"Quiero Escucharlo Gemir."

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[3:30pm]

-... Ah. -Ichimatsu se encontraba acostado de espaldas en el frío suelo de una de las habitaciones de la segunda planta. El mismo cuarto en donde Jyushimatsu había confesado sus sentimiento por el. - Jyushimatsu... -Su voz sonó sombría, como si viniera de las mismas tinieblas.
- ¿Que pasa, nii-san?-Respondió al llamado el alegre azabache amarillo, el cual estaba a un lado de su hermano mayor.
- Estoy aburrido.- Confesó el serio azabache morado, moviéndose un poco para poder abrazar al chico que se encontraba a su lado. No tenía vergüenza de demostrar su amor por el menor, ya que ambos sentían lo mismo y, estaban solos en la habitación.
- También yo. -Respondió igual de sonriente que siempre el menor, acomodándose en el pecho ajeno cómo si de un niño pequeño se tratase, cerrando un tanto sus ojos.- Me gustan tus brazos, nii-san. Son muy, muy cómodos.
-... Jyushimatsu, si sigues así terminaré perdiendo el control. -Se quejó el mayor con un notorio sonrojo en sus mejillas.-
- No importa, nii-san... -Este otro se había levantado, sentándose en las piernas contrarias mientras mordía su labio inferior. Su rostro lucia un intenso color rojo, además de verse realmente lascivo. El azabache con chamarra morada no pude evitar sorprenderse, tragando un poco de saliva.- Vamos nii-san, quiero sentirte...
- Jyushimatsu... -Sin nada más que esperar, éste se lanzó hasta su presa, aprisionando ambos labios en un apasionado e intenso beso.

Ambos cuerpos luchaban por tenerse cerca, además de los constantes jadeos que rebotaban y se mantenían en las cuatro paredes de aquella habitación. Poco a poco Ichimatsu fue desnudando al menor, hasta dejarlo sólo en paños menores. Podía lograr contemplar una pequeña y húmeda erección sobresaltar debajo de aquella prenda, lo cual le excitaba de una manera loca y desenfrenada.

- Heh, que mojado estas... ¿Te excita la idea de hacerlo con tú hermano mayor, he? Pervertido. -Se burló el mayor, tomando aquél bulto en una de sus manos para comenzar a estimularlo encima de aquella delgada y casi traslúcida prenda.
- N-nii-san... Nnhg! -Gimió el contrario, rodeando el cuello de su hermano mayor para aferrarse más a él y así combatir la desesperación. Quería sentirlo directamente, por lo que aquellas caricias eran muy tortuosas para él.- Apresurate...
- Demonios, por que eres tan lindo... -Se quejó el mayor, bajando finalmente aquella prenda que los interrumpía y sin nada más que decir, introdujo aquel húmedo y erecto falo en su boca, envolviéndolo con su saliva cómo si del dulce más delicioso de tratase.
Jyushimatsu gemía ante aquellas obscenas acciones, apretando la chamarra de su hermano con sus manos cómo si quisiese romperla. Era tanto el placer que en menos de un minuto, llegó al repentino orgasmo, produciéndole incontables espasmos en todo su cuerpo.
- Mmh... Delicioso. -Sonrió el azabache mayor, saboreando aquél espeso y caliente líquido que llenaba su boca.- Vamos, relájate...

Dada la advertencia, éste lamió uno de sus dedos para luego, lentamente introducirlo en la entrada anal de su pequeño hermano. Éste se quejó al sentirlo de aquella manera dentro de él, pero eso no detuvo a Ichimatsu.
Comenzó a mover aquél dedo con velocidad y agilidad, complicado y extasiado por los gemidos de su amante. Cuando introdujo el segundo, éste ya gemía de tremendo placer, y una vez introdujo finalmente el tercero, éste llegó nuevamente al orgasmo, dándole la señal a Ichimatsu que se encontraba preparado.

- Voy a entrar... -La voz de Ichimatsu sonaba agitada, desesperada, como si estuviese totalmente rendido a los pies del azabache menor.
- L-lento, nii-san... -Jyushimatsu se veía tembloroso, pero aquél rostro no perdía el carisma y ternura que tanto amaba el mayor, por lo que lentamente comenzó a hacer presión con la punta de su pene en aquella estrecha entrada.

Poco a poco logró penetrarlo, empujando con cuidado hasta el último punto de su interior, lo cuál hizo ahogar un grito proveniente del azabache menor, rodeándolo entre sus brazos para que éste pudiera sentirse seguro y tranquilo.
Ichimatsu se quedó quieto por varios segundos para que aquél apretado interior pudiera aflojarse y darle paso a las embestidas que tanto deseaba darle, hasta que sintió como el menor comenzaba a mover sus caderas repentinamente.

- Nii-san... Rápido... -Dijo entre gemidos llenos de placer Jyushimatsu, lo cual hizo que Ichimatsu chasqueara la lengua y diera unas cuantas bruscas estocadas, seguidas de rápidas e intensas embestidas.

Nuevamente la habitación se llenó de gemidos y jadeos de puro placer. El sudor, el calor y el amor de ambos chicos les hacia estremecer aún más, a tal punto que ambos llegaron al primer orgasmo juntos pero, no se detuvieron. Ichimatsu seguía con las embestidas pero, en una pose diferente. Jyushimatsu ahora se encontraba con la palma de sus manos y sus rodillas apoyadas en el suelo, siendo embestido sin piedad alguna por su hermano mayor. Ambos bailaban al compás de los gemidos y espasmos, hasta que el menor advirtió.

- N-nii-san! N-no puedo... Me corro! -Exclamó el agitado Jyushimatsu, mordiendo uno de sus labios con desesperación.
- T-también me corro... Jyushimatsu! -Advirtió al mismo tiempo que llegaba al climax el mayor, soltando un pequeño quejido mientras llenaba todo el interior de su amado hermano con aquel cálido y espeso líquido.

Ambos chicos se dejaron caer agotados sobre el suelo, agitados y jadeantes, por lo que Jyushimatsu dejó posar su cabeza en el pecho de su hermano.

- Te amo, nii-san... - Confesó, depositando un pequeño beso en los labios ajenos, siendo inmediatamente aprisionado en los brazos del azabache mayor.
- Tonto. También te amo... -Respondió con una ligera sonrisa el mayor, decidido a quedarse en aquella posición.

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- ¿Ves, Choromatsu? Te dije que lo terminarían haciendo. Ahora, pagame. - Exclamó victorioso el mayor de los hermanos, Osomatsu.
Él y Choromatsu se habían quedado detrás de la puerta en donde se encontraban los dos melosos amantes. Osomatsu se encontraba tranquilo, pero por otro lado Choromatsu estaba totalmente ido. Ya sentía que moriría por haber apostado aquella enorme cantidad de dinero por sus hermanos. Había perdido cualquier esperanza en la humanidad, o en sus hermanos. Aunque, nunca la hubo.

Amor Entre Sextillizos. (Yaoi/Gay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora