Capítulo 2

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No tengo ni idea de donde estoy, por lo que no es fácil guiarme. Reconozco las caras de algunos abandonados a quienes daba comida cuando pertenencia a Abnegación. También hay Osados, y pocos de Verdad. Espero encontrarme con Uriah, Peter, Travis, Christina o incluso Cuatro, alguien a quien conozca. Camino sin dirección, llego a una especie de comedor -aunque de comedor solo tiene las mesas- y veo a Tris sentada y jugando con un vaso de metal. Me siento frente a ella y levanta la mirada.

-Hola.- saluda nerviosa.

-¿Donde estamos?- pregunto todo lo firme que puedo.

-¿Has hablado con Cuatro?- asiento - ¿Y no te a dicho nada?

-¿Sobre qué? ¿Sobre que es este lugar? ¿O sobre la falsa muerte de mi madre?

-¿La has visto?- abre los ojos sorprendida.

-Sí, he hablado con ella. Pero tampoco me a respondido a mis preguntas. ¿Donde estamos, Tris?

Suspira-En casa de los Abandonados, por decirlo de alguna manera. Tuvimos un pequeño incidente en el tren con un grupo de Abandonados, ellos conocían a Cuatro y nos trajeron aquí. Vuestra madre es como la jefa o algo así.

-Vaya, es..- intento formar una frase coherente, tras uno o dos minutos de silencio. -..mucha información que asimilar.

-Hay más.- abro la boca para pedirle que continúe.- Pero no es necesario que lo sepas ahora, es sobre tu madre y , bueno, -mira a sus lados, nerviosa- no importa.

Prefiero no presionarla y me centro en Aiden. Su pelo rubio casi platino -Dios sabe de donde lo habrá sacado- a crecido un poco desde que nació, aún así es algo calvo. Lo normal en un bebé, supongo. Sus ojos son verdes y grandes, y sus labios rosados. En mi opinión, no se parece ni a mí ni a Eric.

Esa sensación tan conocida últimamente se apodera de mí, otra vez. Ya ni siquiera intento alejarla: se que es imposible.

-¡Ayudadme! - Tris y yo nos levantamos al mismo tiempo y corremos-ella más rápido, ya que no carga un bebé- hacia el lugar de donde proceden los gritos.

-Oh, cielo santo. - susurro.

Christina, una chica rubia y un niño caminan hacia el final de la cornisa en la que están. Miran al frente y hablan mecánicamente:

-La traidora, Tris Prior, debe ser entregada a Erudición, o cada día habrá más muertes.

Repiten la frase una y otra vez, a medida que avanzan. Tris y esa tatuadora, Tori, suben a la cornisa e intentan detenerlos. Desgraciadamente, solo consiguen salvar al niño, y a Chris. La chica rubia cae frente a mí y Cuatro. No puedo apartar la mirada de ella, es espeluznante. La he visto caer, he escuchado los gritos que han acompañado la caída, y el sonido de sus huesos rompiéndose, el de su cuerpo contra el suelo. Y , ahora, veo su sangre.

Aiden llora a causa del ruido y jaleo , pero no me molesto en calmarlo. Sería genial que alguien me calmase a mí primero. Vienen a recoger el cuerpo, y la gente se dispersa. Muchos lloran. El charco de sangre sigue en el suelo. El peso de Aiden en mis brazos desaparece. Subo la mirada y veo a Cuatro sosteniéndolo.

-¿Estás bien?- pregunta meciendo a Aiden.

-Mejor que esa chica. - consigo que no parezca una broma, porque no lo es.

-Ya. - por su expresión se que debate entre decirme lo que quiera que sea o no decírmelo. - ¿Me sigues odiando?

¿Sigo odiándole? ¿Acaso le he odiado alguna vez?

Asiento y me cruzo de brazos.

-Genial. - dice irónico- Ven, quiero enseñarte una cosa.

-No voy a ir a ningún lado contigo.

-Bien, como quieras. - se encoge de hombros y comienza a caminar dándome la espalda.

Me extraña que se rinda con tanta facilidad. Pienso, y entonces caigo en que no se a rendido. Corro a su lado.

-Dámelo. - señalo a Aiden.

-Después. - intentar cogerlo por mi cuenta seria inútil, Cuatro es mucho más alto y fuerte que yo. Así que le sigo.

Me lleva hasta una pared llena de jaulas, dentro de ellas hay personas. Distingo a varios Eruditos y algunos Osados en ellas. ¿Qué hacen ahí? Como si Cuatro leyera mi mente, dice:

-Traidores, ayudaron a Jeanine.

Asiento en silencio. Subimos unas escaleras inestables, caminamos por un pasillo libre de jaulas, al final de este dos hombres bloquean una verja. Cuatro les ordena que se aparten, al principio ambos se oponen, pero finalmente lo hacen. Mi hermano abre la puerta.

Cuatro hace una señal con la cabeza para que entre, él se queda fuera. Insegura, entro. No doy más de dos pasos, no puedo después de ver a Eric en el suelo, encadenado a la pared. Y vivo. Está vivo. Pálido, demacrado y más delgado. Pero vivo.

Él también se sorprende al verme. Por segunda vez este día, tengo nauseas. Me giro y pregunto a Cuatro con la mirada. El no responde, está demasiado concentrado jugando con Aiden.

-¿Qué?- pregunto con dificultad.

-¿Eso es todo lo que se te ocurre decir? Sinceramente, no esperaba más de ti. -las palabras de Eric no solo me confunden, también me ofende. A cualquiera que le hablaran en ese tono, le ofendería.

-Estás vivo.- sonrío inconscientemente.

-¿En serio? Primera noticia del día. - ¿por qué es así? Quiero decir, ¿por qué conmigo? - El gilipollas de tu hermano me disparó en las piernas, en las dos. Y por si fuera poco me dejó inconsciente a base de puñetazos. Vuestro padre se sentiría orgulloso.

Y en ese instante el precioso sueño se rompe. Lo que podría haber sido un hermoso reencuentro a terminado de matarme por dentro. ¿Qué le a ocurrido a Eric? ¿Donde está mi Eric?

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