La lectora

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Lo cierto es que Erika era perfecta.
Tenía el pelo largo, hasta la cintura, de un rubio que aseguro que era natural. Unos ojos enormes de color gris que te helaban el cuerpo. No tenía un cuerpo de infarto para ser honestos. Más bien estaba entradita en carnes.
Pero era hermosa.

Recuerdo que tenía la piel de un tono moreno claro. Se recogía el pelo en un moño alto o en un par de trenzas.
Sé que tenía complejos por su peso. Se  le notaba al vestir.
Nunca la vi enseñando las piernas, siempre iba con pantalones largos o faldas y vestidos hasta los tobillos.

La vez que hablé con ella llevaba unos vaqueros azul claro desgastados y una camiseta rosa de manga corta. Estaba preciosa...

FLASHBACK
Me enciendo un cigarro mientras observo el parque de Ravenclow delante de mi.
Estamos en otoño y las hojas de los árboles adornan el suelo creando una alfombra gigantesca de colores marrón, naranja y amarillo.
El viento mueve estas hojas de un lado hacia otro creando un sonido embriagador.

A lo lejos una chica está sentada debajo de un árbol. Rodeada de las hojas otoñales lee un libro de pasta gruesa.
La observo por unas horas y veo a medida que avanza el libro como cambia sus expresiones faciales.
La he visto reir por alguna ocurrencia o situación de los personajes, la he visto asustarse, la he visto preocuparse, y la he visto llorar. Alguna que otra vez ha gritado «Maldito escritor asesino» Supongo que porque habría muerto algún personaje querido por ella.
Pero fue irónico escuchar de sus labios decir la palabra «asesino». Incluso una palabra de ese tono suena hermosa saliendo de ella, de sus labios.

De repente cierra el libro, suspira y mira al cielo sonriendo mientras sujeta el libro contra su pecho con fuerza.
Esto sólo puede hacerlo una lectora. Es la primera vez que veo a una, y están en peligro de extinción.

A lo lejos un grupo de tres chicos se acerca por el camino que está cerca de ella. Erika al verles empieza a recoger sus cosas rápidamente y se levanta a prisas. Pero al hacer esto se le cae la mochila y todas sus cosas se caen al suelo. Se pone de rodillas rápidamente y empieza a recogerlo todo. Pero los chicos ya la han visto y han acelerado el paso.

—Eh, rata de biblioteca.
Erika le ignora y sigue recogiendo pero el chico le da una patada al libro que estaba leyendo.
—¡Estúpido lo vas a romper!
—Anda, sólo se defiende cuando se trata de sus libros. La rata esta no tiene más amigos que sus estúpidos libros, y porque no tienen patas que si no saldrían corriendo al verla.

El grupo entero se empieza a reír y Erika entre lágrimas se va corriendo de allí. Me levanto de mi sitio y me dirijo a donde se dirigía Erika.
La busco por diez minutos y la encuentro sentada en un escalón de un portal llorando. Tenía la cabeza dejada caer de las rodillas y las manos cruzadas debajo de estas.

Me acerco lentamente a ella, advierte mi presencia y levanta la cabeza a mi dirección. Yo le saludo agitando la mano y le sonrío. Ella solo me mira, está analizandome, viendo si puede fiarse de mi. Pregúntandose quién soy, que quiero.

Llego a su lado y me siento con ella.

-Hola, ¿estás bien?

-...

-He visto que esos chicos te estaban molestando. ¿Por qué?

-...

-No piensas hablarme,¿no?

-...

-Ya veo- esta chica no va a hablarme, es demasiado insegura y tiene demasiado miedo.-Mi nombre es Andrés. Tengo 22 años y soy Piscis. Me gusta observar, y ayudar a la gente como tú a ser felices, a solucionar sus problemas. Si me dejas.

Y Luego Silencio [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora