Bright Black [Diabolik Lovers]

I

Capítulo 1

Sweet sacrifice

"it's true, we're all a little insane;

But it's so clear now that i'm unchained."

Me sujeté de un árbol para desmontarme del caballo, que se había alterado tras un percance cerca del lago y salió corriendo hacia ningún sitio en especifico. Pero bueno, supongo que regresará con el viejo y gruñón señor Conan, su dueño.

  Lo tomé prestado por un momento para llegar a la dirección que mi tío me dio horas atrás. Cuando leí dónde quedaba la mansión Sakamaki, fruncí tanto el ceño que casi parto mi frente en dos. Porque vamos, que de no dejarme salir ni a pedirle azúcar a la vecina a ir hacia una mansión en las afueras de la ciudad hay un cambio bastante drástico; Sospechoso, sorpresivo y alarmante.

  La obviedad saltaba cual insectos a la luz en su discurso al comentármelo, lo que me hizo reír con burla. Jamás había visto al viejo actuando con semejante indiscreción y obviedad, sus gestos contradijeron hasta la última palabra que articuló.

Al comentar esto, conmemoro mi niñez y los extensos regaños que me regalaba de a ratos. Aquellos días donde él dejaba el trabajo de lado para enseñarme diversos idiomas y formas de escritura, tocar mis primeros acordes con la guitarra e introducirme al Rock. A la vez que procuraba ampliar mi vocabulario dándome libros del icónico Lovecraft, quien hoy en día continúa siendo mi escritor favorito.

Mi maestro.

La única persona a la que le tengo y tendré afecto.

O al menos, la única que sigue viva.

Mi estado anímico cambió sin aviso previo. Tengo ganas de matar, romper y lastimar. No me interesa si es a mí o a otros. Quiero destrucción, quiero dolor, quiero sexo y quiero infierno.

Quiero quemarme y quemar.

La luz del Sol de repente me resulta excitante, acogedora. Estoy en una película, en mi historia. La vida real la escribo yo, puedo ser un catalizador. No existe una moral fija, la ética desaparece y mi juicio está el triple de nublado. Corro, qué libertad; Qué belleza. Poético, inspirador. Tan yo, tan nosotros. Tan humano, ¡Qué humano! Me llena, me vacía. Me confunde. ¿Qué deseo, qué odio? Nada, todo. Nada y todo. Todo, todo.

Nada.

Doy vueltas, bailo. Al compás del viento, al compás de mis latidos. Vislumbro un hogar, ¿Ya lo habrán aniquilado?  Ese objetivo, ¡Es mío, lo canté primera! Ahí voy, me acerco. Graba mi llegada, graba mi cara. La tuya. Prometo reproducirla antes de irme a dormir.

Un hombre está en el jardín delantero, amenazante. Aguarda, ¿Hombre? No, no. No hay forma, no hay motivo. Eso es un menor, un igual. Con una símil, una niña que ya no es niña por completo.

Mi piel lo afirma, mi alma lo nota.

Ese chico está siendo malvado con la chica, le está gritando y maltratando. Me estremece, me llena.

Oscuridad, perversión y violencia. Mis amigas, mi compañeras.

Un corte, dos golpes, tres mordidas y al suelo. Eso sucedió, eso sucede. El joven no es un simple joven, es un humano inhumano. Paranormal, sobrenatural. La está consumiendo, la está drenando. Oh, universo, que me cuelguen si miento al jurar que quisiera poder drenarla junto a él y luego a él. Jamás vi algo así, pero lo imaginé. Sucio, impuro; Hermoso. Cada vez estoy más próxima al acontecimiento, ¿Es tarde para sumarme?