadas y a recuperar sus poderes. ¿Volverán a ver a sus amigos difuntos? ¿Se descubrirá al...