Estaba entusiasmada de volver a tomar clases con Rex, así que ese día me dispuse a levantarme temprano y arreglarme adecuadamente para la escuela, aunque los días jueves estaba permitido llevar ropa casual. Salí de mi casa para asegurarme que ella estuviera esperándome. Estaba recargada en el árbol de enfrente, apoyándose de sus muletas.
—¿Nos vamos? —Pregunto.
—Aún con el pie roto tienes estilo. Le da un buen toque a tu atuendo. —Mencione soltando una risa disimulada.
—¿Esto? —Apunto su camisa—. Es la ropa que siempre llevo.
Llevaba una camisa negra de mangas cortas, sus típicos jeans, una gorra que le sujetaba el cabello y sus inconfundibles vans. Ciertamente encontraba una forma interesante de vestirse.
La semana transcurrió con normalidad, pero repentinamente mi corazón parecía estar afectado por la presencia de Rex, siempre que se me acercaba empezaba a latir demasiado, posiblemente se trataba de emoción por verla de nuevo conmigo y por el hecho de saber que estaba bien. Luego de un mes, nos dirigimos por ultima vez al hospital para que le quitaran el yeso.
—¿Lista para ver tu linda cicatriz? —Tome su mano.
—Lista. —Sonrío.
El doctor procedió a quitar el yeso. Cuando lo hizo, Rex tenía una cicatriz que cubría gran parte su pierna. Después de eso ella paso dos semanas en rehabilitación, su pierna se curo más rápido de lo que el doctor habría pensado, sabia que lo había hecho porque prometí recompensarla si es que lograba dar su mejor esfuerzo.
(...)
El lunes siguiente después de su ultima rehabilitación, ambas íbamos de camino a la escuela, y quería sorprenderla.
—Oye, Rex ¿qué te parece si después de la escuela vamos a la esa nueva plaza comercial de videojuegos? —La mire sonriendo.
—¿En serio? —Hizo un adorable puchero.
—Claro. La ultima vez no pudimos ir, además que así celebraremos que ya puedes caminar correctamente.
Después de clases nos dirigimos a la plaza, y aunque no era mi lugar favorito, Rex se encargaba de hacerme sentir bien todo el tiempo, además de que también se interesaba en mis gustos. Apenas llegamos, ella empezó a comprar impulsivamente. Me tomo de la mano y me llevaba por cada uno de los rincones de ese lugar. Lo único que disfrutaba de estar ahí eran las golosinas que podía conseguir.
Cuando Rex por fin terminó de comprar todo y luego de recorrer cada uno de los pasillos, me guió a el área de juegos antiguos y es ahí donde vimos la maquina de baile. Desde que eramos pequeñas disfrutábamos jugando, casi siempre ahorrábamos lo que nos sobraba en la semana y lo gastábamos para poder estar todas las tardes jugando. Ella siempre me había ganado en coordinar sus movimientos, así que no fue sorpresa el echo de que ganara.
—¡Listar para ir a casa? —Pregunto bebiendo agua.
—Claro. —Respondí con la respiración agitada.
—Aunque te acabas de recuperar de tu pierna, bailas muy bien. —Dije haciéndole una reverencia como si ella fuera la reina del baile.
—Gracias, pero es solo ser ágil con los movimientos. Tú si que eres buena bailando —Mencionó mientras recogía todo lo que había comprado para poder irnos.
De camino a casa, estaba pensando en cosas de la escuela, cuando de repente recordé algo...
—Antes de que el asunto del accidente pasara, recuerdo que me debías una respuesta acerca de cierta persona especial. —Me acerque a ella.
—Es algo complicado, Maxi. —Respondió un poco nerviosa.
—¡Vamos! dime ya. Confía en mí, soy tu mejor amiga. —La empuje juguetonamente.
—Es que... Yo n-no. —Se mostraba nerviosa.
—Sí tú me hicieras esa pregunta a mí no dudaría en decirte, eres alguien en quien confió plenamente. —La mire extrañada.
—Claro que te diré... Pero mañana. —Me empujo hacía mi casa.
Realmente estaba tan interesada en su respuesta que no había notado que estaba en frente de mi casa. Quería detener a Rex, pero ella apresuro su paso. Espere todo el día y la noche para saber su respuesta, tenia tanta curiosidad al respecto, y podría ayudarla a poder conquistar a su chico ideal. Baje las escaleras ya lista, desayuné y salí, pero esta vez no estaba Rex ahí. Desde que tengo memoria nunca me dejo irme sola a la escuela, así que sentí una sensación completamente extraña, como si algo en mis planes se hubiera roto.
Camine hasta la escuela, y al entrar al aula, pude verla sentada en una silla diferente a la que usualmente usaba, tenia su mirada fija en su libreta, parecía escribir algo.
—¿Qué te pasa?, ¿por que me dejaste sola —Dije con un tono molesto.
—Lo siento. —Respondió sin mirarme.
—Al menos mírame. —Dije levantando tomando su mentón para mirarla, y pude notar que en sus ojos se albergaban lagrimas.
—Ven conmigo. —La tomé del brazo y la saque al pasillo. Seque sus lágrimas—. ¿Qué pasa?
—Nada. —Quito mis manos de su cara.
—No me mientas. No eres del tipo de personas que desprecia la ayuda de los demás y mucho menos la mía. —Volví a hacer que me mirara. Suspiro.
—Ayer, cuando llegue a casa me llegó un mensaje de Patrick, él me pidio que le diera detalles de cosas que te gustaran, me dijo que pensaba invitarte a salir y hoy, cuando entre al salón había una nota en tu asiento. —Dijo con dificultad. Saco la nota de su bolsillo.
—¿Y eso que tiene de malo? —Estaba tan confundida.
—Es que no lo entiendes. —Dijo alterándose. Me miro y pude ver que el blanco de sus ojos estaba de un color rojizo por resistirse a llorar.
—Entender ¿qué? —Dije aún más confundida.
-¡Que tú me gustas, idiota! —Se soltó de mi agarre y se alejo lo más rápido que pudo.
Esas palabras no salían de mi mente, se repetía esa escena una y otra vez. Pensaba en sus ojos llenos de lagrimas, en el dolor que pudo haber sentido. Me culpe al respecto, me sentía como un completa idiota. ¿Por qué yo le habría de gustar a Rex? Ciertamente una parte de mi estaba asustada, confundida, atónita, pero raramente, al mismo tiempo, mi corazón se sentía cálido.
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Siempre Juntas [Editando]
RomanceDos amigas de la infancia se dan cuenta de los sentimientos que tienen la una por la otra. Nada sera fácil, pero ambas están comprometidas a amarse de la manera más pura posible, ¿serán la una para la otra? Entra en el punto de vista de Max. [AVISO...