Dylan había emprendido ya su viaje hacia Sevilla, paró en una gasolinera a repostar y además compró una pequeña linterna led, ya que siempre le gustaba llevar alguna de repuesto. Reanudó su viaje y tuvo que pasar por el barrio donde se había criado y muchos recuerdos le inundaron la mente.
Dylan tenía 26 años, aunque aparentaba tener unos pocos más, no había tenido una adolescencia muy buena. Su madre lo abandonó al nacer y tampoco su padre se quiso hacer cargo de él, fue una tía de el quien lo recogió y lo crió hasta que tuvo 10 años, entonces su madre apareció de nuevo reclamándolo y no pudieron hacer nada porque se quedara y lo tuvieron que dejar marchar con su madre.
Y fue cuando comenzó un auténtico infierno, su madre solo lo quería para que hiciera las cosas de la casa y para cocinar. No lo dejaba estudiar, aunque Dylan quería, y lo puso a trabajar para que cuando le pagaran quitarle el sueldo para gastárselo ella.
Empezó a rebelarse, no entendía porque tenía que hacer todo eso y sus amigos no, no entendía por qué su madre no lo quería ni porque su padre se fue y no quiso saber nada de él. Empezaba a pensar que era culpa suya, se hizo amigo de unas amistades un tanto peculiares, ya que, solo se dedicaban a robar y a buscar pelea con demás bandas juveniles.
Con 17 años se volvió un delincuente, un "sin rumbo ", empezó también a practicar artes marciales para cuando tuvieran algún encuentro con alguna otra banda saber pelear mejor y hacer más daño a cualquiera.
Un día, todos los de su banda quedaron esa noche para ir a hacer pintadas, increpar a algún grupo de chicas o intentar robar alguna moto. Dylan no quiso ir porque ese día se encontraba muy cansado, ya que ese día había entrenado mucho y no tenía ganas de salir, simplemente quería encerrarse en su cuarto, escuchar música y aislarse de todo.
Llegó a su casa y su madre estaba sentada en el sofá comiendo ensalada en un bol grande, medio drogada por las pastillas que se tomaba, y quedándose dormida con la cabeza metida dentro de la ensaladera.
Dylan la miró y pasó de largo, ya le daba igual lo que hiciera su madre, le daba igual lo que hiciera todo el mundo solo quería pasar desapercibido por esta vida sin que nadie se diera cuenta de que existía. Se había recubierto en un caparazón más duro que el acero para que nada ni nadie pudiera hacerle sufrir más de lo que ya había sufrido, cerró la puerta de su cuarto, se acostó en su cama y se puso a escuchar música por los auriculares hasta quedarse dormido.
Al día siguiente por la tarde, como todas las tardes, quedaban en una plaza del barrio junto a las vías del tren, para simplemente pasar el rato o planear nuevas fechorías.
Dylan llegó y ya todos los demás estaban allí
- Hey Dylan, anoche te perdiste una buena- le dijo Juan, era el mayor y el jefe, todos los demás comenzaron a reírse.
- ¿Si? ¿Qué me perdí, el verte dibujar flores y símbolos de la paz en las paredes? - le respondió Dylan en tono bromista.
- Si, te dibujé a ti con un tutú de ballet y dos colas en la cabeza - le devolvió la broma Juan- fuimos a las cocheras de los trenes a ver que podíamos pintar y, ¿a qué no sabes lo que nos encontramos allí?
- Hmm, no sé, trenes ¿quizás? - dijo Dylan con ironía
- Jajaja, que gracioso estas hoy. - contestó Juan- pues nos encontramos a uno de la banda del norte, que estaba haciendo pintadas encima de las nuestras, y ya sabes lo que pasa.
- Le disteis una lección. - respondió Dylan .
- Ya te digo que, si le dimos una lección, era uno de los novatos de la banda del norte y estaba en el sitio equivocado en el momento equivocado- dijo Juan- además el golpe final sonó a espalda rota porque no vi en mi bate de béisbol ninguna mueca y te aseguro que hubo un sonido quebradizo.
