"The Lady In My life"

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Michael regresó para decirme: "te doy 15 minutos para que te pongas muy linda, más de lo que ya eres claro. Es una ocasión especial".

— ¿y a dónde vamos?

— no puedo decirte. Pero haz lo que te digo, ya verás. —dijo con su voz dulce y una bella sonrisa en su rostro y luego se marchó.

Luego de alegrarme me dispuse a enfrentar el típico problema a resolver: la ropa. Me puse un vestido negro que había comprado en Ámsterdam. Que lástima que no se le ocurrió antes a Mike, habría tenido tiempo de hacerme un peinado o algo más bonito. Pensé que llamar a Karen para pedirle ayuda sería buena idea.

La llamé y Karen aceptó encantadísima la idea de ayudarme. Luego de unos minutos había transformado mi cabello en el de una princesa. Me había hecho un pei-nado con ondas, y me maquilló divinamente. Yo le conté todo, confiaba en ella y sabía que Mike también así es que no había problema. Ella estaba feliz y le hacía gracia que tuviéramos esta cita secreta.

Michael llamó a mi habitación. "vamos el chofer nos espera por la salida de atrás".

— ¡enseguida bajo! —dije.

Salí con un abrigo encima, y partimos. Finalmente el chofer nos llevó hasta la torre Eiffel, nunca la había visto, solamente en películas. Era hermosa por sí sola y más aún esta noche porque estaba llena de luces en toda su estructura. La miré sintiéndome pequeña en tamaño y en edad, como una niña.

Grité de emoción agradeciéndole a Michael y me agarré a su cuello. Mike se reía con esa expresión suya tan especial. Como de satisfacción por haberme sorprendido tanto con su regalo.

— ¿vamos? —dijo.

Nos bajamos del auto y caminamos hacia la entrada. Michael había arre-glado todo para que pasáramos inadvertidos.

Subimos por ascensor hasta el restaurant Jules Verne que está en el se-gundo nivel de la torre. A varios metros del suelo, que daban sin duda un poco de vértigo.

Michael había reservado todo el restaurant para nosotros solos.

Me saqué el abrigo.

— ¡estás preciosa! Que vestido más lindo, y tu cabello ondulado, se ve muy bien.

— gracias tu también estas muy guapo.

— pero es que tu estás preciosa mi Julie.

Él se veía espléndido. Bueno siempre lo era, pero se veía contento y eso me gustaba aún más. Le daba un brillo especial.

— Michael, nunca me esperé esta sorpresa, ¡que lindo todo! Es un sueño amor... muchas gracias. La torre es mucho más linda de lo que había visto en fotos, o en el cine. Y este restaurante es simplemente un lujo.

— ¿no te da vértigo?

— Un poco, pero es precioso, además como es de noche se ve todo París iluminado. "La ciudad luz" esto es maravilloso.

— sí que lo es. Me agrada que estemos aquí. Esto no tiene comparación con salir disfrazado. Sabes, a veces salía disfrazado en mitad de la gira y sin avisarle nada a nadie...

— ¡bromeas!

— era genial. Todos los guardias estaban vueltos locos buscándome, pero no podían alarmar a nadie porque se formaría un caos. Finalmente me en-contraban de vuelta en mi habitación.

— jajaja no puedo creerlo Mike, los tenías a todos desesperados. ¿Y qué hacías cuando salías?

— bueno, generalmente nada. Sólo pasear, una vez fui a una tienda de discos y justo dos chicas comenzaron a hablar de mí y no se dieron cuenta de que yo estaba a su lado. ¡Fue increíble!

— me imagino que te revolcabas de la risa cuando llegabas al hotel, jaja que chistoso.

— si, era genial. Pero nada se compara con poder estar aquí contigo. —dijo con una mirada tierna. Cuando Michael hablaba así mis pies se despegaban de la tierra. Ya había pasado casi un año desde que comencé sentirme así cuando estaba cerca de él. Pero aún me sentía como viviendo un sueño. No terminaba de creer que él dedicara esas miradas románticas para mí. No terminaba de sentirme afortunada, no por la fama que tuviera, no porque fuera "Michael Jackson". Sino porque cada segundo me sorprendía más con su maravillosa forma de ser.

Cenamos cosas deliciosas típicas francesas, una entrada con frutos muy raros, sopa y luego carne con un acompañamiento de no se qué, pero eran exquisitas. De postre una Crème Brulèe deliciosa.

Adoraba ver a Michael tan contento. De pronto él pidió un champagne pa-ra celebrar esta noche tan especial.

— ¿y desde cuándo que bebes Michael, me perdí de algo? —pregunté. Michael no acostumbraba esos vicios tan aceptados en la vida social. En realidad ninguno de los dos gustaba de beber.

— desde nunca, pero es más glamoroso celebrar con champagne francés ¿no?

— jaja, toda la razón. Imposible no hacerlo si estamos cenando en un lugar como este.

— Julie. Mi querida Julie. Tengo que decirte algunas cosas...

— Parece que son cosas buenas por esa sonrisita que me pones —dije admirando su adorable forma de hablarme galantemente en ese mo-mento.

— si, algunas cosas como por ejemplo... que te amo, que te has convertido en una parte muy importante en mi vida, que me das las fuerzas para se-guir día a día.

Que te agradezco todo lo que has hecho por mí. Y que bendigo al cielo y a dios por habernos hecho coincidir esa noche de lluvia. Y que ese momento en que lloraste y me dijiste que me amabas me hiciste muy feliz, y lo revivo siempre en mi mente, cada vez que me siento mal por algo pienso en eso y me das ánimo. Y siento un gran amor por ti. —conforme decía más palabras mayor era mi emoción. No imaginaba oír tal declaración de amor. Esa noche era sorprendentemente bella.

— Michael, eres tan lindo. Bueno esas cosas ya las sé., pero siempre me cautiva el que me las digas, y siempre me mata ver esos ojitos brillantes hablándome con tanto amor. Y también te amo, muchísimo. A veces tengo miedo de amarte tanto, miedo de que te aburras de mí. Pero luego hablas así y ya no tengo miedos. Eres tan especial, tan único, sensible. Cada detalle en lo que haces tiene tu energía, tu cariño. Eres tan bondadoso, inteligente, y tierno. Es por eso que te amo, te amo y te admiro profundamente, eres la mejor persona que he conocido. Y me llenas de amor, me haces sentir como en el cielo. ¡De hecho estamos cenando en el cielo!

— sí, jaja que lindo. Me haces muy feliz Julie. Y había perdido todas las es-peranzas de serlo algún día. Si pudiera agradecerte por haber llegado a mi vida...

— siempre me lo agradeces, cada vez que siento que me amas, y soy yo la que no sabe qué hacer para retribuirte. Me haces muy feliz. Quisiera que esto durara para siempre.

— bueno, hay una cosa que no sabes...

— ¿Que cosa Michael?, ¿acaso este no es tu verdadero rostro?, ¿ya vas a empezar con tus bromitas?

— jajajaj, no para nada. —rió de manera casi forzada, se notaba que estaba preocupado por decirme algo más importante. Algo que traía en mente. Tomando una actitud más seria cogió mi mano y dijo mirándome a los ojos:

"Lo que aún no sabes, o más bien, lo que quiero saber es si tu quieres ser mi esposa... Julie, ¿te casarías conmigo?"

"Speechless" - TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora