Todo Se Vuelve Bastante Gay.

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Soy Ichimatsu, el cuarto hijo de la familia Matsuno. Somos seis hermanos en total, osea, sextillizos. Suena increíble, lo sé, pero cada uno de nosotros es diferente. Osomatsu, nuestro hermano mayor es un pervertido de primera, además de su obsesión a las apuestas. Karamatsu, el segundo es un idiota. Bueno, en realidad él cree que está a la moda y que es irresistible hacia las chicas, aunque sólo provoca asco. Choromatsu, el tercero se hace ver ser el más maduro y correcto de todos, pero es un Otaku virgen fan de las Idols. Yo, Ichimatsu, el cuarto hijo, puedo definirme cómo él "siniestro" o "oscuro" de todos los hermanos. Bueno, eso es lo que dicen ellos, aunque me apasionan los gatos. Esas criaturas hermosas, engreídas; las amo. Jyushimatsu, el quinto hijo es un tanto... Feliz. Ha quién engaño, es realmente como un payaso. Siempre tiene una boba sonrisa en su rostro, además de tener una fuerza de otro mundo. Bueno, tal vez es de otro mundo. & por último, Todomatsu. Él es el menor de todos, además de ser bastante popular entre las chicas por su dulzura y delicadeza, aunque para nosotros cinco es él peor de todos.

Hoy era un día especial. Nuestro cumpleaños, aunque a decir verdad ninguno de nosotros estaba muy contento por aquello. Íbamos a cumplir 21 y aún ninguno de nosotros tiene una novia. Bueno, a decir verdad no tengo intenciones de tener una novia aún. Estoy bien con mi querido y peludo gato, además de la compañía de mis hermanos (o más bien molestias) son más que suficientes para mi.

- ¡Aaah! No quiero hacerme cada vez más viejo y virgen...-Se quejó Osomatsu, dejándose caer sobre el suelo, entre algunas almohadas que se encontraban tiradas.
- Es tú culpa por no conseguir novia, Osomatsu Nii-san.-Contestó Todomatsu con aquella sonrisa burlona y tierna que siempre tenía en el rostro, aunque en realidad era totalmente perturbador. No es cómo si no pudiéramos saber lo que estuviera pensando, ya que prácticamente somos sextillizos (?)
- ¡No es como si tú tuvieras novia, Todomatsu! -Trató de defenderse el azabache rojizo, pero bastó con que él azabache rosa le lanzara uno de sus zapatos al rostro, haciendo que éste quedara pasmado en el suelo.
- Ah, que fastidio... -Murmuré entre dientes, levantándome para caminar fuera de aquella habitación.

Una vez fuera, me encontré con el eufórico y alegre de mi hermano menor, Jyushimatsu.
- ¡Ichimatsu nii-san! ¡Vamos a darle comida a los gatos! ¡Muscle Muscle!
- Eh... Está bien. -Asentí, sacando de uno de mis bolsillos una bolsa, aquella contenía un poco de comida para gatos, por lo que sin dudar más la entregué en manos del saltarín.- Ten, no vayas a derramarla. Vamos.
- ¡Sí!

Acto seguido, ambos nos dirigíamos hasta el callejón oscuro en donde aquellas hermosas y peludas criaturas de encontraban. En todo el camino no dirigí palabra alguna, ya que sólo me limitaba a escuchar a mi acompañante cantar una de sus locas canciones.
- Gatos~ Gatos~ -Repetía una y otra vez, hasta que llegamos al tan esperado lugar. Como era de costumbre, ahí se encontraba el pequeño de oscuro pelaje esperando por su comida. Jyushimatsu se acercó con cuidado, dejando un poco de comida sobre el suelo para que aquél animal comenzara a comer con toda confianza.

Aquella escena me causaba todo tipo de sentimientos y sensaciones. En primer lugar, Jyushimatsu era realmente adorable ante mis ojos. Bueno, se que pensarás que es raro pensar aquello viniendo de mi pero, es la verdad. Jyushimatsu y yo hemos sido muy unidos desde siempre, él fue el único en tenderme una mano ante mi soledad, por lo que es muy importante para mi su presencia. Podría decirse que es la única persona en la que puedo confiar y actuar con normalidad.
- ¡Ichimatsu nii-san! ¿Estás bien? Hoy estás muy callado. - El timbre de ma voz contraria me hizo sobresaltar, por lo que en un chasquido de dedos me encontraba un tanto confundido y sobresaltado ante el repentino llamado.
- ¿Eh? Ah... Yo... Siempre he sido así, Jyushimatsu.
- ¡Claro que no, Ichimatsu nii-san! Conmigo has sido muy diferente.
- ¿Diferente? Pues... Es por que me agradas.
- ¿De verdad? ¡Te amo, Ichimatsu nii-san! - Aquél azabache con chamarra amarilla se lanzó encima de mis brazos, lo cuál me hizo sonrojar bastante. Como podía decir aquellas palabras con tanta facilidad, ese sinvergüenza...
- No digas eso tan fácilmente.- Por alguna razón me sentía molesto, enojado por completo que no pude evitar empujar al feliz azabache lejos de mi cuerpo.
- Pero si es verdad, Ichimatsu nii-san. Te amo.
- ¡Que no lo digas así, idiota! -Se siente horrible... Pero no se por que me afecta de ésta manera.

