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Mi nombre no importa.
Tampoco mi procedencia.
Y mucho menos mi pasado.

Hablaré de mi «especialidad»
Suelo ir de ciudad en ciudad con una sola mochila.
No tengo ni trabajo, ni amigos, ni familia. Solo yo. No necesito nada más.
Mi familia me abandonó en un manicomio a los 19 años por matar sin querer al gato de la vecina. ¿Cómo iba a saber que era la séptima vida del maldito gato?
Pero según los seres que dicen ser mi familia hago esto desde pequeño. Cuando los demás niños jugaban entre ellos yo colocaba una caja a mi lado y me sentaba en el césped de mi casa al lado de mi abuela. Cuando algún insecto se posaba a mi alrededor lo descuartizaba con mis pequeñas uñas. Pero lo que más temían mis padres eran la facilidad con la que lo hacía. Y que solo cuando hacía eso, solo entonces sonreía.
Y es que solo al ver como esos seres diminutos morían en mis manos sin poder hacer nada para remediarlo, me hacía feliz.
Y me sigue haciendo feliz.
Yo me considero un buscador de mi autofelicidad.
Otros me llaman asesino.

Y Luego Silencio [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora