-Hemos extirpado esto del cuerpo de la suicida. - Evelyn coge una bola plateada con las pinzas, de ella nacen hilos rojos.
-Es un sofisticado inyector de suero simulador, con un transmisor de radio en la punta. - explica Tori.
-¿Cómo nos los quitamos? - pregunta un chico.
-No sé. Está hecho para defenderse, auto protegerse. - levanta la bola y pone una barra debajo, los hilos se enrollan en ella- Este tentáculo se enrosca en la arteria más cercana. Si intentas quitarlo , mata al portador.
Todos empiezan a murmurar y quejarse.
-¿Y qué hacemos? -pregunta Christina angustiada.
-Tori tiene que dar con la forma de neutralizarlo antes que nada. - responde Cuatro.
-O podríamos hacer lo más lógico , y entregarla. - un chico da un paso adelante y señala a Tris.- Nadie conoce esta alianza, tenemos que aprovechar eso al máximo. Si entregamos a Tris ahora podemos ganar tiempo.
Muchos de los Abandonados vitorean a favor. Cuatro se acerca al chico. - Me parece una buena idea. Pero antes, tendrás que vértelas conmigo.
-Y conmigo.- dice Christina.
Es nuestro turno de vitorear, defendiendo a Tris.
-¡No soy yo quien tiene una bomba de relojería en el brazo! - grita él mentiras Tris se marcha. Cuatro la sigue.
La masa de gente se dispersa, camino lentamente hacia el chico que quiere entregar a Tris. No apartamos los ojos el uno del otro.
-Intenta hacerlo y no vuelves a ver la luz del sol- pese a que sostengo a un bebé, sé que todavía puedo imponer - Estarás muerto antes de que puedas tocarle un pelo a Tris.
-¿Quién me matará? ¿Tú?- ríe- ¿Ahora eres la mamá mafiosa?
-No tienes ni la menor idea de lo que puedo hacer para defender a mi familia.
Le dejo con la palabra en la boca y me voy con un movimiento diva de pelo. Aunque no sé a dónde, solo quería un gran final. Paseo por el lugar, hablando con la gente y haciendo nuevos amigos. Por fin puedo relájame, no mucho, y reír un poco. Algunos Abandonados me reconocen de cuando les daba comida. Me reconforta pensar que alguna vez en mi vida he ayudado a quienes lo necesitaban. ¿Dónde a quedado esa Alex? ¿A desaparecido, como Eric?
Eric.
Tengo que verlo, necesito explicaciones. Termino la conversación con uno de esos Abandonados y recorro el camino que recorrí ayer con Cuatro. Estrecho a Aiden contra mi pecho cuando pasamos por el pasillo donde algunos Osados y Eruditos están encerrados en las jaulas.
-¡Alexandra! ¡Dios mío! ¡Alexandra! - me paro en seco. Es..no puede ser. Me giro y recorro las jaulas una por una, mi corazón se para cuando la veo. Sí, es ella. Corro hasta su celda, ella saca los brazos por los espiados entre los barrotes y me abraza como puede.
-Jessie, joder. - nos separamos llorando.
-¡Mi madre! Cuanto has cambiado, te has cortado el pelo, estás más musculosa y... - su mirada se detiene en Aiden. -¿Es tuyo?
-Sí, se llama Aiden. - acaricia su cabeza con una sonrisa.
-¿Quién es el padre?
-Eric. - murmuro tras un rato de silencio.
-¿Qué Eric? ¿El líder de Osadía? - asiento y abre los ojos sorprendía, bueno, sorprendida es poco. - ¿Lo sabe Jeanine?
-¿Por qué debería saberlo? - me alejo un paso, ofendida.
-Alexandra, Jeanine debería saberlo todo. Es la mayor líder de Chicago, debemos informarla y obedecerla. - dice como si fuera la cosa más obvia del mundo. Cuando ve mi expresión, su sonrisa se borra. - Sabes que Jeanine solo quiere lo mejor para nosotros, ¿verdad?
-Jessie, ¿por qué estás encerrada? - pregunto con temor.
-¿Por qué no lo estás tú? - frunce el ceño y da un grito agudo, indignada. -¡Te han comido la cabeza! ¡Eres una traidora!
-No soy ninguna traidora, solo lucho por lo que es justo y correcto.
-¿Correcto? Proteger a los divergentes no es correcto, son un peligro para el sistema de facciones. - ¿es qué los seguidores de Jeanine no saben decir otra cosa?
-No, los divergentes no son...- suspiro- ..no somos los malos. Defiendes el bando equivocado.
-Tú..- no escucho el final de la frase, habla muy bajo. Niega con los ojos aguados y me da la espalda. No quiero quedarme aquí a escuchar sus sollozos, sorbo la nariz y vuelvo a caminar. Me quedo parada frente a la celda de Eric. ¿Qué le voy a decir exactamente?
-Vamos Alex, tú puedes. - murmuro.
Abro la puerta más fuerte de lo que quería, y choca contra la pared ruidosamente. Eric, que ya estaba mirando en mi dirección, ni se inmuta.
-¿Cuánto has tardado en entrar? ¿Diez, quince minutos? - se burla.
-¿Qué te a pasado? - pregunto dolida.
-¿A mí? Que yo sepa no soy yo a quien le hicieron un bombo. -dice con odio- Por cierto, la maternidad te sienta de pena.
-¡¿No soy yo a quien le hicieron un bombo?! - repito sus palabras, esta vez cabreada - ¡¿Y quién te crees que me lo hizo?! ¡No fue el Espíritu Santo, para tu información!
-¡Se que no lo fue! ¡¿Pero cómo coño sé que fue mi polla la que dejó la sorpresita?! - aguanto la respiración por unos momentos. Jamás me habían dolido tanto sus palabras.
-Por qué no he estado con nadie más, Eric. - mi voz tiembla al pronunciar su nombre, mientras intento aguantar las lágrimas. - Eres el único.
-Lo siento, no suelo confiar en las putas. - su voz es como el veneno, pero sus ojos se inundan de lagrimas.
-No sé de dónde has sacado esa mierda, pero aún así habría posibilidades de que fuera tuyo. ¿Ni siquiera quieres conocerlo?
Me mira unos segundos, después a Aiden, y creo que va a asentir. Pero cierra los ojos, dejando salir unas pocas lágrimas, y gira la cabeza.
-Bien. - susurro estrechando a Aiden contra mi pecho.
No puedo dormir, y no es algo nuevo. Necesito a Peter, y eso tampoco es una novedad. ¿Dónde diablos está?
Capítulo corto, y se a hecho de esperar. Pero es que no tengo nada de ideas o inspiración para esta historia. No creo que la borre, no todavía, pero seguramente lo haga si va a peor. Votad y comentad si os a gustado x fa!! Quiero saber si va bien o no. Gracias!
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Stone Cold
FanficCreía que todo lo malo había terminado, que era el momento de ser feliz. Pero no puedes esperar nada de esta sociedad, ni de nadie que viva en ella. Hasta ahora mi vida a sido un simple entrenamiento,la verdadera guerra está por empezar. Pero ya no...