Esclavos del destino

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El café en las mañana es indispensable, eso me recuerda a un muy buen escritor que falleció hace poco, quien decía que el café de la mañana era indispensable tomarlo con un buen periódico, algo de razón tenía, pero terminamos ojeando las páginas de este, con suerte nos detenemos a leer un título de una noticia porque es llamativo, nos estamos convirtiendo en entes andantes, en simples cuerpos que avanzan por inercia, que no piensan, que no sienten, que no aman, y eso es porque somos "felices" solo caminando, solo viendo como la vida pasa por nosotros, en lugar de nosotros pasar por ella, nos quedamos sentados en la antesala de nuestras existencias esperando a que nos lleguen las migajas de los que luchan por su futuro; sentimos... Pero sentimos miedo, sentimos temor de demostrar lo que sentimos por el que dirán, por el que será, y es allí cuando me pregunto, será mejor cuestionarme el ¿cómo hubiese sido? O el ¿cómo fue? Vivimos en un constante ir y venir de apariencias que tornan la ciudad como un gran escenario en el cual todos somos actores de una gran obra llamada mentira, o era vida? Ya no sé ni siquiera en lo que vivimos por este sentimiento de estar siempre viendo la misma rutina en las personas, viendo como son ajenas a cualquier realidad que no sea la propia, y es exactamente por eso que nos volvemos esclavos del destino, porque solo vivimos por vivir y nos olvidamos de soñar...

Libreta de un poeta nocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora