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Introducción


 El cielo en su más incoloro esplendor, despertando sin ganas. En ese instante es cuando mi corazón quemado se expande.

 El instante en el que el entorno se adapta a mí.

 Porque presenciar la luz creando una sombra sutil que se pasea por las calles, acaricia los semblantes inexpresivos y aumenta el brillo que generan las diminutas chispas de encendedores gastados, es tan triste y vacío.

 Tan yo.

 ¿Existe un escenario igual de acogedor y rutinario que este? Porque el sólo pensar conocerlo me hace divagar entre fantasías.

 La belleza de lo abandonado y roto, la delicadez de las tristezas y penurias ajenas y el atractivo inigualable de un rostro demacrado. 

 El placer de sentir dolor, el éxtasis de presenciarlo. 

 Ver cómo la inocencia se mancha, se descuartiza. 

 Admirar un alma siendo perturbada o un hogar desmoronarse. 

 Esas y muchas otras cosas son las que me mantienen viva, interesada. Ya que son las que me vuelven una aficionada al conocimiento y saberes, a la comprensión y análisis de los puntos de vista que sostienen este miserable mundo.

 Un planeta bañado en desolación, tragedia y sangre. 

 Me fascina, me atrae.

 No lo niego, no lo negaré.

 Soy una adicta, enferma al tema. Lo que escribí en estas cargadas oraciones es el motivo por el cual la salida de Sol aún me presencia. 

Tal vez monomanía, tal vez obsesión. No lo sé.

 No me preocupa.

 Estoy diagnosticada y etiquetada con tantos trastornos mentales y palabras poco oídas que hasta rememorarlas me aburre. 

 Soy y no soy, indefinida. Abstracta. 

 Avergonzada de pertenecer a esta raza de ineptos ingenuos.

 Las palabras vuelan en mi cabeza, mas no seguiré diciéndolas aquí. No lo merecen.

 No lo merezco.

 En fin, soy Lloyd Junker.

 Y esta es mi perspectiva.

Bright Black [Diabolik Lovers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora