En mi opinión, la Ebba no ha podido encontrar en esta parte del Atlántico otro grupo que el de
las Bermudas. Esto resulta a la vez de la distancia recorrida a partir de la costa americana y de la
dirección seguida desde la salida del Pamplico-Sound. Esta dirección ha sido constantemente la del
Sudeste, y la distancia, relacionándola con la velocidad de la marcha, debe ser evaluada
aproximadamente entre no-vecientos y mil kilómetros.
Entretanto la goleta no ha disminuido su velocidad. El Conde de Artigas y el ingeniero Serko
están junto al timonel. El capitán Spada en la proa.
¿Vamos, pues, a pasar de largo por este islote, que parece abandonado, y dejarle al Oeste?
No es probable, puesto que estamos en el día y hora indicados para la llegada de la Ebba a su
puerto de escala.
En este momento todos los marineros están en el puente, dispuestos a maniobrar, y el
contramaestre Effrondat toma sus medidas para un próximo anclaje.
Antes de las dos sabré a qué atenerme, con lo que contestaré a la primera de las preguntas que
me he dirigido desde que la goleta ha entrado en plena mar. Y, sin embargo, es inverosímil que el
puerto de escala de la Ebba esté situado precisamente en una de las Bermudas, en mitad del
archipiélago inglés, a no ser que el Conde de Artigas haya efectuado el rapto de Tomás Roch en
provecho de la Gran Bretaña, hipótesis casi inadmisible.
Lo que no es dudoso es que este personaje me observa en este momento con una persistencia
singular. Por más que no sospecha que yo sea el ingeniero Simón Hart, debe preguntarse qué es lo
que lo pienso de esta aventura. Por más que el guardián Gaydón sea un pobre diablo, no se cuidará
menos de lo que le aguarda que el más cumplido gentil hombre, aunque éste fuera el propietario del
fantástico yate. Sin embargo, la insistencia de esta inquisitorial mirada me sorprende e inquieta.
Y si el Conde de Artigas hubiera podido adivinar la luz que acaba de iluminar mi espíritu,
probable es que no dudara en hacerme arrojar al mar.
La prudencia me manda, pues, ser más circuns-pecto que nunca.
En efecto: una punta del misterioso velo se ha levantado, y el porvenir ha aparecido más claro
ante mis ojos.
Al aproximarse la Ebba, la forma de esta isla, o mejor de este islote, hacia el que se dirige, se
dibuja con más claridad sobre el fondo claro del cielo. El sol, que ha pasado su punto más alto, la
baña completamente. El islote está solitario, o, por lo menos, ni al Sur ni al Norte veo grupo alguno.
A medida que la distancia disminuye, el ángulo bajo el que se presenta se abre más, mientras que el
horizonte baja tras él.
Este islote tiene la forma de una taza al revés, del fondo de la cual se escapa un vapor
fuliginoso. Su punta, el culo de la taza, debe elevarse unos cien metros sobre el nivel del mar, y sus
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Julio Verne Ante La Bandera
DiversosEl gran pirata Ker Karraje secuestra al inventor francés Thomas Roch. Karraje quiere que Roch construya para él un arma que nombra "El fulgurador Roch". En posesión de esta poderosa arma, Karraje planea la destrucción del mundo.