Saúl se quedó callado por un instante, pero D.Fidel se acercó y cogió la foto.
-Pues claro que se apellida Méndez, si el fundador del instituto es su padre. Esta foto es del primer año en funcionamiento del instituto, ya han pasado 30 años desde entonces. Yo no tuve la oportunidad de estudiar aquí, pero Miguel sí, al igual que su amigo de aquí, se llamaba...
D.Fidel se quedó pensativo por un momento, y a punto de decirlo, la puerta del despacho se abrió de repente y de ella entraron Víctor e Iván.
-No os vais a creer lo que hemos encontrado en las cámaras de seguridad -dijo Iván mientras apoyaba un portátil encima de la mesa de D.Fidel.
-¿No tendrá que ver con D.Miguel, no? -Preguntó Carlos sarcásticamente.
-Pues has acertado -respondió Iván incrédulo y puso en funcionamiento la grabación-. Esta cámara grabó el choque entre Carlos y D.Miguel, pero lo mejor viene después. La siguiente cámara grababa el pasillo que hay antes del hall y D.Miguel se paró en seco, cogió el móvil y estuvo hablando con alguien durante varios minutos. Después colgó, y en vez de ir al hall, como nos había dicho, fue de nuevo al despacho, por eso volvió con las hojas y las dejó de nuevo en su mesa.
Carlos miró las hojas de la mesa de D.Miguel y afirmó lo que Iván acababa de decir.
-Tienes razón, yo vi esta carta cuando me tropecé con él, y gracias a eso hemos descubierto una cosa, pero tenemos que volver a la biblioteca para contároslo a todos a la vez.
Salieron del despacho rápidamente y se dirigieron hacia la biblioteca. Abrieron la puerta, pero Tomás y Mario no se encontraban en ese momento dentro, y tampoco estaban los guerreros de la puerta, y en ese momento recordaron lo que les habían dicho, así que salieron de la biblioteca, y antes de llegar a las escaleras, entraron por una puerta que había a la derecha.
Abrieron la puerta y no pudieron ver nada, todo estaba oscuro y no se podía oír ningún alma, pero fueron saltando uno a uno, desapareciendo en la oscuridad. Al final pudieron ver una luz, el calor comenzaba a ascender y recordaron cómo era el inframundo. Allí estaban todos esperando a su llegada. Saúl se acercó a Álvaro y le comentó lo ocurrido.
-Hemos encontrado un dato muy interesante sobre D.Miguel, -se quedó callado por un instante, para dar un toque más dramático- es el hijo de Jorge Méndez, el fundador de este instituto.
Álvaro dio un paso adelante y respiró profundamente, antes de decir nada.
-En realidad, eso ya lo sabíamos. -Álvaro se acercó a su grupo y prosiguió-. Aunque no os lo creáis, nosotros seis tenemos la misma edad, pero nuestra historia es mucho más antigua de lo que os pensáis. Yo era gran amigo de Miguel, pero todo se torció y la historia no fue a mejor. Él me encerró en este infierno, cuando iba a 2º de la ESO, pero un par de años después este grupo encontró la puerta y nos hicimos grandes amigos. Al quedarme encerrado en esta sala, mis años siguieron pasando y me hice cada vez más viejo. Sin embargo, estos cinco, en una de las aventuras consiguieron la vida eterna y nunca envejecieron. Ellos iban a veces a clase, y afortunadamente, en una de esas salidas consiguieron los poderes. Juan intentó devolverme a mi antiguo yo, pero la magia de esta sala es muy fuerte y la mayoría ya está en mí, así que ahora tengo aspecto de veinteañero.
Todos se quedaron boquiabiertos tras el testimonio de Álvaro.
-¿Por qué no habíais dicho nada de esto antes? -Preguntó Carlos-, nos habríais resuelto bastantes problemas.
-No pretendíamos que nada de esto pasara -respondió Álvaro-, no sabía que Miguel trabajaba en este instituto, de haberlo sabido, os habría advertido mucho antes.
-Bueno, no os estábamos echando la culpa de todo esto -dijo Saúl-. Además, ¿por qué habléis metido a D.Miguel en esto? ¿Qué hizo para que penséis que él ha sido el culpable de estos poderes?
Álvaro se acercó a la puerta.
-La historia es bastante larga, pero debéis confiar en mí. Todos nosotros estábamos aquí porque habíamos escuchado unos ruidos extraños, como una persona corriendo. Cuando bajamos nos habíamos encontrado la puerta entreabierta, y poco tiempo después bajasteis vosotros. Cuando me habéis contando que Miguel estaba aquí, he entendido todo, debéis entrar por la puerta, Miguel es el que ha entrado por aquí.
Víctor se acercaron a la puerta que había en el centro y se dieron cuenta de que había un pequeño aparato al lado, y encima de la puerta, en vez de poner, como de costumbre: "Inframundo", esta vez no ponía nada, y los dibujos que solía tener la puerta tampoco estaban, esta vez la puerta era mucho más sosa, como las de las clases del instituto.
-Creo que esta máquina ha conseguido cambiar el rumbo de la puerta. -Dijo Álvaro-. Pretendíamos ir nosotros, pero será mejor que nos quedemos aquí a vigilar, debéis entrar vosotros por la puerta, estáis mejor preparados. Vosotros conseguisteis ganar las batallas que os puso D.Ignacio, nosotros no hicimos nada, solamente servimos para ayudar. – D.Fidel intentó interrumpirle, pero Álvaro se lo impidió-. No es por menospreciarnos, pero pienso que eso es lo mejor.
-De acuerdo -respondió D.Fidel con desgana-, pero me quedaré con vosotros a vigilar, ya estoy un poco mayor para batallitas.
Todo el grupo confirmó su decisión. Antes de entrar por la puerta se fueron despidiendo, por si no se volvían a ver, y después un abrazo en piña, para darse ánimos, unos a otros. Por último entraron uno a uno por la puerta, hasta que los seis alumnos desaparecieron en la oscuridad, y la puerta se cerró.
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Kinesis: El Origen
Science FictionDespués del maleficio nadie recuerda lo que había pasado anteriormente, excepto un grupo especial. Ese grupo les ayudará a recordar a los demás sus aventuras pasadas y a recuperar sus poderes. ¿Volverán a ver a sus amigos difuntos? ¿Se descubrirá al...