Capitulo 12

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Pov Alexa

Lucy y Susan se ven tan apresuradas que pienso que podrán desmayarse en cualquier momento, de pronto, aparece Citlalli muy confundida.

— ¿Por qué están así? — pregunta.

— ¿No lo sabes? — Ella niega —hoy será el baile de invierno — se ilumina su cara — deberías dejar de estar tan distraída con Edmund — ella solo se sonroja y luego me reclama, sé que no le agrada que diga eso.

Citlalli y Ed han pasado bastantes tiempos juntos, yo diría un mes, pero quien puede asegúralo. Sinceramente, no me sorprendería que ellos ya tuvieran algo entre manos, me alegro por ella. Entre tanto he estado investigando sobre la leyenda del libro, estoy segura que descubriré la verdad. En cuanto al Rey Peter y yo, no ha pasado nada, suele ser muy cortante con sus respuestas. Casi no lo he visto, tiene muchas "ocupaciones" y trata que nuestros caminos no se crucen, lo cual me deprime, pero, sé que no debo sufrir por eso. Las reinas se sientan a descansar un rato, trato de abanicarlas pero ellas me piden que pare.

— Deberías irte preparando... — expresa Susan refiriéndose a mi aspecto, mi estilo parece ser sacado de cierta chica del distrito 12.

— Bueno, la verdad es... —suspire.

— No tienes nada que ponerte, ¿verdad? — Yo asentí — Ve a mi habitación a las cuatro en punto, estoy segura que encontraremos algo para ti — no pude parar de sonreír. Me alegraba congeniar con la reina benévola.

***

Me encontraba caminando por uno de los pasillos de este inmenso castillo, para encontrar el atajo que me llevaría directamente a los aposentos de Susan y Lucy, leía un libro de plantas cuando choque con alguien. Edmund.

— Perdón... — dice dirigiéndose a mí, parecía que él también estaba distraído.

— No hay cuidado — respondí — te ves preocupado, ¿Estás bien?

— Siempre has sido muy observadora, ¿verdad? — Solo atinamos a reírnos — ¿Puedes guardar un secreto? — Yo asentí — me he sentido confundido los últimos días, y creo saber el porqué. Estoy enamorándome de Citlalli. Mi problema es que no encuentro el momento para decirle — sonríe hacia mí.

— Debes tener paciencia, estoy segura que el momento perfecto llegara — ambos nos despedimos y cada quien retoma su camino.

Llegue a la habitación de la reina, toque la puerta y espere, ella me recibe con una gran sonrisa. Citlalli y Lucy también están ahí. Ambas me toman del brazo y me arrastran adentro de la habitación. Es una alcoba muy bonita, aunque debo admitir, algo conservadora para mi gusto. Me senté sobre un sofá de terciopelo color marrón mientras las demás charlaban. De pronto, Susan se aparta y camina hacia una gran puerta blanca, mis ojos no pueden evitar abrirse como platos. Había centenares de vestidos hermosos y especiales. Tras probarme 20 no había encontrado el indicado, ninguno era de mi estilo. En cambio, mi hermana-no oficial ya tenía el suyo, que estaba hecho con seda color aguamarina, y se veía bastante elegante gracias al tul de seda que formaban las mangas. Estaba algo desesperada hasta que Susan saca un vestido que me deja impactada. Estaba hecho del mismo material del otro vestido, solamente que está en tonos grisáceos y el tul de seda formaba las mangas y parte del cuello hasta llegar al busto terminando en forma de corazón. La servidumbre nos ayudaba para que el tiempo rindiera y nos viéramos apropiadas para el baile, aunque la mayoría de las veces optaba por hacerlo sola. En pocas horas estábamos listas, con lindos peinados, maquillajes y algunos accesorios para el cabello. Camine hacia el gran ventanal de la habitación, la noche estaba cayendo dejando ver un hermoso cielo estrellado. Las personas habían empezado a llegar, la mayoría se trataba de criaturas mitológicas, aunque también se hacía presente la nobleza. Me encontré nerviosa por un momento, a veces era tímida, pero me convencí que todo estaría bien. Salimos de la habitación apresuradamente, las reinas debían estar abajo para recibir a los invitados. Cuando estábamos bajando, pude notar que Caspian nos esperaba al final de las escaleras. Citlalli, yo y Lucy nos esperamos un poco mientras que Susan se apresuró para llegar lo antes posible y tomar su brazo. Ella no se dio cuenta pero nos guiño un ojo, unos instantes después se retiraron hacia la entrada principal del castillo. Mis nervios se querían apoderar de mi cuerpo, pero todo el ambiente se aligero gracias a la presencia de Peter y Edmund, quienes nos veían con las bocas abiertas ¿acaso nos vemos tan diferentes?

El regresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora