Cap. 3

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Los días en la preparatoria eran un infierno para el pequeño rubio; no porque las materias fueran difíciles, de hecho él ni siquiera se esforzaba por abrir un libro, si no que su vida social era un asco.
Tweek quería tener amigos como todos los demás, salir por las tardes y pasar un buen rato pero eso no había sucedido más que en su infancia.
-¿Vas a quedarte a comer aquí?
Esa voz lo sacó de sus pensamientos, sonrió inconscientemente al ver a Tucker recargado en el marco de la puerta.
-¡Agh! No, ahora iré, sólo espérame.
El mayor no respondió, simplemente se encogió de hombros y volvió a ponerse sus audífonos.
El pequeño rubio guardó los cuadernos recién utilizados en su mochila, ya estaba dispuesto a salir cuando sintió que alguien tocó su hombro.
-¿Tú eres amigo de Tucker? 
-Eh, si, supongo
La otra persona sonrió. A decir verdad era realmente alto, más que su compañero que lo esperaba en la puerta, puede que lo haya intimidado un poco.
-Ya veo, ¿te gustaría comer conmigo y con mi grupo?- se rascó la nuca- te he visto aquí sólo así que pensé que te gustaría algo de compañía.
-¡Agh! No lo se, debería preguntarle primero a él.- señaló a su amigo que aún lo esperaba.
-Tucker no es tu mamá, puedes hacer lo que quieras.
Se quedó pensando un momento, ésta podía ser la oportunidad que tanto esperaba, el chico más popular de segundo año lo invitaba a pasar un rato con él y su grupo. Pero por otra parte estaba el mayor, había prometido pasar el tiempo del descanso con él y su otro amigo.
-Está bien, iré.- respondió por fin con un sonrisa algo torcida. 
Se echó la mochila al hombro y se dirigió a la salida, no se detuvo al pasar a lado de su compañero y éste frunció el ceño.
-Estoy aquí- exclamó quitándose los audífonos- ¿recuerdas?
-Iré a comer con él- señaló al castaño.
-¿Con Miles?
-Así es Tucker, conmigo.
El más alto sonrió victorioso, a lo que el mayor sólo chasqueó la lengua.
-¡Agh! Te veré más tarde, en el auto..
-Haz lo quieras- lo interrumpió bruscamente- no vengas llorando después.
El azabache dio media vuelta y se alejó caminado por el pasillo.
-No le hagas caso, es un amargado- comentó el de mayor estatura tras poner su brazo al rededor de los hombros del rubio- ¿nos vamos?
El antes mencionado asintió con la cabeza, a lo que el castaño lo pegó más a él como respuesta.
                            * * *
El timbre sonó, avisando que era la hora de salir. Tweek suspiró y guardó sus cosas no sin antes revolver su cabello.
-¡Ey, Tweek!
Miró hacia donde venía aquella voz, se encontró con un Miles sonriente que sacudía la mano de un lado a otro.
-¡Agh! Hola.
Intentó imitar al mayor pero no resulto, a lo que éste soltó una ligera risa.
-Creí que sería buena idea pasar por ti a tu salón- se rascó la nuca- espero que no te moleste.
-Para nada, gracias.
Bajo la mirada, pues sintió como su cara comenzaba a arder. "Si tan sólo Tucker fuera así..." Pensó, pero inmediatamente quitó eso de su mente, ellos dos eran totalmente diferentes.
-¿Tomás el autobús? 
-¡Agh! Si, pero iré al baño primero, puedes adelantarte si quieres.
-Te acompaño, no es como si tuviera mucha prisa.
Caminaron juntos hasta el baño, Tweek escogió un urinal e hizo lo suyo. Se dio la vuelta pero no sin antes subirse el cierre del pantalón. Se lavó las manos y miró a Miles que se encontraba pegado a la puerta. Le dedicó un sonrisa tierna.
-No creí que esto fuera tan fácil, normalmente me toma días y a veces hasta semanas.
-¿De qué hablas? Salgamos ya, el autobús no tarda en irse.
-En serio que eres tonto- soltó una carcajada y le echó el seguro encima a la puerta.
-¡Agh! Estas asustandome
-No puedo creer que vaya a quitarle su virginidad a una persona tan radiante como tú y no sólo eso, también eres el juguete de Tucker- se acercó al menor y lo azotó contra la pared- éste es el mejor día de mi vida.

Nuestra Promesa [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora