Hyuna paseaba del brazo de Santo Giancarlo por los jardines de la casa de éste mientras Lay permanecía en el interior hablando por teléfono.
El parecido entre abuelo y nieto era inconfundible, y Hyuna no pudo evitar preguntarse si treinta años más adelante estaría allí para atestiguar la transformación de Lay, o si ya habría tenido que unirse al club de las «primeras esposas» tras haber sido sustituida por una jovencita.
—Estás pensando —dijo Santo.
Hyuna se volvió hacia él.
—¿Y eso está mal?
—Depende de la importancia del pensamiento.
¡Desde luego, resultaba bastante difícil no conceder importancia a la mujer que amenazaba con destrozar su corazón!
—Puedes contar con la lealtad de Lay —añadió el anciano.
¿De dónde habría salido aquel comentario tan críptico?, se preguntó Hyuna. ¿Acaso era tan transparente?
—Lo sé —contestó. ¿Pero era así? Ya empezaba a tener serías dudas sobre su capacidad de saber nada.
—Ya hemos recorrido el jardín entero y aún no me has contado qué te preocupa.
Hyuna decidió que debía esforzarse más en sonreír y en jugar a «me encuentro perfectamente».
—¿Por qué imaginas que me preocupa algo?
—Achácalo a mi experiencia leyendo entre líneas la mente femenina.
Hyuna estuvo a punto de preguntarle qué creía leer en la suya... pero pensó que tal vez no iba a gustarle la respuesta.
Lay estaba hablando por su móvil cuando entraron en la sala de estar. Era la tercera llamada consecutiva desde que Hyuna y Santo habían salido a pasear al jardín.
Acababan de terminar el café después de comer cuando Lay dijo que debían irse. Tenía que preparar un informe y al día siguiente volaba a Sydney por un asunto de negocios.
—¿Crees que podrás dejar cerrado el trato mañana? —preguntó Hyuna mientras regresaban a casa.
—Me temo que no. ¿Supone algún problema?
—Claro que no.
¿Sabría Famke que Lay se iba de la ciudad? Y si era así, ¿planearía encontrarse con él en Sydney?
El mero pensamiento de que fuera una posibilidad real estuvo a punto de destruir a Hyuna.
No volvió a pronunciar palabra durante el trayecto de regreso y al llegar a casa se limitó a asentir con la cabeza cuando Lay reiteró su intención de completar el informe que tenía entre manos.
Se acostó con una novela y leyó un rato con la esperanza de sumergirse en la trama y olvidar sus preocupaciones.
Pero fue inútil. ¡No lograba apartar de su mente la imagen de Famke en brazos de Lay!
Ya era casi medianoche cuando Lay entró en el dormitorio, se desvistió y la abrazó tras meterse en la cama.
Hyuna no se movió y él resistió la tentación de despertarla.
Estar ocupada era una ventaja, decidió Hyuna mientras atendía una llamada tras otra, participaba en una conferencia telefónica y asistía a una reunión.
Pero según iba pasando el día fue imposible no pensar en Lay y en cómo pensaría pasar la tarde. ¿Asistiría a una cena de negocios... o a una cena para dos en la suite de su hotel, con Famke?
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Matrimonio de Conveniencia
RomanceHyuna y Lay Giancarlo sabían muy bien lo que hacían cuando decidieron casarse por conveniencia. Ellos sólo tenían que comportarse en público como una pareja feliz para crear una alianza entre sus poderosas familias. Un año después, las cosas habían...