"Sin Interrupciones"

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- Mhh~ Mmh~ -Osomatsu se encontraba tarareando una suave melodía, mientras ojeaba una de sus revistas "no porno". Bueno, una que otra chica en bikini se daba a relucir en una plana aleatoria, pero sólo eso [?]
- ¿Que haces, nii-san? -Se acercó Choromatu, un tanto curioso, posando su mentón en la cabeza ajena.
Aquello hizo reaccionar de golpe al azabache rojizo, cerrando con reflejos aquella obscena revista mientras la lanzaba lejos.
- ¡No estaba leyendo la revista de Karamatsu, lo juro! -Exclamó perdido en el pánico, haciendo sorprender de sobremanera al azabache verdoso.
-... No iba a decirte nada sobre eso, Nii-san... -Admitió entre un pesado suspiro el menor, desviando un poco la mirada. Aquella forma tan egocéntrica y engreída de actuar.- No deberías leer revistas que no son tuyas, Nii-san.
- Tsk, mira quién lo dice, Pajamatsu. -Se burló desafiante el mayor, sin pensar cómo podría reaccionar su hermano.
Aquello había sido un paso en falso, por lo que en menos de lo que canta un gallo se encontró en el suelo, sujetado de ambos brazos con el rostro aplastado contra el duro piso de madera.
- No vuelvas a llamarme así. -Amenazó el azabache verdoso. Aquello también había sido un paso en falso, ya que Osomatsu claramente le ganaba en fuerza, por lo que sin poder poner resistencia se encontraba ahora él sobre aquél duro piso. Ambos se encontraban furiosos y fulminantes, clavando la mirada el uno con el otro, sin rendir en cualquier amenaza.
- No me desafies, Choromatsu. Sabes que siempre el hermano mayor gana. -Osomatsu se encontraba más seguro de lo normal, por lo que sin quedarse atrás Choromatsu soltó una sarcástica risa.
- Quién sabe, tal vez te estás confiando demasiado, nii-san.
- Tú, pequeño mocoso...

Eso fue suficiente para que Osomatsu sintiera como la sangre le hervía, lanzándose finalmente a aquellos labios que segundos atrás soltaban amenazas y desafíos, y que ahora se unían en un pasional y salvaje beso. Sus lenguas rozaban con frenesí, mientras sus cuerpos luchaban por sentirse uno.
- N-nii-san, espera... -Jadeó el menor, separándose de aquél acalorado beso.- Están los demás aquí...
- Tch, demonios... -Maldijo el mayor, tomando aquél cuerpo de igual estatura pero al parecer menor peso entre sus brazos, caminando hasta el segundo baño de aquella gran casa. Afortunadamente la casa constaba de dos baños, uno de la planta baja y el otro de la alta, por lo que ambos enamorados decidieron encerrarse capturados por la lujuria y fogosidad en el segundo cuarto de baño.

Una vez adentro, entre besos y algunos tropezones aseguraron de dejar la puerta con seguro, sintiéndose cada vez más atrapados por la adrenalina de ser atrapados en su travesía.
Osomatsu ahora despojaba a Choromatsu de su ropa con lentitud, fijándose en cada gota de sudor que caía por aquél plano y pálido abdomen, recorriendo la linea casi perfecta que definía el comienzo de su entrepierna. Quién diría que el azabache rojizo fuese capaz de notar aquellos detalles tan insignificantes pero hermosos, después de todo se trataba de su enamorado.
- Choromatsu... -La voz de Osomatsu sonó grave, casi como gemido lascivo. Aquello hizo temblar al azabache verdoso, sintiendo como cada espasmo y cada temblor se apoderaban de los rincones más recónditos de su cuerpo, obligándolo a aferrarse a lo más cercano que tenía: el mayor rojizo.

