Capítulo IV: "Culpa"

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El auto se detuvo rápidamente al ver la situación.

—¡Rex! —Grité. 

Me acerqué rápidamente a Rex que se encontraba en el suelo. Abrace su frágil cuerpo, teniendo cuidado de no causar ningún dolor en ella, solo podía mirarla y esperar a que despertara o diera una señal de vida. La condición en la que ella se encontraba y pensar que todo fue mi culpa, hizo que rompiera en llanto.

La ambulancia y la patrulla llegaron luego de pocos minutos. Los enfermeros se encargaron de subir a Rex a la camilla y transportarla segura al hospital. La policía, por otro lado, me hizo algunas preguntas y después de explicarles todo lo sucedido, me dirigí al hospital.  Poco después  de que yo llegara, lo hizo la señora Anderson, la madre de Rex. Esperamos en la sala de espera hasta que ella saliera del quirófano, después de unas dos horas aproximadamente, la madre de Rex entro a su habitación.

(...)

Las siguiente hora fue frustrantre, no sabia nada acerca del estado de Rex, mi siquiera su madre había salido a darme alguna noticia, eso me alarmaba. Unos minutos después la señora Anderson salio de la habitación, en su rostro podía observarse la preocupación y la tristeza que abundaban en su ser. 

—Entra —Me señaló.

Al cruzar la puerta pude observar a mi amiga recostada en la camilla con la pierna enyesada, conectada a muchos aparatos y con un tubo de respiración. 
Me acerque lentamente hacia ella, apreciando como a pesar de estar dormida, podía sentir el dolor.

—¿Cómo esta, doctor? —Pregunté esperando una buena respuesta.

—No muy mal, por suerte el auto intento reducir su velocidad y aunque no lo consiguió completamente, no tuvo consecuencias realmente graves. —Contestó mientras metía sus manos en las bolsas de la bata.

Un repentino silencio se hizo presente en la habitación. Pase unos momentos más en el hospital, pensaba en quedarme toda la noche, pero la madre de Rex me hablo de Alan, su hijo menor, me pidió que lo cuidara por esa noche. Acepte, era lo mínimo que podía hacer por ella. 

De camino hacia su casa no dejaba de pensar en Rex, en que le pasaría, como estaría y que todo había sido mi error. 15 minutos después llegue a la casa de los Anderson y ahí estaba Alan, sonriéndome. El niño se le paso jugando, no me tenia preocupada, era un chico realmente tranquilo. Después de hacer todos los deberes, era hora de dormir. Me acosté en la cama de mi chica de ojos verdes, era muy cálida y su olor impregnaba el lugar, lo cual hizo que una sonrisa brotará de mi cara. Las horas pasaban, no podía dormir, solo pensaba en ese preciso momento, cuando ocurrió todo, aún sintiendo las manos de Rex en mi espalda, empujándome. 

Esa en el hospital debí haber sido yo, todo fue mi culpa, si me hubiera fijado al cruzar nada de esto había pasado. Las lágrimas corrieron por mis mejillas, sólo pensar en eso me deprimía demasiado, creó que lloré tan fuerte que el hermano pequeño de Rex abrió la puerta, se acercó hacia mí, me abrazo, y seco las lágrimas de mis ojos. Él se acostó conmigo, logro traerme calma.

Al día siguiente la alarma de mi celular nos despertó a ambos, me levante a preparar el desayuno y apenas terminamos de comer, nos dirigimos al hospital, solo entregue al pequeño a su madre y me fui a clases. Era obvio mi comportamiento depresivo, las personas se acercaban a hablar conmigo e intentar animarme, pero reaccionaba de una manera cortante, sabia que ellos no merecían una respuesta así, pero realmente no estaba de humor.

Necesita a Rex conmigo. Literalmente nunca nos habíamos separado desde que nos hicimos amigas, y en ese preciso momento solo quería tenerla para mí y abrazarla, oler su aroma como siempre lo hago y sonreír mientras me cuenta la trama de alguna de las series que ve. Mi corazón se sentía adolorido y con culpa, realmente necesitaba ver sus ojos brillando de nuevo. 

Siempre Juntas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora