Capitulo 3

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Narra Madara

-Naruto...- hablé desde mi cama con una pereza insoportable, lo había convertido en algo así como mi cuidador personal, (con un par de amenazas claro, pero al fin y al cabo eso era), así que ante esto él acudió conmigo y sin dejarle musitar ni una palabra lo jalé y acosté conmigo, su cara de confusión me pareció divertida.
-¿Qué quieres?- habló sin muestra de respeto alguna, pero de todas formas ya me había acostumbrado a eso, por lo que no dije nada.
-Solo espero que no seas de la misma forma cuando te tenga que quitar a Kyubi o será insoportable- le piqué un poco.
-¡Eso no pasará! ¡Jamás te lo dejaré!
-¿Tienes alguna otra alternativa? ¿O es que acaso ya encontraste la manera de escapar?
El silencio se hizo presente, como lo tenía sujetado no podía irse, pero aún así lo intento, sabiendo el resultado de si hacía eso.
-El Madara Uchiha del que todos hablan es un hombre más terrorífico, perdí el respeto que tenía por ti, y aunque seas más poderoso que yo, no te voy a dejar que toques ni un poco el chacra de Kyubi.
-Que interesante... ya lo veremos- le dije para inculcarle miedo, pero al parecer no funcionó ya que él no cambió la expresión de su rostro, eso me molestó un poco, pero también me fascinó, de alguna manera, era la primera persona que no se rendía con unas cuantas palabras de mi parte, realmente ese chico era muy extraño e interesante.
-¿Para qué necesitas a Kyubi?- habló mi acompañante tras pasado un tiempo, yo medite si decirle o no, pero al final terminaría muerto, así que que más daba.
-¿No es obvio? Para conquistar el mundo ninja, una vez todo esté bajo mi control, cambiaré todos los errores que ha cometido Hashirama y todo fluirá en la dirección correcta.
-No entiendo porque lo odias tanto, debieron de haberse aliado y perdonado en vez de intentar matarse cada vez que se veían- expresó con una voz que me confundió entre si me lo decía a mí o a él mismo. No dije nada y lo solté de una vez, pero él ni se movió, si no más bien se acurrucó en el espacio para quedarse más tiempo, en serio que no entiendo como confía tan fácil en la gente aún si esta amenaza con matarle.
Suspiré y decidí dejarlo, ya que tenía que descansar, las ganas de molestar al chico se habían esfumado repentinamente, por lo que preferí dormir a estar perdiendo el tiempo de alguna otra manera, dejándome llevar por aquel oscuro mundo.

Desperté cuando la puesta del sol se hacía presente anunciando la mañana y la llegada de un nuevo día, el momento perfecto para hacerlo, ya que como tendría que salir a investigar un poco más y a buscar información de lo sucedido con Obito, sería mejor hacerlo lo más temprano posible para realizar todo en un día. Me fijé en mi pecho y me encontré al niño pegado a mi cuerpo, como si buscase consolación, aunque probablemente haya pasado frío por la noche y lo más que se le pudo haber ocurrido dormido era pegarse a lo más próximo que le diese calor, si me era sincero conmigo, diría que es tierno.
Sin cuidado alguno me levante, aventando al rubio al otro lado de la cama y haciendo que este se despertase de golpe. Al principio pareció fastidiarse de que lo hubiesen separado de su confortable sueño, pero al verme preparando las cosas de mi salida moviéndome de un lugar a otro, solo pudo atinar a mirarme curioso, esperando el momento oportuno para preguntar, y cuando creyó que lo era, lo hizo.
-Madara, ¿A dónde vas, vamos a salir?- me llamó reclamando mi atención, así que rápidamente termine de ponerme las botas para seguidamente acercarme a él, quién seguía recostado en la cama, pero ahora tapado.
-No, yo voy a salir pero tú te quedas- le respondí observándole y hablándole estrictamente, ya que no quería que pensase en hacer alguna locura, como escapar, por ejemplo.
-¿Y por qué? Yo quiero salir- me habló con un tono de reproche, esto me estaba comenzando a hartar.
-Escúchame,- dije con tono pausado, queriendo que comprendiera y se grabará todas mis palabras en su mente- no quiero que intentes escapar o algo por el estilo, ¿Entiendes? Si lo haces no te irá muy bien, creo que eso ya deberías saberlo.
El rubio solo asintió apenas le pregunte si comprendía lo que quería decir, parece haber funcionado lo que quería lograr, ahora solo quedaba esperar que lo cumpliera.
Tomé lo último que necesitaba para poder irme, seguidamente lo miré por última vez intentando recordarle lo que le había dicho hace poco, y volviendo a tener el propósito de inculcarle que entendiera y realizará todo a la perfección, cosa que dado su personalidad, parecía imposible, pero un intento no estaba de más.
Salí por la puerta y pase sin complicación alguna el escudo que tenía como protector de la casa, esperando que todo fuese como lo planeado.

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Inesperado. || MadaNaru Donde viven las historias. Descúbrelo ahora