El martes y el miércoles transcurrieron sin contratiempos... al menos en lo referente a los posibles envíos o mensajes de Famke. Pero Hyuna sabía que aquello no había terminado.
Era un juego y Famke era quien lo dirigía.
—Relájate
Hyuna miró a Lay de reojo mientras éste detenía el coche ante la elegante mansión de Brad y Nikki Wilson.
—Estoy perfectamente relajada.
Lay decidió no seguir con el tema, pues sus anfitriones ya los esperaban a la puerta de la casa.
—Estás preciosa —dijo Nikki tras los saludos de rigor—. Me encanta tu collar. ¿Es un regalo reciente?
«Puedes hacerlo», se dijo. «Se te dan bien los acontecimientos sociales». Había sido educada y preparada para aquello.
—Gracias —dijo con una sincera sonrisa.
Había elegido un elegante vestido negro para la ocasión y sabía que proyectaba la imagen de una mujer joven sofisticada y segura de sí misma.
¡Cómo podían engañar las apariencias!
Permaneció junto a Lay mientras saludaban al resto de los invitados y disfrutaban del excelente Chardonay servido por el personal contratado por sus anfitriones.
Hyuna empezó a relajarse, pero, inevitablemente, siempre había alguna persona que dejaba a un lado el sentido común con el afán de iniciar una conversación estimulante.
—He visto que últimamente has sido objeto de la atención de la prensa —comentó una de esas personas.
Hyuna contuvo el aliento mientras se preguntaba cómo reaccionaría Lay.
—Es interesante ver cómo la prensa es capaz de tomar un acontecimiento del pasado, añadirle unas insinuaciones y arrastrarlo al presente —replicó Lay en tono engañosamente desenfadado.
—Supongo que resulta bastante... angustioso, ¿no?
—Especialmente para mi esposa.
Hyuna colocó la mano en la que le ofreció su marido y sus labios se curvaron en una cálida sonrisa.
—Ese asunto carece de importancia para mí, querido —mintió, y logró seguir sonriendo mientras Lay la besaba en la mano.
¿Habría hecho su marido aquello a propósito para dar una imagen ante los demás invitados, o habría sido para tratar de que se relajara?
A Hyuna le habría gustado creer que había sido por lo último.
El resto de la velada transcurrió sin nuevas menciones del asunto y Hyuna y Lay pudieron disfrutar relajadamente de la excelente cena organizada por sus anfitriones.
—Estás muy callada —dijo Lay mientras conducía de vuelta.
Hyuna volvió el rostro para contemplar su fuerte perfil.
—Ya he hablado bastante durante la cena.
—¿Estás cansada?
—Sí —contestó Hyuna. Lay podía interpretar su respuesta como quisiera.
Pero fue ella quien permaneció despierta y anhelando las caricias de su marido largo rato después de que éste se hubiera dormido.
¿Cómo reaccionaría si se animara a acariciarlo para seducirlo? La posibilidad de que la frenara fue suficiente para evitar que diera ningún paso en aquella dirección.
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Matrimonio de Conveniencia
RomanceHyuna y Lay Giancarlo sabían muy bien lo que hacían cuando decidieron casarse por conveniencia. Ellos sólo tenían que comportarse en público como una pareja feliz para crear una alianza entre sus poderosas familias. Un año después, las cosas habían...