Su celular vibró alertándole respecto a que una nueva sesión de mensajes había llegado a su cuenta, casi todas las mañanas era lo mismo, Bill se había acostumbrado a su horario y en el mismo lapso de tiempo todos los días le llegaban sus mensajes.
Bill.-Ciph
Mi Pino linda foto, ¿Quién es ese? :)
Oh es un amigo, Wirt.
Ya veo, salen muy bien en especial tú
Gracias Bill. Tú ya no has subido fotos, me gustaría verte más
Lo que pasa es que estoy de viaje y por eso :D
Hablando de ¿En qué trabajas? Siempre he tenido curiosidad
Una empresa de exportación de telas
Qué interesante.
Demasiado y mucho más la mercancía.
¿En serio?
De todas formas, colores y tamaños. Estarías fascinado.
Me tengo que ir Pino, tengo que verificar las telas.
Vale cuídate.
(...)
Bill salió de su hotel, era de los pocos que había en Gravity Falls sin embargo, también era el más grande y de mejor calidad. Su trabajo iba a comenzar o al menos eso quería creer. Los hombres que le acompañaban serían los encargados de raptar a las mujeres de ese pequeño pueblucho, la verdad es que le había quedado de maravilla ese lugar debido a lo rural que era y lo poco que podía intervenir la autoridad, él por su parte, se encargaría por sí mismo de su valiosa mercancía, esa "Mercancía Personal."
Emprendió su caminata, en dirección a una tienda situada en el parque justo a la vuelta del hotel donde el taxi había aparcado con anterioridad, sacó un poco de efectivo de su cartera y se adentró al establecimiento;
—Buenas tardes —Escuchó una voz, una que le resultó tan familiar y a la vez tan desagradable, que podía sentir el bilis acumularse en su garganta. —¿En qué le puedo ayudar? —Esa rutinaria falsedad de quien desea lamerle las pelotas a los clientes le asqueaba.
—Hola —Miró por todo alrededor de la camiseta del joven encontrando ahí una pequeña tarjetita rectangular cuya leyenda ponía el nombre en letras oscuras del emisor de ventas, por lo menos sería excusa suficiente para poder "conocer por primera vez" su nombre a pesar de tenerlo bien grabado en la lista negra. —Wirt —Dijo con semblante serio, sin siquiera fingir su tan amable faceta de hipocresía y coquetería. —Me gustaría un cigarro.
—Claro en un momento —Dijo el castaño buscando entre la estantería de donde bajó tres cajetillas de venta individual de cigarrillos con el afán de darle la libertad al comprador de elegir el que le apeteciera. —¿Usted no es de por aquí verdad? —La impertinencia de el menor era lo que más le calaba y le hervía en la sangre, la manera tan natural de ser un jodido entrometido, un bastardo fingiendo interés, eso sí que le hacía lamentarse de verle la cara. Mordió parte de su mejilla interna aguantándose las tantísimas ganas de cometer un homicidio, de volarle los sesos, de echarlo en una fosa, de venderle hasta que ese maldito mocoso desapareciera por completo. Reprimió todo instinto homicida concentrándose en el simple movimiento de elegir un cigarro y largarse.
—¿Tendrás algún encendedor? —Cuestionó el rubio dignándose a esbozar una muy efímera sonrisa que pretendía ser empática, era bastante bueno en el arte de ocultar sus sentimientos y acciones, de controlarlos a voluntad, su trabajo le había brindado dicho don con el paso del tiempo, pero este chico, este sí que era su límite.
—Muchos hombres mayores suelen fumar de esa marca.
—¿Ah sí? —Habló con el cigarrillo entre los labios acercando el encendedor para que la flama pudiese dar con el inició. Un vez dio la primera calada corroborando que estuviera prendido apartó el encendedor y, viendo que el metal de donde la llama surgía seguía caliente, apartó la mirada fingiendo dejarlo sobre la mesa con la mera intensión de ponerlo encima de la mano de Wirt provocándole una quemadura, no tan grave pero por el momento sí que dolorosa.
—¡Ah! —Con velocidad el castaño apartó su mano meneándola de arriba abajo con el fin de que el aire le diese sobre la nueva quemadura.
Bill, con la mayor actuación posible arqueó sus cejas y le miró con falsa preocupación.
—Oh mierda lo lamento muchísimo, no era mi intención, juraría que tenía bien calculada donde estaba la mesa —Habló fluido, con un tono de voz dulce, suave con el fin de que se comiese la mentira completa.
—No pasa nada señor —Asintió Wirt con una humilde sonrisa, cubriendo su herida con la mano libre. —Son accidentes, nada más que eso.
—Sí, sólo eso —Dijo Bill inhalando el humo y expulsándolo con sutileza hacia la cara del castaño, aguantándose la risa, o bien la carcajada que deseaba soltar.
Dejó el dinero sobre la mesa donde segundos antes le había quemado, llevó su mano libre a el bolsillo del pantalón y sin más, salió de ahí. Su atención la cual iba hacia el humo que con experiencia expulsaba sin problema alguno, se dirigió enteramente hacia el parque de enfrente y sonrió, sonrió porque sus ojos percibieron el encanto que le había hecho gastar millones de dólares con tal de estar ahí. Su rumbo se interrumpió, desviándose justo a el parque de ahí en donde buscó una banca de las que estaban frente a Dipper pero a su vez no tan obvias de ubicación. Se sentó con comodidad, moviéndose de un lado a otro antes de mirar con disimulo en dirección a el menor, se mantenía sentado mirando de izquierda a derecha, como en busca de algo en concreto.
—Esto no se pondría mejor... Creo que lo seguiré de lejos —Se dijo a sí mismo sacando su celular y ejerciendo una llamada mientras que volvía a expulsar el humo por sus labios suspirando de satisfacción.
Pudo apreciar como una inocente sonrisa se formaba sobre los labios del castaño en cuanto vio la pantalla y, con las mejillas sonrojadas se dignaba a contestar pasados unos segundos "Te encanta hacerte el difícil" pensó.
—¿Bueno?
—Hola Pino, ¿Qué haces?
—Ahm, pues esperaba a una amiga pero, al parecer no llegará y estoy pensando en regresar a casa —Un adorable puchero se formó en sus labios, uno que derritió por completo al Cipher ¿Acaso esas caras siempre las ponía cuando él le llamaba? Se sentía de ensueño.
—¿A tu casa? ¿No estás ahí? —Cuestionó con un tono aniñado, dándole otra inhalada a su vicio.
—Estoy en un parque —Avisó, juntando sus rodillas y apoyando su mano libre en ellas.
—Oh ya veo... ¿Qué te parece que hablemos un rato en lo que llega tu amiga? Y, en dado caso de que no llegara te regresas, sería peligroso andar de noche.
—¿Preocupado? —La forma en la que Pines se mordió el labio inferior le pareció maravillosa.
—Quizá —Relamió sus labios, emitiendo una ronca risa. —Eres muy valioso Pino.
Un intenso escalofrío le erizó toda la piel a Mason, aquel tono de voz le resultó escalofriante al igual que aquella risa en concreto. Había notado que esa última semana Bill había estado comportándose raro o deseaba que fuese imaginación suya.
Quería creer en la segunda opción.
¿Por qué no se dio cuenta en ese momento?
Deberían odiar a Bill, no amarlo >:(
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Sólo Un Mensaje
FanfictionMensajes y más mensajes. Eran la forma por la cual un joven se comunicaba con dos extraños, uno eternamente enamorado de él mientras que el otro, bueno era un enfermo, acosador y depravado que anhelaba fuertemente, encaprichado, obtenerle a toda cos...