Un Amor Pasajero

Capitulo 8

Capitulo 8.

Narra Niall

-¿Entonces me dejarás sola hoy?-preguntó Daniela haciendo un puchero.

-Solo será por esta noche-besé su frente y tomé mi abrigo.

-Usa protección hermanito-negué divertido con la cabeza y salí a la fresca noche.

Tomé un taxi hacia la dirección del edificio de ____ y llegué al cabo de unos minutos.

Toqué el timbre y luego de dos segundos contestaron.

-Ya bajo-se escuchó la hermosa voz de ____ y luego silencio.

Al poco de unos minutos las puertas se abrierón y ____ salió; estaba demasiado atractiva. Me quedé sin palabras mirandola a esos hermosos ojos.

-¿A dónde iremos?-preguntó ella acercandose hacia donde yo estaba

-Tengo preparado algo especial-la tomé de la mano y le guiñé el ojo.

Subimos al taxi que seguía ahí, el lugar al que ibamos se encontraba un poco lejos.

-¿Vives aquí?-preguntó ella derrepente

-No, solo estaré en la ciudad un par de semanas.

-Oh-exclamó volteando a la ventana. Me sentía mal, no iba a poder estar con ella el tiempo suficiente.

-¿Y tu desde siempre vives aquí?-pregunté para romper el silencio.

-Me mudé hace diez años; yo solía vivir en Seattle pero mi padre tenía que venir a trabajar a Europa.-dijo con una sonrisa emotiva.

Así fuimos todo el camino platicando. Yo le conté que era de Irlanda pero vivía en Londres. Ella me dijo que había estudiado fotografía en la Academia Española de Bellas Artes de Roma y que su hermano era abogado en una firma pequeña. También le conté que yo trabajaba administrando una pequeña cadena de hoteles.

Después de un rato llegamos a nuestro destino. Bajamos del taxi y le pagué; la volví a tomar de la mano.

Ella emitió un jadeo de sorpresa al ver en donde ibamos a cenar.

-¿Te gusta?-pregunté admirando su cara. Se veía tan hermosa ilumada por la luz de la luna.

-Me encanta Niall!-ella me mostró esa sonrisa que tanto me gustaba.

Caminamos hacia la mesa iluminada por velas. Le ofrecí la silla para sentarse pero ella antes se abalanzó sobre mí abrazandome. Su aroma era exquisito.

-Muchas gracias por trerme aquí Niall-cuando se separó de mí tenía lágrimas en los ojos.

-¿Qué pasa?-pregunté preocupado limpiandole una lágrima con el pulgar.

-En este parque y en esa iglesia es donde velamos a mi padre-agachó la cabeza.

-Perdoname por traerte aquí, ____ perdoname, quieres que...-ella me tomó del brazo sonriendome.

-No hay problema, me gusta venir aquí-ella sonrió y me tomó de la mano. Yo le devolví la sonrisa y la besé lentamente succionando y mordiendo su labio inferior. Ella abrió su boca un poco más e introdujo su lengua en mi boca; yo hice lo mismo. Era tan calida y humeda; tan exquisita como un dulce.

De su boca salió un pequeño gemido que me encendió más de lo que ya estaba. Me encantaba sentir su bien formada cintura en mis manos mientras ella revolvía sus dedos en mi cabello.

-Espera...-la separé un poco; no quería que todo fuera apresurado; si la iba a conquistar sería de una forma más emocionante y romántica. Ella me miró confundida.-antes de hacer otra cosa me gustaría que nos conocieramos mejor.

Ella sonrió tierna y me dió un pequeño beso en la mejilla. Le volví a ofrecer la silla y nos sentamos.

La velada concluyó increíble; en varias ocasiones estuvimos coqueteando. Ella me interesaba y yo a ella; nada podía salir mal.

De regreso a su apartamento fuimos pláticando animadamente y riendo. Había cierta tención entre los dos, y me temo que ya no la podía aguantar más. Cuando bajamos del taxi la acompañé hasta la puerta, pero antes de que entrara, la acorralé en una pared y ella me miró con deseo. Nos besamos desesperadamente; nuestros cuerpos se encontraban totalmente pegados y nuestras bocas estaban impregnadas por la saliva de cada uno. Otravez me encontraba maravillado por lo que me hacía esa hermosa mujer.

El sonido de una puerta asotarse hizo que nos separaramos. Volteé a ver y un tipo alto y moreno me miraba con enojo y a ____ con desprobación. Miré a ____ confundido y ella estaba pálida.

-Zayn...te presento a Niall-dijo acomodandose el cabello.-Niall, el es mi hermano Zayn.

Le extendí la mano para saludarlo; pero el seguía con el ceño fruncido...