JUEGO 23

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Lip se acercó a grandes zancadas hacia donde yo estaba y me estudió con su negra mirada. Estaba como nervioso y preocupado al mismo tiempo. ¿Qué pasaba?, ¿Por qué me había mentido?

— ¿Qué haces aquí?—me preguntó muy cerca. Estaba guapo, realmente guapo. Un traje negro azabache adornaba su cuerpo, junto con una camisa más blanca que la cal y una corbata azul eléctrico.

—Querido Phillip, felicidades—gritó una mujer a mi espalda quitándome la oportunidad de responder. La mujer tendría unos cuarenta años, era morena y llevaba un horrendo moño y un atuendo nada apropiado para su edad.

—Gracias Grace es un placer que hayas podido venir—la saludó Lip con un beso en la cara—. Mis padres están dentro, ¿Por qué no pasas?, seguro que les encantará verte.

—Claro, hace tanto tiempo que no veo a Lisa—Lip la despachó y la mujer corrió hacia el comedor del apartamento.

Estaba desconcertado. Lip daba una fiesta. Creía, no, Alejandro me había dicho que odiaba las fiestas. Era evidente que no había sido invitado y por eso me había mentido.

—Lo siento no sabía que dabas una fiesta—me disculpé—. Ya me marcho.

Me dirigí a toda prisa hacia la puerta, pero Lip me agarró de un brazo y me metió en el despacho de los guardas. Ted se levantó de inmediato de su asiento frente a un montón de monitores llenos de cámaras que mostraban las zonas comunes de aquella casa, del ascensor y del portal.

—Nos dejas un momento—le pidió a su empleado.

—Claro señor—el hombre cruzó la puerta y cerró tras él.

El despacho era pequeño pero estaba bien acondicionado. Era muy parecido al de Lip, pero tenía una ventana en vez de un balcón.

— ¿Qué haces aquí Romeo?—preguntó nervioso—. Creía que habíamos quedado en vernos mañana.

—Pensé que estarías solo y no quería que pasaras tu cumple solo—reí amargamente y entonces todo cuadró en mi mente. Me había estado formando una película que solo existía en mi cabeza—. Que idiota he sido.

— ¿Por qué dices eso?—Lip estaba frenético, parecía querer desaparecer, estaba incómodo por mi presencia allí.

—Por qué es evidente que no he sido invitado a tú fiesta de cumpleaños, es mejor que me vaya.

Me dirigí hacía la puerta pero Lip me agarró del brazo y evitó que me fuera.

—No es lo que piensas.

— ¿Ah no?—repuse con ironía—. ¿Qué es Phillip?, ¿Por qué no me has invitado a tú fiesta?

—Bay yo...—era la primera vez que me llamaba Bay, pero me dio igual le corté con la mano y él se detuvo.

—No es necesario que contestes. Ya te lo digo yo—hablé con altanería—. No soy lo bastante bueno para presentarme a tú familia y a tus amigos, solo soy un polvo, nada importante.

—No—gritó con las manos en la cabeza—. Tú eres muy importante para mí. Lo más importante.

—Te he presentado a mi familia, a mis amigos—enumeré—. Y sin embargó tú me mantienes en una burbuja. ¿A qué tienes miedo Lip?

—Ya lo sabes—contestó abatido.

—A que se vuelva demasiado serió—me respondí yo mismo, cogiendo mi corazón y tirando de él hacia fuera. Una lágrima se resbaló por mi mejilla.

—No llores por favor, podemos arreglarlo—soltó.

Yo reí.

—Ya es demasiado serio Lip—el chico me miró con los ojos negros abiertos como platos—. Al menos para mí lo es. Te quiero. Estoy enamorado de ti.

Los Juegos de BayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora