El lunes, mientras regresaba a casa tras un día en que todo había ido mal en la oficina, Hyuna recibió un mensaje de Lay en el que le decía que no lo esperara a cenar porque debía asistir a una cena de negocios.
Aquello apenas le hizo alzar una ceja, pero no sucedió lo mismo con la llamada que recibió poco después, mientras aguardaba ante un semáforo en rojo en Toorak Road.
—No esperes levantada —le informó una conocida voz femenina con una ligera risa—. Pienso estar con él hasta muy tarde.
Famke.
Hyuna no necesitó mucho para sumar dos más dos... ¿pero la conclusión era la correcta, o se trataba tan sólo de un intento más de la actriz de crear problemas?
Su primer impulso fue llamar directamente a Lay para que le dijera la verdad, pero el semáforo se puso en verde y tuvo que esperar hasta llegar a casa.
Pero cuando finalmente lo llamó saltó directamente el buzón de voz. Tras un momento de duda decidió colgar sin dejar ningún mensaje.
La posibilidad de que Lay estuviera cenando con Famke estuvo a punto de destruirla. Imaginarlos compartiendo el vino, la comida, las miradas, la anticipación... hizo que se le desgarrara el corazón.
Pero había asuntos prácticos que atender y cuando entró en la cocina lo hizo con una sonrisa.
Tras saludar a Rosa le dijo que Lay no iba a cenar en casa.
—Puedes comer con tu marido lo que has preparado.
—¿Y usted? —preguntó Rosa, preocupada—. Necesita comer.
El mero hecho de pensar en la comida hizo que Hyuna se sintiera enferma.
—He almorzado fuerte —no era cierto, pero no quería entrar en explicaciones—. Me prepararé algo ligero más tarde —con una sonrisa, añadió—: Vete tranquila.
Rosa pareció dudar.
—¿Está segura?
—Totalmente.
Cuando Rosa se fue, Hyuna decidió que lo que necesitaba era distraerse.
Tras tomar una ducha y cambiarse, trató de concentrarse un rato viendo la televisión, pero fue inútil. Seguía sintiéndose inquieta como un animal enjaulado, poseída por una tensión que no hacía más que aumentar mientras hacía verdaderos esfuerzos para tratar de no dejarse llevar por su imaginación.
Quería llamar a alguien... ¿pero a quién? ¿A Shannay? Pero Shannay estaba asistiendo a una cena con Tom.
Finalmente decidió retirarse a su estudio a pintar.
Situado entre el garaje y la casa, el espacioso estudio contenía todo lo que necesitaba para satisfacer su inclinación artística. Era una afición, algo que agitaba su alma y le permitía expresar sus emociones con pintura en un lienzo. Solía hacerlo a la vez que escuchaba música, y para ello tenía un equipo de sonido y montones de CD's de toda clase de música en un rincón del estudio.
Aquella noche necesitaba algo con espíritu, tempestuoso. Y preferiblemente a buen volumen.
Colocó un lienzo en el caballete, seleccionó las pinturas... y empezó. El rojo, el negro, las salpicaduras cié naranja, empezaron a tomar una forma abstracta.
Expresiva, explosiva, la pintura reflejaba algo digno de haber sido interpretado por algún psicólogo.
Pero a Hyuna le daba igual. Aquello le servía como catarsis y acabó perdiendo la noción del tiempo.

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Matrimonio de Conveniencia
Lãng mạnHyuna y Lay Giancarlo sabían muy bien lo que hacían cuando decidieron casarse por conveniencia. Ellos sólo tenían que comportarse en público como una pareja feliz para crear una alianza entre sus poderosas familias. Un año después, las cosas habían...