Sin más que decir, doy unos cuantos pasos a atrás y corro lo más rápido que mis piernas me permiten. No soy una persona del todo atlética, pero sentía un dolor en el pecho que no me dejaba respirar. Estaba seguro que llegando a casa aquél dolor cesaría.
Al llegar ignoré cualquier saludo, entrando a una de las habitaciones vacías de aquella casa en donde vivía con mi familia, cerrando todas las puertas con seguro. Quería estar solo, no quería ver a ninguno de mis hermanos.
- Demonios...
- ¿Por que estás insultando, Ichimatsu nii-san?
¿Que demonios?
Gire un poco la cabeza y pude divisar al tonto sonriente sobre el pequeño balcón de la ventana, aunque, no tenía la misma sonrisa de siempre. Mas bien, estaba desesperado, jadeante y sudoroso. ¿Había estado corriendo, desesperado para encontrarme? Ha decir verdad había pasado bastante tiempo desde que huí de él.
No pude evitar dar un leve grito de asombro, cuando mis piernas me fallaron por completo, haciéndome caer de espaldas sobre el duro suelo.

- Ugh...-Solté un quejido, dirigiendo mi mirada hacia aquel chico.- ¿Que quieres?
- ¿Por qué estás molesto?
- ¡No estoy molesto, joder!
- Si lo estás. No habías actuado así conmigo hasta que-..
- ¡Cállate, no lo digas! No quiero escuchar eso de nuevo...
- Onii-san...
- ¿No lo entiendes? Es doloroso que me digas algo así como si nada. Somos hermanos, tal vez tú lo dices con una intención familiar pero, suena tan real... Que es doloroso.- ¿Qué demonios estoy diciendo? ¿Por que lágrimas caen por mis mejillas? ¿Por qué las palabras hieren mi pecho antes de salir? Estoy siendo un patán al mal interpretar todo...
-... Te amo.
- ¡¿Que demonios?! ¡Te dije que no lo diji-...

Antes de que pudiera gritar nuevamente, aquél azabache había saltado desde la ventana hasta la habitación, lanzándose sobre mis brazos para luego, en fracción de segundos, posar sus labios sobre los míos. Aquello fue un beso fugaz, intenso, lleno de pasión. ¡¿Quién demonios era él, y que había echo con mi inocente y feliz Jyushimatsu?! No podía llegar a asimilar aquellas caricias, aquellos contactos tan lascivos. Su lengua abría paso dentro de mi boca hasta llegar a mi lengua, la cual lamía; succionaba; mordía con habilidad.

Cuando ambos nos quedamos sin aliento, nuestras bocas se separaron quedando a tan sólo unos pocos centímetros de distancia.

- ¿Ahora me crees?
-... ¿Que demonios ha sido eso? -Aún no podía creerlo.
- Em... Un beso.
- ¡Sí se que fue un beso, idiota!.. Sólo que... ¿Por qué? ¿Por qué a mi? Somos hermanos... - Mi voz volvió a quebrarse. Quería llorar.
- Por que me he enamorado de ti, Ichimatsu nii-san. - Aquella celestial y brillante sonrisa volvió a aparecerse en su rostro, seguido de algunas pequeñas y alegres carcajadas.

¿Enamorado... De mi? ¿Había escuchado bien?.. Que tipo de puta broma es esta.

-... -& finalmente, me encontraba llorando sin ninguna expresión en mi rostro. Sólo lágrimas salían sin cesar.
- ¡¿Ichimatsu nii-san?! - El rostro del azabache cambió de estar feliz, a una desesperación envuelta en pánico. Sus brazos rodearon mi cuerpo con fuerza, cómo siempre lo hacía en los momentos tristes de mi vida.
-... Idiota, por qué no lo dijiste antes?.. - Estaba aliviado, feliz, triste... Un sin fin de emociones abundaban mi corazón, incluso algunas que nunca antes había sentido.
- Jejeje, lo siento. Lo siento. Ya, no llores. - Su voz sonaba tan armoniosa para mis oídos, que por un momento me sentí en paz, hasta que...
- Hey, Ichimatsu, veníamos para saber cómo esta-..

& de la nada, aparecieron nuestros cuatros hermanos en la habitación. Ahí fue cuando me di cuenta que cerrar la puerta con seguro no funcionaba cuando tú hermano mayor manejaba algunas copias...

Amor Entre Sextillizos. (Yaoi/Gay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora