Capítulo 2: pensando en él.

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Me levanté con el repentino sonido de alguien golpeando abajo la puerta de entrada frenéticamente.
Miré confundida a mis alrededores; no recordaba haberme quedado dormida pero debía de haber sido muy tarde.

La puerta continuó sonando y arrojé mis sábanas a un lado para levantarme. Me puse mis pantuflas y bajé rápido las escaleras, aún medio dormida.

Quien tocaba lo hacía con tal fuerza que parecía que atravesaría la puerta en cualquier momento.
Dudé un segundo antes de abrir.

"¡Estás viva!"

Una rubia alta me recibió alsando los brazos. Para cuando mis ojos se acostumbraron a la repentina luz del sol ella ya se había abalanzado dentro de mi casa.

"Tía, que me has preocupado." Chilló Ellie.

"¿Eh?" Pregunté restregando mis ojos con ambos puños.

"Te he estado llamando toda la santa mañana y no contestabas. Y he tocado tu puerta por 15 minutos. Joder tu cara está de muerte. Qué ojerotas."

"Gracias. Me acabo de levantar."

"¿A las dos de la tarde?"

Arrastré mis piernas hasta la cocina para prepararme un café. Ellie me siguió de cerca.

"No he dormido bien."

"¿Que ha pasado ayer? ¿Tom? ¿Fueron al skatepark? ¿Que pasó? ¿Estás bien?" Se acercó y tomó mi cara entre sus largas manos, mirándome de cerca con sus ojos abiertos como platos, analizándo cada milímetro de mi cara como si fuera algun experimento de laboratorio mal hecho.

Sabía que si dormía mal era por algo grave. Yo tenía horarios de dormir muy estrictos.

"Sí, fuimos al skatepark." 

La tetera pitó, avisando que el agua había hervido. Apagué la cocina y luego de sacar una tasa serví el café y me senté en la pequeña mesa en el centro de mi cocina.

"¿Qué sucedió?"

Suspiré.
No sabía como explicarle.
Ni siquiera sabía que era lo que había pasado.

Miré abajo al líquido oscuro en mi tasa, como si este pudiera darme las respuestas que necesitaba.

Di un sorbo al café y me dispuse para contarle a mi mejor amiga lo que me había mantenido despierta hasta la madrugada.

"Tenemos que ir." Afirmó cuando ya hube terminado.

"¿Qué?"

"Que tenemos que volver. Yo iré con ustedes, para ver. Ya sabes. Quizás exageras. Necesito verlo con mis propios ojos."

"¿No me crees?" Arqueé mis cejas.

"Claro que te creo, nena. Pero necesitamos una segunda vista para analizar bien la situación y entender qué pasó." Dió un mordisco a una de las galletas que había sacado de la alacena. "Además, quiero ver que tan bueno esta el chico ese. Júpiter." Agregó con una sonrisa maliciosa y rodé los ojos.

SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora