— ¿Le apetece que le traiga un café señor Bay?—la pregunta de aquel joven me pilló por sorpresa. Hasta ayer era yo el que formulaba aquella pregunta. Miré con desconcierto a aquel chico rubio, y por que no decirlo, atractivo y negué con la cabeza.
—No gracias—respondí incómodo—. Preferiría que me enseñaras como trabajáis aquí y me pusieras al día para poder hacerme una idea rápidamente, si no te importa.
El chico que desde ese día en adelante iba a ser mi asistente, o ayudante o como se le diga, me miró de arriba abajo y sonrió.
—Perdón, ¿tu nombre era...?—pregunté al chico.
—Ryan señor—contestó con un nueva sonrisa.
Aquella zona de trabajo de la planta cinco era más pequeña que en la que yo trabajaba hasta el día pasado con Rebbeca. Supuse que la zona de trabajo de la mujer debía ir de acorde con su desmesurado ego. Había tres personas reunidas en una mesa grande y central, tres escritorios vacíos que supuse que serían de ellos y un par de mesas más frente a un pequeño despacho.
—Por favor Ryan llámame Bay—contesté cuando el chico comenzó a caminar hacia la mesa central. Aquel chico era más o menos de mi misma edad, que me llamara señor me hacía sentirme incómodo.
El chico me presentó al que sería mi equipo, me enseñó los proyectos que llevaban entre manos para el número de esa semana y en el cual por cuestión de tiempo yo no iba a participar y luego me acomodó en mi despacho. Le di las gracias y se marchó con una nueva sonrisa. Me puse a trabajar enseguida. El antiguo jefe de aquella sección, me había facilitado las cosas. Me había dejado varias carpetas con los clubes de deportes de la ciudad y fuera de ellas, sus números y personas de contacto. Carpetas con los posibles artículos para las próximas semanazas. Esa carpeta la deseché en un cajón de inmediato. Revisé la agenda de aquel hombre y me dispuse a organizar las citas interesantes y desechar la que no me gustaban demasiado.
*¿Qué tal tu primer día en tu nuevo puesto? .Lip*
El sonido del teléfono me distrajo durante un momento, lo saqué del macuto, miré el móvil y lo leí, luego de reírme como un tonto, respondí.
*Asombrosamente productivo, ¡creo! .Bay*
Recibí la contestación de inmediato, pero Ryan interrumpió para que le diera permiso de salir a comer y asentí mientras le devolvía la sonrisa a aquel joven.
*¿Creo? .Lip*
*Seguro que lo hace usted fantásticamente. Lip*
*Si deja de molestarme seguro que sí. Bay*
*¡Oído!, señor gruñón, tan solo quería desearle suerte en su nuevo trabajo y pedirle que abriera su correo de trabajo, su padrino le ha dejado un regalito. Lip*
*Gracias. Uy que miedo me dan sus regalitos. ¿Padrino?, tengo que seguir trabajando, hablamos más tarde. Bay*
Ya no me respondió. Mientras dudaba si debía hacerlo o no, me metí a mi correo de trabajo. Allí tenía un mensaje de lo que supuse que sería el correo de la oficina de Lip, ya que tenía muchas letras pomposas. Lo abrí y casi me caigo de la silla. Había un número de contacto privado junto con unas fotos de una estrella de un equipo local al que habían sacado del armario hacía un par de semanas. El chico se había negado a dar declaraciones. Bajo la imagen, Lip me indicaba de qué se conocían junto con un par de frases ingeniosas. Lip había conseguido que ese chico estuviera dispuesto a concederme una entrevista.
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Los Juegos de Bay
Teen FictionBay llega a una nueva ciudad tras graduarse dispuesto a hacer realidad todos los planes que tenía pensado para él. Pero en su primera noche algo se interpondrá en este camino, enseñándole un mundo de juegos y perversiones que no conocía, y dejando d...