Besos

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[...] Yo había puesto encima de mi pecho, un pequeño letrero que decía: "Cerrado por demolición". Y aquí me tiene usted pintando las paredes, abriendo las ventanas [...]

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22 de octubre, 2016.

Al igual que siempre, al igual que en cada ocasión que se tratara de él, ella se volvía un huracán de emociones, una muñeca entre sus manos, sus piernas temblaron peligrosamente como si de un momento a otro fueran incapaces de sostenerle en pie, los latidos de su corazón se aceleraron vertiginosamente, todo su cuerpo simplemente despertó ante su cercanía, aturdida por su aroma y el calor de su cuerpo contra el suyo apenas pudo pronunciar su nombre –Woo Bin- se maldijo por ser incapaz de pronunciar algo más que eso, pero su mente se perdió ante la abrumadora sensación de sus manos acariciando lentamente su espalda, él no dejo de sonreír y solamente acabo con la distancia que los separaba, la besó. Un beso suave que solo espero a que ella se adaptara antes de volverse más demandante, más intenso, no lo pensó es más ni si quiera se dio cuenta pero en un movimiento natural sus manos simplemente lo buscaron, lo abrazo por el cuello y sus manos se abrieron camino hasta su cabello, se enredaron en el evitando que él se apartara para acercarlo más a ella, besarlo era increíble ¿cómo era posible que tan solo sus besos despertarán todas aquellas sensaciones en su cuerpo?

Se separaron un poco, apenas lo necesario, pero mientras el sonrojo de ella aumentaba a un punto insospechable los labios de él descendieron por la comisura de sus labios hasta su blanco cuello, un gemido de placer escapo de su boca y él sonrió satisfecho y se dedicó a besarle con más ahínco, entonces succionó ligeramente aquella piel y la mordió, continuo haciéndolo aun cuando sabía que dejaría marcas, ambos lo sabían pero ninguno dijo nada aunque por diversas razones, ella fue incapaz de hacerlo porque el placer que estaba sintiendo la hacían ignorar las consecuencias sus labios y sus caricias la volvían loca así que solo podía vivir el momento, él en cambio no podía dejar de hacerlo hacia mucho deseaba hacerlo necesitaba dejar claro que esa mujer que le besaba con desenfreno y sucumbía entre sus brazos era suya, tenía que dejar claro a cualquier idiota que esa mujer le pertenecía que nadie podría tocarla como él lo hacía, jamás lo había hecho, jamás había sentido la necesidad de poseer a una mujer, no es un cavernícola, es consiente  que Ga Eul no es un objeto, que no es algo que puede marcar con su nombre y así asegurar que le pertenece, pero pesa más el saber que ella era la mujer a la que ama, la chica más importante en su vida a la que no desea perder, ella simplemente es ese alguien que necesita en su vida, es el motivo de seguir y por esas razones no esta dispuesto a renunciar a ella.

No estaba consiente de cómo había sucedido pero su espalda sintió levemente la dureza de algo en su espalda, supuso que estaban sobre el sofá pero no podía asegurarlo porque lo único en lo que podía pensar es que Woo Bin no se alejará, lo miró fijamente unos segundos cuando él se alejó de su cuello, pudo advertir su mirada de satisfacción y deseo lejos de molestarle fue ella quién le atrajo con fuerza, necesitaba besarlo, necesitaba sentir sus labios chocando contra los suyos, ansiaba su sabor y el calor que solo sus besos podían darle. Cerró sus ojos y tiro de sus cabellos cuando él mordió labio inferior y sus manos se colaron por debajo de su ropa, aquellas manos se desplazaban tortuosamente lentas podía sentir las yemas de sus dedos tocando su piel, presionando deliciosamente sobre sus piernas ¿cómo era posible que aún sin ir más allá él pudiera hacerla sentir ese placer?

Jadeó con fuerza cuando él se atrevió a acariciar sus pezones sobre la tela de su sostén, arqueó su cuerpo instintivamente ante aquel tacto, él bajo nuevamente hasta su cuello y ella podía sentir sus labios succionando su piel cada vez más fuerte, podía sentirlos bajar cada vez más, podía sentir una de sus manos masajear sus senos y la otra acariciar sus piernas, tal vez estaría con él por primera vez, quizás haría el amor con él esa noche y aun cuando su cuerpo ardía en deseo no pudo sentir miedo, el era Woo Bin después de todo, un chico demasiado experimentado, alguien que había estado ya con muchas mujeres, no podía evitar pensarlo porque esa forma de hacerla sentir era prueba de ello y eso dolía de alguna manera, pero ella solo jadeo una vez más olvidándolo todo, alzó su cuerpo levemente cuando él buscó nuevamente sus labios y sus brazos se aferraron a su espalda porque lo único importante era sentirlo suyo.

Hacer que ella se transformara entre sus brazos era perfecto, era perfecto saber que ella olvidaba todo ante su tacto, que respondía a sus besos con la necesidad y el deseo que él sentía, lo enloquecía verla actuar con esa mezcla de pasión y dulzura, era absolutamente perfecto besarla y saber que le necesitaba tanto como él lo sentía, pero esa noche no era el momento, acarició despacio por última vez su cuerpo, besó desde su cuello hasta su boca y entonces le besó suave y lentamente tratando de calmarse de recuperar el aliento y la cordura, quizás era estúpido parar porque ella lo deseaba tanto como él y era una total estupidez porque al día siguiente tendría un insoportable dolor en su miembro, justo ahí donde la sangre había empezado a cumularse y una maldita erección empieza a dolerle, pero sabe que es mejor esperar, ella no es simple revolcón, es la mujer que ama y que ama, aspira profundamente tratando de guardar en su memoria su aroma, se aleja despacio tratando de no desconcertarla sin embargo, cuando encuentra su mirada se da cuenta que no lo logro, así que en un movimiento rápido sin dar tiempo a nada cambia las posiciones solo cuidando que su anatomía no lo delate, le jala suavemente obligándola a quedar casi recostada sobre su pecho, besa su cabello suavemente mientras la abraza y le murmura un suave "te amo".

Un silencio cómodo y unos cálidos brazos que la cobijan logran que duerma, pero mientras ella permanece quieta entre sus brazos, él permanece atento, vigilante de su sueño, en medio de la penumbra sonríe sin que nadie lo mire, sonríe pensando en lo que aquello significa, sonríe al darse cuenta que él, un hijo de la mafia tiene por fin algo propio y puro, ahora lo sabe y por eso sonríe, porque es un bastardo con suerte, un maldito afortunado que no solo tiene el exquisito cuerpo de esa mujer si no también tiene su corazón.

En silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora