Capitulo 2 : La Pesadilla

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Nora se encontraba sentada en una silla, amarrada a esta, sin poder soltarse. Solo le quedaba mirar hacia todos los lados posibles.

Era una habitacion gris, mas bien rodeada por paredes de metal. Una puerta frente a ella, a unos 7 metros de distancia, que era iluminada por dos bombillas que parpadeaban, como si estuvieran a punto de fundirse.

-H-Hola...?- dijo algo paralizada al ver como alguien abria la puerta, haciando un chillido que mostraba que estaba oxidada.

Un enorme hombre con una armadura de metal, entraba en la habitacion, jalando a alguien consigo detras.

Lanzo a la chica al suelo, dejandola tirada.

-M-Mama...- trartamudeo al verla - Mama!- grito, pero parecia no escucharla.

-¿Como es que puedes controlarte?!- le grito en hombre con el casco de hojalata. -Esos malditos gusanos te debieron haber comido el cerebro-.

La chica solo se levanto debilmente, y le sonrio al hombre.

-Un alma pura no puede ser quebrantada- dijo con una sonrisa que se burlaba de el.

-Inutil...!- saco su cuchilla y le hizo un corte profundo en la pierna.

-Agh!...- cayo al suelo tomandose con fuerza la herida.

-Mas tarde volvere- dijo dandole la espalda y caminando a la puerta - Si es en vano que te haya resguardado aqui, deberias al menos obedecer a mis ordenes, pero parece que tendre que casrigarte de nuevo-.

-No obedecere las ordenes de un maldito asesino...- dijo jadeando de dolor.

El hombre solo salio de la habitacion y cerro la puerta con candado.

Akari rompio un pedazo de tela de su ropa, y cobriendo su herida la amarro para que detuviera el sangrado. La chica se recargo en la fria pared, con una sonrisa en su rostro muy tranquila, y con una lagrima cayendo por su mejilla, la cual limpio inmediatamente.

-No puedes mostrarte debil Akari...- se dijo a si misma.

-Mami...- la pequeña pasmada por la escena forcejeaba para romper las sogas que la tenian amarrada a aquella silla.

En ese momento, Akari se retorcio, poniendose a cuatro en el suelo y tociendo algo de sangre. Un enorme gusano salio expulsado de su boca, el cual se movio rapido escapando por una pequeña tuveria que habia entre las paredes. Akari se limpio la boca con asco y volvio a recargarse en la pared calmando su respiracion.

-Parece que me siguen protegiendo...eh?- sonrio algo cansada mirando un amuleto que guardaba en su bolsillo. -Mientras tenga esto... Ellos no pueden romper mi mente...- abrazo el amuleto como si se tratara de algo valioso.

Nora la veia con ojos cristalinos, ¿Como era posible que viera todo eso? Talvez fuera un recuerdo de su madre...o una simple pesadilla. No le importaba ya, queria salir de ahi ya!

-Haruki.. Mama... Papa...- susurro Akari mirando al techo - Prometo que saldre de aqui... Y vengare la injusticia que no hizo ese maldito...-. Sonrio forsozamente.

Es ese momento, la puerta de abrio de golpe, una chica junto con una clase de perro negro delgado hasta los guesos, un tigre armado y una clase de pez con patas metalicas entraron a la habitacion.

-Destructor pidio que castigaramos a la pricesa- dijo Karai con una sonrisa burlona.

Akari los miro debilmente guardando el amuleto en un lugar donde no se le fuera a caer.

Karai la tomo por el cuello de la blusa y la levanto, dejandola cerca de su rostro y con sus piernas colgando.

-Disculpa presiosa- dijo poniendole apodos, pues nadie sabia su nombre - pero debiste aceptar esta vez- se burlo de ella.

-T-Todo esta perdonado...- le respondio con una sonrisa debilmente, mientras sentia que perdia el aire.

Karai molesta le tumbo estampandola contra la pared.

-Encargense de ella, haganla sufrir si quieres, pero mantenganla viva- ordeno friamente mientras se retiraba.

Los tres mutantes sonrieron maliciosamente. Rahzar la tomo y con sus garras la colgo en la pared tomandola del cuello. Akari forsejeaba, pero ya estaba demasiado debil.

-Podremos divertirnos de otra manera cariño...- dijo Tiger Claw mirandola amenazante. -Quitente la ropa....-

-N-No! D-DETENTE!- grataba Akari suplicando e intentando liberarse.

-MAMI!!!!- Grito Nora despertando de su horible sueño, alarmando a Akari que llego de inmediato a la habitacios de su pequeña hija.

-Kiara!- se asusto abriendo la puerta y corriendo hacia ella - ¿Q-Que pasa...?- la miro asustada y abrazandola.

Kiara la abrazo, ocultando su rostro lleno de lagrimas en su pecho.

-S-Solo fue una pesadilla- temblaba la pequeña aferrandose a su madre.

-Tranquila mi amor..- le beso la frente para calmarla y limpiarle sus lagrimas.

Kiara se quedo viendo el cuello de su madre, en este traia aquel amuleto que habia visto en la pesadilla, lo tomo delicadamente con sus manos y lo miro. -¿Que es esto mami...?- le pregunto inocente.

-Oh... ¿Este amuleto?- lo miro sonriendo - Lo tengo desde que era pequeña... Tus abuelos me lo dieron y me digeron que mientras lo tuviera, estaria protegida de todo lo que quiesiera romper la pureza de mi alma...- rio ligeramente - o algo asi-.

Kiara abrazo a su madre fuertemente.

-No quiero que te pase nada mami...-

-Princesa...- acaricio su cabello -Mami siempre estara aqui...- señalo a su pecho refiriendose a su corazon. -Con el tiempo aprenderas a darle tu corazon a mas personas, pero jamar olvides - tomo sus manos - que tu eres la unica que decide quien puede lastimarlo o no-. Le sonrio con sinceridad.

-Gracias mama...- se limpio una ultima lagrima.

-Yo...- miro su amuleto -Creo que es hora de que tus abuelos, y tu tia Haruki te protejan - se quito el amuleto y se lo coloco en el cuello a Kiara.

Esta lo miro con los ojos brillosos, abrazando a su madre de nuevo, logrando captar ese hermoso aroma a rosas que siempre tenia.

-Jamas dejes que alguien mas decida como controlar tu vida- acaricio su espalda que ers cubrido por un lindo vesridito blanco que usaba para dormir.

Kiara se refugiaba en el pecho de su madre, mientras veia de reojo algunas marcas que tenia el sus brazos.

-"No pudo haber sido una simple pesadilla..."- se dijo a si mismo mientras cerraba los ojos y se volvia a quedar dormida.

Akari la recosto en su cama y la cubrio con la suave manta, para mentenerla en calor. Se levanto de esta y camino hacia un ventanal que habia en la pared, el cual mostraba la hermosa luna que iluminaba aquella noche.

Recargo su cuerpo en la pequeña pered que habia, mirando con una sonrisa el cielo, para despues cerrar ligeramente los ojos y dar un suspiro.

-Mañana iremos a Nueva York...- suspiro - Esperanos Leo...- volvio a abrir los ojos y sonreir al cielo.

Continuara...

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