- ¿No crees que te pasaste un poco? No había que llegar a tanto, ¿no? - preguntó Dylan .
- Venga ya, ¿te estas volviendo un blando? Con los del norte no hay que tener piedad- contestó Juan con frialdad .
Dylan asintió con los hombros porque no tenía ganas de seguir hablando del tema y se puso a pensar en sus cosas. Fue al quiosco a comprar un par de paquetes de pipas y empezó a escuchar un ruido de motor de baja cilindrada, al tiempo que se iba acercando aquel ruido se percataron de que no era una moto, si no varias de ellas.
Doblaron la esquina 5 motocicletas con dos personas en cada una y se acercaron muy rápido al sitio donde estaban sentados.
Por la otra esquina también aparecieron 4 motos, al verse rodeados Juan y los demás salieron corriendo y lo siguiente que notó Dylan fue un fuerte golpe en la rodilla, que lo hizo caer.
- ¡¡¡Aquí hay uno de ellos!!!- dijo una voz detrás de el .
- Tráelo, que le vamos a dar una lección, la misma que le dieron a mi hermano anoche- dijo un joven bajándose de su moto.
-¡¡¡ SOLTADME, YO NO TENGO NADA QUE VER!!!- gritó Dylan- ¡¡¡ JUAN!!! ¡¡¡CHICOS AYUDADME!!!
Pero sus amigos, los que creía que eran sus compañeros lo miraron y siguieron corriendo. Dylan se sintió traicionado y humillado por los suyos, logró soltarse del brazo de un joven que lo tenía sujeto y le dio un puñetazo en el estómago, intentó salir corriendo, pero el otro joven le propinó un golpe en la mandíbula que lo dejó aturdido.
- Hijo de puta- dijo el joven al que Dylan le había pegado y le dio una patada en el costado- esto es para que aprendas.
Llegaron donde estaban los de la banda del norte en sus motos, se bajaron de ellas y fueron haciendo un círculo mientras Dylan intentaba ponerse en pie.
- Vaya vaya vaya, pero mira lo que tenemos aquí, uno de los del sur y está solito, lo han dejado solito y abandonado por su gente. ¿Pero dónde están mis modales? Supongo que querrás saber el nombre del que te va a enseñar que con nosotros no se juega-Dylan lo miraba frunciendo el ceño- Mi nombre Isaac, pero todos me dicen Cobra.
- Me importa una mierda como te llames, ya te dicho que no tengo nada que ver con lo que le ha pasado a tu hermano, son los cobardes que han salido corriendo. - dijo Dylan recordando a los que lo han vendido.
- Chaval, me da igual si estuviste o no. Eres de la banda del sur si no me equivoco y han sido los de tu banda los que se han metido con nosotros, así que ojo por ojo y diente por diente. - dijo Cobra dibujando una risa macabra.
Dos jóvenes sujetaron a Dylan por la espalda .
- Yo haré los honores- dijo Cobra colocándose un puño americano en la mano.
El primer golpe fue directo a la dolorida mandíbula de Dylan, el segundo al costado, el tercero al estómago y una lluvia de golpes sacudieron a Dylan como si fuera un saco de boxeo.
Los golpes cesaron.
- Chaval, esto solo acaba de empezar- dijo Cobra mientras con una mano levantaba la cabeza de Dylan por los pelos y volvía a golpear la cara con el puño americano. - Es todo vuestro compañeros.
Otra lluvia de puñetazos, patadas y demás golpes caían sobre el cuerpo de Dylan sin que él pudiera hacer nada.
Solo agradeció el haber perdido la consciencia pronto, mientras la perdía se juró a sí mismo que se acabaría ese estilo de vida, ahora tocaba luchar para ser una mejor persona.
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El despertar Z
HorrorTodo iba muy bien en la vida de Dylan, un buen trabajo, sin apenas preocupaciones y vivía una vida agradable. Pero que pasaría si todo lo que conoces, tus amigos, familia, tu estilo de vida y todo lo que estas acostumbrado hacer desaparece sin poder...