Unos años antes...
Era una tarde de abril, con tiempo de primavera, Dylan estaba terminando de meter en su mochila ropa, mudas y demás enseres personales para ese viaje de última hora.
Miró su reloj, en poco más de media hora tendría que salir hacia la base aérea de Sevilla, donde estaba citado con todo su equipo, para embarcar en un avión junto con su compañero Diego, quién desde que se alistó en el ejército, ha sido su mejor amigo y compañero en diferentes misiones, algunas secretas y otras no tanto.
Esta última, era una de las más largas que había hecho, ya que era de seis meses en una de las zonas más desoladas al sur de Egipto.
Cuando se estaba poniendo el uniforme sonó el teléfono móvil, y una canción de Metallica empezó a inundar la habitación. Miró la pantalla, y era Diego:-Si dime tío - contestó Dylan.
- ¿Que pasa princesita? Los muchachos y yo estamos haciendo apuestas para ver si te rajas- dijo Diego con tono de burla.
- Jajajaja, sabéis que no y cuando llegue callaré bocas- le reprochó Dylan- estoy todavía en casa, dentro de un ratito saldré para allá.
- Vale nenaza, en la cantina estamos todos- dijo Diego y colgó.Terminó de vestirse y ajustarse bien las botas, cerró bien la mochila, se la colgó y se guardó en la funda del cinturón esa daga que siempre le gustaba llevarse en sus viajes y que tanta suerte le traía, ya que lo ha salvado en más de una ocasión.
Se volvió al espejo donde tenía colgada su boina militar, la cogió y se la colocó bien, ya que no tenía ganas de que ningún superior le diera una regañina por llevarla mal puesta.
Se miró de nuevo y todo estaba perfecto.
Dylan era alto, moreno, ojos verdes y un cuerpo bastante atlético ya que su trabajo le requería una buena forma física.- ¿Qué pasa, te ibas sin despedirte?
Dylan dio un pequeño respingo y miró a la puerta. Allí estaba su esposa, Athenea, tenía el pelo rizado y castaño y de ojos oscuros, de pie apoyada en el quicio de la puerta. Dylan la vio y se quedó disfrutando de aquella imagen unos momentos, llevaba un camisón blanco que ondeaba ligeramente junto con su pelo con la brisa que entraba por la ventana del cuarto.
- No, todavía no me voy- contestó Dylan acercándose a ella- me he despertado y no estabas en la cama-la rodeó con un brazo y la acercó a él dándole un beso en los labios.
- Me he despertado temprano y te dejé seguir durmiendo- dijo ella devolviéndole el beso.
- Bueno llegó la hora- suspiró Dylan.
Dio un pequeño vistazo para ver si se le olvidaba algo, bajó la escalera hasta el primer piso de su casa y abrió la puerta.- Ten mucho cuidado Dylan- dijo Athenea con tono un poco tembloroso.
- Sabes que siempre lo tengo, además esto es pan comido- le contestó Dylan guiñándole un ojo- además sabes que soy el mejor.
Y Athenea lo sabía, sabía que su esposo era uno de los mejores soldados con los que contaba el Ejército, sabía que Dylan tenía cualidades innatas para su trabajo y un instinto muy bueno que le hacía saber cuándo las cosas iban mal y que hacer. También sabía que es muy bueno manejando cualquier tipo de arma, ya que le ha enseñado como usar algunas pistolas y rifles de asalto que Dylan guardaba en casa para entrenar aún más su puntería.
Pero cada vez que Dylan salía de "misiones humanitarias "algo de preocupación le rondaba la cabeza ya que, por muy bueno que fuera en su trabajo y que tuviera unos compañeros excepcionales, nunca se sabe si el más mínimo detalle podía desencadenar una tragedia. Dylan se percató de la preocupación de su esposa- Tranquila, no me pasará nada, tengo a Diego para cubrirme las espaldas. - la tranquilizó.
Le dio un beso de despedida a su esposa, y se dirigió al coche. Guardó la mochila en el maletero y, antes de subirse al coche, volvió a quedarse unos momentos mirando a su hermosa esposa que lo estaba observando desde la puerta de casa.
Se metió en el coche y lanzándole un último beso desde dentro se incorporó a la carretera y partió hacia Sevilla.
Athenea lo despidió con una sonrisa y guardándose un secreto.
Esa mañana Athenea se despertó antes para que, sin que Dylan se diera cuenta, ir al servicio con una cajita pequeña que compró el día anterior en una farmacia a escondidas de Dylan.
Bajó al baño del primer piso para evitar hacer el mas mínimo ruido, la abrió y se sentó en el WC con el test de embarazo en una mano.
Cuando cogió la muestra que le hacía falta, cerró el test y tendría que esperar 3 minutos para saber el resultado, parecía que el tiempo pasaba más lentamente.
Pasó un minuto, empezaron a despertarse en Athenea sentimientos encontrados y una montaña rusa de emociones. Escuchó ruidos en la parte de arriba, Dylan ya se había despertado.Pasó el segundo minuto, Athenea pensaba ya en diferentes nombres, tanto de niño como de niña, también pensó que se estaba haciendo ilusiones, ya que el resultado podía ser negativo, pero ¿y si era positivo? ¿era buena idea tener un bebé? No sabía el tiempo que iba a estar fuera en futuras misiones y si volvería de ellas.
Athenea sintió un escalofrío y apartó ese pensamiento de su cabeza al instante.
Escuchó de sonar el móvil de Dylan.Faltaban 30 segundos, decidió cerrar los ojos y contar muy lentamente hasta 10.
1... 2...3... ¿qué prefiero niño o niña?
4... 5... un niño, si un niño y que fuera tan fuerte como su padre, 6... 7... no una niña mejor para poder jugar con ella a las casitas, 8... 9... no digas tonterías Athenea seguro que va aser negativo y me voy a llevar una decepción, pero ¿y si...?
10.
Lo decidió mientras veía a Dylan guardando su mochila en el coche, decidió no decirle nada y le devolvió el beso lanzándole otro.
Mientras se alejaba pensó en la cara que pondría cuando volviese y la viese con una enorme barriga de embarazada y a punto de dar a luz.
Dar a luz a su primer bebé, mientras volvía a observar el test que guardaba en la mano, el test con resultado positivo.

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El despertar Z
HorrorTodo iba muy bien en la vida de Dylan, un buen trabajo, sin apenas preocupaciones y vivía una vida agradable. Pero que pasaría si todo lo que conoces, tus amigos, familia, tu estilo de vida y todo lo que estas acostumbrado hacer desaparece sin poder...