Ambos chicos comenzaron con la labor de acariciarse mutuamente, tomando en sus manos el miembro del otro para comenzar a experimentar aquella obscena y lasciva textura que ambos notaban con nerviosismo y deseo.
- N-nii-san... Quiero lamerlo.. -Admitió el menor, dejando caer con cuidado sus rodillas en el suelo de aquél cuarto, dejando aquél miembro viril frente a su rostro; frente a sus labios.
- ¿Q-que? No es n-necesario... - Reprochó con nerviosismo el mayor, realmente asombrado por las acciones dominantes del chico que hace un rato se estremecía por unas simples caricias, tratando de controlar cualquier impulso.

Después de algunas pocas examinaciones más, Choromatsu continúo con su labor de placer, pasando poco a poco su lengua por la base de aquél falo, llegando finalmente hasta la punta, la cual succionó y mordió con suavidad, creando espasmos en el cuerpo contrario. Osomatsu no podía creer que fuese capaz de hacerlo sentir en el cielo con sólo su lengua, ¡aparte de haberlo mordido! Fue totalmente sacado de si, soltando uno que otro gemido de placer mientras era estimulado de aquella manera tan provocativa.

Aquél miembro era introducido y sacado de la boca del azabache verdoso, sin olvidar los movimientos de sus manos ayudándolo en su trabajo estimulante.
- Choromatsu, es suficiente... -Dijo desesperado el mayor, jalando al menor del brazo para ponerlo de pie, darlo vuelta y dejar su trasero descubierto. Aquellos muslos eran suaves y redondos, por lo que Osomatsu no pudo evitar masajearlos de vez en cuando mientras introducía uno de sus dedos en aquella mojada y apretada entrada, tratando de dejarla lo más floja posible.

De un dedo, pasó a dos, y luego a tres, hasta que sintió aquél cálido interior abrirse para el. Fue cuando supo que estaba listo.
- Voy a meterlo... -Anunció el mayor, poniendo un poco de presión de la punta de su pene en aquella entrada, sintiendo como si fuese invitado a entrar en aquella por la placentera suavidad.
Finalmente fue poco a poco penetrando aquél interior, hasta llegar a aquél punto que inminentemente hizo temblar de pies a cabeza al azabache verdoso, provocándole su primer orgasmo, soltando gemidos de puro placer.

Osomatsu al notar lo bien que él y su hermano menor se sentían, comenzó a aumentar el ritmo en cada embestida, convirtiéndose en brutales y severas estocadas que hacían ahogar gritos lascivos del pasivo.
Ambos cuerpos se movían al compás del placer y deseo sucio, sin detenerse hasta que el azabache rojizo llegaba al orgasmo en aquél estrecho y delicioso interior, dejando a ambos chicos totalmente cansados y agitados. Aquél ejercicio voraz había sido suficiente para dejarse caer ambos sobre el suelo, Choromatsu apoyándose en el pecho ajeno mientras trataba de calmar su respiración, y Osomatsu con los ojos cerrados, cansado de aquél momento de placer mutuo.

- Choromatsu... Te amo. -Confesó el mayor, depositando un pequeño beso en los cabellos ajenos, acariciando y enredando sus dedos en este.
-... También te amo, Nii-san pero... Deberíamos dejar se hacer esto.

Aquello había tomado por sorpresa al mayor. ¿Dejarlo? ¿Le había confesado sus sentimientos, había tenido sexo con el y sólo quería que lo olvidase por completo? Que clase de broma es esa...

- ¿Dejarlo? ¿Tú piensas que estoy haciendo esto por placer? -Dijo bastante cabreado el mayor, por lo que Choromatsu sólo desvió la mirada.
- Nii-san, esto no es correcto. Somos hermanos.
- ¡No me importa que seamos hermanos! ¡Yo te amo! -Osomatsu se molestaba cada vez más, comenzando a subir su tono de voz.
Choromatsu no dijo nada, sólo mantuvo se mirada pegada en el suelo cómo si no quisiese volver a ver aquello ojos que en algún momento amaba con locura. Todo... ¿Había sido sólo un juego?

Amor Entre Sextillizos. (Yaoi/Gay) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora